ESPECIAL-OMC: ¿Libre comercio o comercio justo?

El movimiento por un comercio internacional justo presiona por nuevas reglas que protejan a los agricultores y productores marginados. Pero primero es necesario establecer qué es comercio justo y qué no lo es.

Crédito: UN/DPI Photo
Crédito: UN/DPI Photo

Robert Zoellick, el representante comercial de Estados Unidos, habló de la necesidad de "comercio justo" cuando visitó China en octubre.

"La actividad económica y los consumidores chinos se beneficiarán con una mayor apertura de sus mercados a los productos de provenientes de Estados Unidos", dijo.

"Los agricultores, industriales y proveedores de servicios estadounidenses están preparados para competir en China, pero para poder hacerlo, necesitan un acceso irrestricto y justo" a sus mercados, explicó.

El tipo de comercio justo que tiene en mente Zoellick está en las antípodas de la idea que el movimiento por la justicia comercial internacional viene defendiendo y promoviendo desde hace más de 40 años.
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La noción de comercio justo de Estados Unidos se parece más bien a la de libre comercio, o sea, a una competencia abierta entre actores desiguales, atravesada por todo tipo de asimetrías.

El libre comercio y el comercio justo son, en muchos aspectos, dos visiones opuestas e incompatibles.

Quienes promueven el comercio justo sostienen que los intercambios entre los países altamente industrializados y los países en desarrollo se dan en un marco de inequidad, y que los términos de intercambio se deben equilibrar ayudando a los países más débiles.

Quienes defienden el libre comercio sostienen que a la larga los mercados automáticamente corrigen las desigualdades y que tanto los países ricos como los países pobres se beneficiarían con un acceso total a los mercados de unos y otros.

Para ellos, el único y verdadero comercio justo es el comercio libre.

Por el contrario, en una declaración conjunta realizada en vísperas de la Sexta Conferencia Ministerial de la Organización Mundial del Comercio (OMC) que tendrá lugar en Hong Kong desde este martes al domingo, las cuatro principales organizaciones internacionales de comercio justo sostienen una visión completamente distinta.

La declaración contiene recomendaciones respecto de todos los asuntos centrales de la llamada Ronda de Doha, iniciada en 2001 por la OMC en la capital de Qatar: la agricultura, productos básicos, acceso a los mercados no agrícolas y tratamiento especial y diferenciado

"Un principio clave en una política comercial internacional que está faltando en la OMC es que cada país debería tener el derecho a su seguridad y soberanía alimentarias, y por consiguiente, debería tener derecho a proteger sectores estratégicamente clave de su economía", dice Monica Di Sisto, una de las redactoras de la declaración conjunta.

"El movimiento por un comercio justo también cree que los países ricos tienen la obligación moral de eliminar todas las formas de subsidios y de 'dumping' (fijación de precios por debajo de los costos de producción para liquidar a la competencia) que distorsionan los términos de intercambio comercial", añade.

Para Di Sisto estas prácticas son inmorales porque "sabemos del impacto devastador que tienen en los países en desarrollo".

Las cuatro organizaciones a favor del comercio justo tienen sus sedes en Europa, pero sus miembros representan a muchos productores y distribuidores del mundo en desarrollo.

Se trata de la Asociación Internacional de Comercio Justo (IFAT por sus siglas en inglés), con sede en Holanda, la red Organizaciones Internacionales de Etiquetado de Comercio Justo (FLO), localizada en Alemania, la Red Europea de Tiendas del Mundo (NEWS, que representa a 2.500 pequeños negocios), y la Asociación Europea de Comercio Justo (EFTA) con una oficina especial en Bruselas, capital administrativa de la Unión Europea.

De acuerdo a la FLO, las ventas de mercaderías con la etiqueta de "comercio justo" creció 42.3 por ciento ente 2002 y 2003.

Según EFTA, estas ventas exceden los 500 millones de euros (587 millones de dólares) al año en todo el mundo.

Los mercados de este tipo de artículos con crecimiento más rápido son Bélgica, Francia, Italia y Estados Unidos, con aumentos que van desde 80 hasta 700 por ciento.

Más de 4.000 productores a pequeña escala y cientos de miles de trabajadores en más de 50 países en desarrollo participan de estas cadenas de elaboración, distribución y puntos de venta de mercaderías etiquetadas como comercio justo.

Se supone que esos bienes se obtuvieron en una cadena productiva respetuosa del ambiente y de los derechos laborales y los salarios dignos de los trabajadores, y que todo el proceso ayuda a promover el desarrollo social en sus lugares de origen.

A su vez, más de cinco millones de personas en África, América Latina y Asia se benefician de estos términos de intercambio, dicen sus promotores.

La mayor parte de este comercio es en mercancías tradicionales y artesanías elaboradas por pequeños agricultores y talleres de artesanos.

Pero ahora algunas poderosas corporaciones multinacionales también han comenzado a promocionar sus productos con la etiqueta de "comercio justo", aprovechándose del mercado naciente, y dando lugar a la desconfianza y la polémica.

La corporación transnacional Nestlé, de Suiza, por ejemplo, acaba de lanzar una campaña para vender café marca Partners' Blend ("la mezcla de nuestros socios"), certificado como "comercio justo", con granos provenientes de cinco cooperativas de productores de café en Etiopía y El Salvador.

"Este café ayuda a los agricultores, a sus comunidades y al ambiente", dice la etiqueta.

Un etiquetado similar es utilizado por la Fairtrade Foundation (Fundación de Comercio Justo, parte de la FLO) con sede en Gran Bretaña, aunque muchos grupos boicotean a esta compañía por promover el consumo de leche en polvo artificial entre las madres que amamantan a sus hijos

Los activistas alegan que el consumo de productos sustitutos de la leche materna acaba en el abandono del amamantamiento, vinculado a la malnutrición y a la muerte de miles de niños en zonas pobres, ya sea por falta de nutrientes y de agentes inmunológicos, del agua potable necesaria para preparar el alimento o del dinero para comprarlo.

Paolo Pastore, director de Transfair Italy (una organización de FLO que certifica las prácticas de comercio justo) se opone a la certificación de artículos aislados porque pueden ser utilizados para "lavar" o "blanquear" otras mercaderías y procedimientos injustos de las mismas empresas.

"No tenemos miedo de trabajar con las multinacionales en cuestiones de intercambio justo, pero sólo si nos demuestran que están efectivamente encaminándose a adoptar prácticas socialmente responsables que respeten las normas internacionales de la OMC y también las de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), y si permiten que otros revisen sus actividades", dijo Pastore a IPS.

Esto significa que el cambio debe ser de 180 grados, no sólo en un producto o un área de actividad, sino en todas, explicó.

"Lo mismo debe ocurrir con los gobiernos: para la promoción de un comercio realmente libre y globalizado, las regulaciones deben tomar en cuenta no solamente los aspectos económicos y comerciales, sino también una mejor distribución de los recursos, la cancelación de deudas de los países pobres y el bienestar de la gente que vive en ellos", añadió Pastore.

El movimiento por el comercio justo organizará una gran feria de venta a tan sólo una cuadra del Centro de Exhibiciones de Hong Kong donde se reunirán a negociar los ministros y delegados de la OMC.

Esta actividad de tres días fue organizada por el Instituto para la Política Agrícola y Comercial de Estados Unidos, la organización Équitterre de Canadá, Gerster Consultores de Suiza, Oxfam Hong Kong y el Foro de Comercio Justo de Asia, con sede en Filipinas, entre otros. Los gobiernos de Canadá y Suiza auspician la feria.

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