Dispares expectativas tiene el movimiento ecologista en Chile acerca de la política ambiental que llevará a cabo durante los próximos cuatro años la presidenta electa, la médica socialista Michelle Bachelet.
El 22 de noviembre de 2005, en plena campaña presidencial, Bachelet suscribió 10 compromisos ante reconocidos líderes ecologistas, entre ellos el director del Instituto de Ecología Política, Manuel Baquedano, la directora de la red Chile Sustentable, Sara Larraín, y el director ejecutivo de Fundación Terram, Francisco Pizarro.
"Somos muy optimistas, ya que la presidenta electa ha reiterado en varias oportunidades que va a cumplir lo prometido y nuestro acuerdo se hizo públicamente", aseguró Baquedano a Tierramérica.
El ambientalista destacó que por primera vez desde el retorno a la democracia, en 1990, la Concertación por la Democracia, coalición gobernante de centroizquierda, cuenta con mayoría en ambas cámaras del Congreso, lo que según sus proyecciones facilitaría la aprobación de algunas iniciativas.
A pesar de que Bachelet no se ha pronunciado directamente contra la planta de celulosa Celco, acusada de la muerte de cisnes de cuello negro en el sur del país, sí ha cuestionado el proyecto minero Pascua Lama, que busca remover tres glaciares en el norte de Chile, y acoge planeamientos ambientalistas sobre la ley de bosque nativo.
Según Baquedano, cerca de 75 por ciento del movimiento ecologista habría apoyado este acuerdo político. Pero Lucio Cuenca, coordinador general del Observatorio Latinoamericano de Conflictos Ambientales (OLCA), lo desmiente.
A juicio de Cuenca no existen parámetros para medir la real adhesión del mundo ecologista al futuro gobierno de Bachelet, debido a la enorme diversidad que caracteriza a las organizaciones no gubernamentales abocadas a los temas ambientales en Chile.
Advierte, además, que ocho días antes de las elecciones del 15 de enero, donde Bachelet derrotó al candidato derechista Sebastián Piñera, una veintena de organizaciones participaron en una "jornada de reflexión, acción y movilización" para manifestar sus demandas, las cuales "no habían sido acogidas por ninguno de los candidatos".
Algunas de esas organizaciones son el Consejo de Defensa del Valle del Huasco, que encabeza la campaña "No a Pascua Lama", la Red de Acción en Plaguicidas y sus Alternativas en América Latina, Acción por los Cisnes, OLCA y la Fundación Oceana, liderada por el economista Marcel Claude.
Pese a que los compromisos asumidos por Bachelet son compartidos por el grueso del movimiento ecologista, un importante sector los considera insuficientes y pone en duda que se cumplan.
"Si se cumple todo lo prometido daríamos un paso adelante, pero creemos que no es suficiente, ya que se requiere cambiar aspectos fundamentales del actual modelo de desarrollo, que se basa en la explotación y sobreexplotación de los recursos naturales del país", dijo Cuenca a Tierramérica.
Dentro de los compromisos destaca la creación del Ministerio del Medio Ambiente, de la Subsecretaría (viceministerio) de Recursos Naturales y Biodiversidad, de la Superintendencia Ambiental y del Servicio Nacional de Parques Nacionales.
La actual Comisión Nacional del Medio Ambiente pasaría a constituirse en una Subsecretaría de Gestión Ambiental.
La ex ministra de Salud y Defensa del presidente Ricardo Lagos también accedió a generar una autoridad ambiental municipal, enviar al Congreso una Ley Marco de Ordenamiento Territorial, establecer un Sistema de Cuentas Ambientales y ampliar el Fondo Ambiental para apoyar centros de estudio y organizaciones de la sociedad civil.
Bachelet aseguró que durante su mandato no se dará visto bueno ni a la inclusión de la energía nuclear ni a la apertura del país a los cultivos transgénicos comerciales.
Por último, la médica socialista de 54 años "reorientaría los subsidios (estatales) y mecanismos de fomento (productivo) y reformularía los instrumentos económicos existentes para internalizar costos y prevenir pasivos ambientales".
No obstante, según Cuenca, existen numerosas razones para dudar de que la presidenta electa cumpla lo expresado.
"El gobierno de Bachelet es presentado como continuidad de la administración del presidente Lagos, que a nuestro juicio ha sido ambientalmente regresiva. Todo lo que se había avanzado en materia de institucionalidad, conciencia ecológica y participación ciudadana tuvo un retroceso importante durante estos últimos seis años", arguyó.
El dirigente advirtió la incongruencia entre los dichos de Bachelet y los del actual ministro de Minería, Alfonso Dulanto, quien reconoce negociaciones con empresas extranjeras para instalar plantas nucleares generadoras de electricidad en el norte del país.
Cuenca tampoco percibe buena disposición de parte del empresariado en cuanto a contribuir a una política de desarrollo sustentable para Chile, "ya que industrias como la salmonera, forestal y minera, que ganan mucho dinero pero aportan muy poco en empleo e impuestos, tienen un gran impacto ambiental", concluyó.
* La autora es corresponsal de IPS. Este artículo fue publicado originalmente el 21 de enero por la red latinoamericana de Tierramérica.