«Un secreto de Estado, que se convirtió en un secreto de familia…, y que ahora ya no es más secreto». Así condensó el escritor y periodista Uki Goñi la historia de pérdida obligada y recuperación años después de religión e identidad de muchos judíos en Argentina.
El secreto de Estado se refiere a la circular "reservada y estrictamente confidencial" dictada en 1938 por el gobierno de Argentina, que ordenó a sus embajadores en Europa negar visados a los "indeseables o expulsados" de esos países, en referencia a los judíos.
Firmada por el canciller de entonces José María Cantilo, la circular número 11 estaba destinada específicamente a impedir la entrada a territorio argentino de los judíos europeos que huían del régimen nazi de Alemania.
"En aquella época, en Europa, el denegado de visados constituía una condena de muerte para muchos judíos a manos de los nazis", aclaró Goni.
"Esta circular formaba parte de una política del gobierno. Argentina se veía en esa época a sí misma como un país hispano y católico, y sentía que el ingreso de gran cantidad de judíos iba, de alguna manera, a dañar esa pureza racial argentina, hispánica y católica", añadió Goñi a IPS.
Nieto e hijo de diplomáticos, Goñi conocía la existencia de esta circular: "yo sabía por historias de familia que había habido una orden secreta que prohibía el ingreso de judíos a Argentina".
También sabía de la "conveniencia", a ojos incluso de sus propios parientes, de no hablar sobre el tema: un auténtico secreto de familia, que, sin embargo, no resistió el tiempo ni la determinación de investigar del propio Goñi.
Más de medio siglo después, y alertada por Goñi sobre su existencia, la investigadora Beatriz Gurevich encontró la circular. Es que presumiblemente en forma accidental, el cónsul argentino en Suecia había guardado una copia en el archivo.
"La encontré en la embajada argentina en Estocolmo en 1998 y, dado que este tipo de circulares secretas venían acompañadas de una orden que obligaba a su destrucción, más en este caso, lo que encontré fue una copia en "papel cebolla", que seguramente quedó por ahí olvidada", relató Gurevich a IPS.
"Un olvido que permitió aclarar una práctica de la cancillería argentina", apuntó.
Gurevich había llegado a Europa en busca de documentación que aportase luz a la historia reciente sobre el tema, en su calidad de integrante de la Comisión de Esclarecimiento de Actividades Nazis en la Argentina (Ceana), creada por el gobierno a fines de los años 90.
Sin embargo, más tarde Gurevich abandonó la comisión, disconforme con su funcionamiento. Para su decepción, su hallazgo pareció más bien incomodar a los funcionarios políticos de turno.
En tanto, fue Goñi quien asumió de hecho la responsabilidad de su difusión. En su libro titulado "La auténtica Odessa" dio a luz el inédito documento, probablemente la única copia que haya sobrevivido.
El secreto dejó de ser tal, y se dio inicio a una serie de reparaciones históricas. Tras el largo y sostenido reclamo de un grupo de intelectuales, de refugiados del nazismo en el país y del propio autor, el gobierno centroizquierdista de Néstor Kirchner accedió el 8 de junio pasado a derogar la polémica ley, aún vigente pese a que había quedado en el olvido y obviamente no se cumplía..
"Lo importante no es la derogación en sí mismo sino que el gobierno hizo pública la circular. Un gobierno expone lo que otro gobierno, que es su igual institucional, hizo 67 años antes", comentó a IPS Diana Wang, presidenta de la asociación "Generaciones de la Shoá (holocausto)".
"Esto implica un reconocimiento del error, y un pedido de disculpas. Significa la aceptación de una política de gobierno antijudía", puntualizó Wang.
"Dista de ser un mero acto administrativo y simboliza claramente la decisión del Estado nacional de reparar una gran injusticia y un error histórico", afirmó por esa fecha el aún ministro de Relaciones Exteriores, Rafael Bielsa.
"Una visión absurda de la argentinidad pretendió que las corrientes inmigratorias obedecieran a un cerrado canon étnico, religioso y cultural para fundar un cuerpo social falsamente homogeneizado", cuestionó entonces el ahora diputado Bielsa.
Para Goñi, se trata de "sacar los secretos a la luz para poder vernos en el espejo y entendernos. La derogación significa correr la cortina y admitir, aceptar, lo que nos devuelve el espejo, porque existe ese mito de que Argentina es un país que recibe a todos con los brazos abiertos, y esto deja en claro que, por lo menos en el caso de los judíos, esto no fue así".
Con todo, Argentina es el que más judíos recibió entre los países de América Latina durante el nazismo en Europa y en la actualidad es el que alberga la mayor comunidad hebrea de la región, una de las más grandes del mundo con 300.000 personas.
Es que pese a la voluntad oficial, miles de judíos lograron ingresar al país. Muchos, valiéndose de la corrupción existente entre las autoridades migratorias y diplomáticas. Otros tantos, apelando a autodeclararse "católicos" al arribar.
Wang, nacida en Polonia, arribó junto a su familia a Buenos Aires en 1947, con menos de dos años de edad. "Llegamos a Argentina y, como mis padres sabían que acá no admitían judíos, mamá venía munida de un catecismo de nácar, un rosario de cuentas blancas y una mantilla, porque esto formaba parte del estereotipo que para mis padres era la mujer católica", rememoró.
Casi seis décadas después, y merced a la derogación de la circular 11, Diana Wang ha logrado que sus datos de ingreso al país sean oficialmente corregidos. IPS tuvo acceso al registro de la Dirección Nacional de Migraciones, en el que ahora, sobre el dato "católica", figura la correspondiente rectificación: "léase religión judía".
La reivindicación incluye además la posibilidad de realizar el trámite sin el pago del habitual arancel.
El caso de Diana Wang se ha convertido en un "caso testigo". Inaugural en lo jurídico y, según Wang, no menos relevante en lo simbólico.
"En el momento del reconocimiento del daño, se produce una especie de bálsamo en la víctima. La derogación y el acta de rectificación tienen que ver con esto. La comunidad argentina ha sido lastimada muchas veces, pero el reconocimiento permite pequeñas cicatrizaciones", sostuvo.