Con el puño izquierdo en alto y la diestra en el pecho, Evo Morales prometió la recuperación de los recursos naturales y un drástico plan contra la corrupción para salvar a Bolivia, al asumir como el primer presidente indígena en la historia independiente de América del Sur.
El líder del izquierdista Movimiento al Socialismo (MAS) pronosticó en su discurso ante el Congreso legislativo, tras jurar este domingo como el mandatario número 65 de este país, el inicio de 500 años de gobierno bajo la conducción de los pueblos originarios, tras igual lapso de lucha contra el colonialismo.
"Con Morales, hoy comienza el liderazgo continental indígena para decirle al mundo que termina la discriminación con el gobierno de los pueblos originarios", expresó luego el vicepresidente, Álvaro García, ante una concentración popular realizada en la céntrica plaza San Francisco luego de finalizar el acto protocolar de toma de mando en el parlamento.
Una celebración popular, caracterizada por la manifestación folclórica de los pueblos andinos y de la amazonia, le dio marco a los actos de posesión del primer mandatario de este origen de Bolivia, donde más de 60 por ciento de sus 9,2 millones de habitantes son indígenas y 70 por ciento viven en la pobreza.
Una decena de jefes de Estado y de gobierno llegaron a Bolivia para los actos oficiales, entre ellos los presidentes Néstor Kirchner, de Argentina, Luiz Inácio Lula da Silva, de Brasil, Álvaro Uribe, de Colombia, Alejandro Toledo, de Perú, y Hugo Chávez, de Venezuela, además del heredero de la corona de España, el príncipe Felipe de Borbón.
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Entre los visitantes se destacó la presencia del presidente de Chile, Ricardo Lagos, un hecho histórico dado que ambos países mantienen sus relaciones suspendidas desde 1978 como resultado de los reclamos de La Paz de una salida soberana al océano Pacífico, que perdió en la guerra de 1879.
Con halagos, Morales agradeció la visita de Lagos, el primer mandatario de ese país en asistir a una transmisión del mando en Bolivia en 50 años.
En su discurso inaugural, precisamente, pidió al pueblo y organizaciones sociales una "reparación del tema histórico pendiente", haciendo referencia a la pérdida territorial de Bolivia, en la llamada Guerra del Pacífico, que también involucró a Perú contra Chile.
"Inauguramos la segunda guerra de la independencia", agregó con énfasis Morales, perteneciente a la etnia aymara, emocionado hasta las lágrimas poco después de recibir la banda presidencial y la medalla del Libertador Simón Bolívar.
La ceremonia se cumplió exactamente cuatro años después de que este dirigente de los cultivadores de coca fue expulsado "con ignominia" del Congreso gracias a los votos de una coalición impulsada por el entonces presidente Jorge Quiroga (2001-2002), el mismo dirigente derechista al que superó en las elecciones del 18 de diciembre.
El entonces diputado Morales fue culpado, en enero de 2002, de ser el autor intelectual de la muerte de un oficial del ejército y su esposa, en el marco de la represión de las protestas campesinas en el Chapare, en la zona semitropical del central departamento de Cochabamba. Empero esa acusación nunca fue probada.
"Cuando fui expulsado anuncié que volvería con 40 diputados y, probablemente, con 80, y hoy cumplo mi palabra", expresó, en referencia a su triunfo electoral con 53,7 por ciento de los votos, que le permitió llegar al gobierno de modo directo sin necesidad de una segunda vuelta en el Congreso, el primero en lograrlo de este modo desde la recuperación democrática en 1982.
"Evo es asesino, es terrorista y narcotraficante", afirmaron quienes convocaban a terminar con el "radicalismo sindical", recordó Morales, pero atribuyó a esta campaña de desprestigio como el motor que movilizó a los sectores populares y de clase media que le otorgaron su apoyo mayoritario.
El flamante jefe de Estado boliviano proclamó una política opuesta al modelo neoliberal de economía de mercado y anunció que los servicios básicos, como la provisión de agua potable, no serán privatizados.
En la campaña electoral, el MAS se comprometió a nacionalizar las reservas de hidrocarburos que fueron entregadas en concesión en 1996 a empresas petroleras transnacionales, como parte del programa de privatizaciones.
Una prioridad señalada con énfasis por los miembros del nuevo gobierno, es la investigación de los casos de corrupción en la construcción de carreteras, un sector que anualmente demanda cientos de millones de dólares en inversión y del cual se sospecha por la existencia de tráfico de influencias y enriquecimiento ilícito.
En cinco años de gestión gubernamental, el presidente boliviano se propone terminar con el "saqueo de recursos naturales" con una política orientada a impulsar la industrialización de las materias primas y ofrecer oportunidades de empleo a jóvenes profesionales, que conforman buen parte del gran flujo emigratorio a países vecinos y a Europa.
En el sector social, anunció la batalla para abatir el 22 por ciento de analfabetismo que aún registra este país, la creación de un seguro social universal y la atención especializada a los pobladores de zonas rurales mediante hospitales móviles.
Para el conflictivo tema de la necesidad de tierra, Morales manifestó su respeto por las propiedades que generan actividad productiva y la recuperación de aquellas parcelas con la finalidad de redistribuirla entre las personas de un naciente "movimiento de los sin tierra, como existe en Brasil.
Con lenguaje claro y directo, demandó de la cooperación internacional, la condonación de la deuda de unos 4.500 millones de dólares, y justificó este pedido con el argumento de que los pobres no se beneficiaron con el dinero otorgado por países y organismos multilaterales de crédito.
A Estados Unidos le propuso una alianza efectiva contra el narcotráfico, pero se apresuró en descartar el plan de erradicación denominado "coca cero" en las zonas prohibidas por la vigente legislación antidroga.
"Estamos convencidos que la droga hace daño a la humanidad, pero la lucha antidroga no debe ser excusa para someter a nuestros pueblos. Queremos un diálogo si chantajes", expresó.
Estados Unidos concede anualmente una donación de 150 millones de dólares que se orientan a la lucha contra las drogas, programas sociales y la creación de oportunidades económicas para los agricultores cultivadores de coca, la planta ancestral utilizada para ritos indígenas y de la cual se extrae la pasta base para la fabricación de cocaína.
Este lunes, Morales tomará juramento a su gabinete ministerial, integrado por dirigentes indígenas, mujeres y profesionales de clase media, a quienes encomendará la administración del Estado "bajo un estricto plan de austeridad", según indicó.