ESPECIAL-OMC: Algodón, la prueba de fuego

Los algodoneros de Zambia «andan en harapos porque no pueden comprar las prendas que se fabrican con el algodón que ellos mismos cultivan», dijo Irene Banda, una activista de derechos humanos, en el marco de la Sexta Conferencia Ministerial de la Organización Mundial del Comercio (OMC).

Con esa imagen, Banda intentó exponer las consecuencias de las políticas de intercambio desigual y de las prácticas de 'dumping' (fijación de precios por debajo de los costos de producción para liquidar a la competencia) que históricamente afectan el comercio de esta mercancía.

Banda, que desempeña su actividad en Zambia, participó el miércoles en un debate acerca del algodón organizado por la Federación Internacional de Derechos Humanos, como parte de las actividades de la sociedad civil en el curso de la conferencia que se desarrolla desde el martes hasta este domingo en Hong Kong.

Los ministros de Comercio de los 149 países miembros de la OMC esperan alcanzar un acuerdo que permita abrir los mercados de los países industrializados a los agricultores de los países en desarrollo (reduciendo aranceles a la importación y subsidios internos) a cambio de un mayor acceso de los primeros a los mercados de manufacturas y de servicios de los segundos.

La declaración final de la Cuarta Conferencia Ministerial de la OMC, de noviembre de 2001 en la capital de Qatar, echó a andar la "Ronda de Doha para el Desarrollo' y dispuso que se abrieran las negociaciones acerca de un conjunto de temas relacionados al comercio agrícola y de servicios.
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Se esperaba que esas negociaciones se completaran para fines de 2006, y que los acuerdos logrados contemplaran un tratamiento diferencial y especial para los países en desarrollo. Pero desde antes de arribar a Hong Kong, los negociadores saben que muchas diferencias permanecen irreconciliables.

"Los agricultores de Zambia", prosiguió Banda, "deben afrontar la competencia externa en su propio mercado debido a que las grandes corporaciones inundan nuestro país con productos subsidiados".

"Como no pueden conseguir un precio que les dé ganancias, se ven obligados a pedir préstamos y a endeudarse más de lo que ya están", dijo.

Y agregó: "También se ven forzados a firmar contratos con las corporaciones para conseguir los insumos necesarios para los cultivos, ya que no tienen dinero para comprarlos".

La Quinta Conferencia Ministerial de la OMC en Cancún, México, fue un fracaso en este proceso. Uno de los asuntos que la hizo explotar fue, precisamente, el del algodón.

Estados Unidos, China y, en menor medida, la Unión Europea (UE) fueron acusados de subsidiar la producción y la exportación de algodón y de volcar los excedentes resultantes de la sobreproducción en mercados africanos, deprimiendo el precio internacional y ocasionando la ruina de muchos algodoneros.

La vida de cerca de 20 millones de africanos depende de la producción de algodón. Hasta 2001, este cultivo fue una de las pocas áreas de actividad más o menos exitosa, sobre todo en las 12 naciones algodoneras de África occidental.

Pero las distorsiones comerciales y las prácticas de dumping cambiaron completamente el panorama, y hoy son una burla a los objetivos fijados en la Ronda de Doha.

"Entre 1999 y 2003 alrededor de 25.000 productores de algodón de Estados Unidos recibieron casi 12.000 millones de dólares en subsidios", indicó un informe de la organización Acción para el Desarrollo Ambiental en el Tercer Mundo, con sede en Malí..

"Al mismo tiempo, debido al mayor colapso de la historia en los precios internacionales del algodón desde 1793, más de 10 millones de agricultores en África occidental y central sufrieron una brutal caída de sus ingresos", dijo el informe.

El algodón estadounidense se vendía en 1997 en el mercado internacional a un precio 17 por ciento inferior a su costo de producción, en 2002, ese precio había caído a 61 por ciento del costo.

Un estudio de la organización no gubernamental 3D, con sede en Ginebra, señaló que mientras la ayuda financiera de Estados Unidos a Malí en 2001 fue de 37,7 millones de dólares, las pérdidas que sufrió la nación africana por la política algodonera de Washington fueron de 43 millones de dólares.

Malí y otros tres países algodoneros de África occidental (Benín, Burkina Faso y Chad) lanzaron una ofensiva en Cancún para conseguir compensaciones por la profunda crisis ocasionada a sus economías dependientes del algodón por las políticas agrícolas distorsionadoras de las potencias.

Pero "la iniciativa del algodón", como se la llamó en 2003, sigue sin resolverse dos años después, pese a que contó con el respaldo de la mayoría de los estados miembros de la OMC y hasta con una condena explícita, en marzo de 2005, a "la naturaleza ilícita de la mayoría de los programas de algodón de Estados Unidos" por parte de un órgano de resolución de disputas de la organización multilateral.

El ministro de Comercio de Malí, Choguel Maiga, dijo que a los países de África occidental las potencias les han prometido en Hong Kong millones de dólares en asistencia para mantenerlos al margen de "la iniciativa del algodón".

"Es una estrategia para dividir y neutralizar la iniciativa. Pero tenemos un caso fuerte y resistiremos unidos y con una sola voz".

Para resucitar las negociaciones bloqueadas, en marzo de 2004, los países africanos acordaron discutir separadamente las cuestiones comerciales de las de desarrollo.

Pero en julio de 2004, durante una reunión de la OMC en su sede de Ginebra, estos países reintrodujeron el algodón en la agenda de las discusiones generales sobre comercio agrícola, y obtuvieron allí un compromiso explícito de discutir el tema "de manera específica, ambiciosa y expeditiva".

El algodón no es, naturalmente, el único asunto en juego en el área de la agricultura de la ronda de negociaciones de Doha. Pero entre Cancún y Hong Kong, pasó a ser el símbolo de la lucha de África por un comercio equitativo y justo.

"El algodón es un tema de supervivencia, dignidad y derechos humanos", dijo Ngarambatina Odjimbeye Soukate, ministra de Comercio de Chad, durante una reunión el miércoles.

"Si no encontramos una solución aquí y ahora, no vamos a poder justificar nuestra permanencia en la OMC", advirtió.

La ministra y otros tres pares africanos recibieron apoyo de homólogos de cooperación para el desarrollo de Francia, Gran Bretaña, Alemania, Dinamarca y Holanda.

"Este encuentro refuerza la asociación fundamental que existe entre la UE y África", dijo Soukate.

"Pero aquí estamos en una conferencia para negociar aspectos referentes al comercio. En el caso de nuestro algodón, la mejor asistencia y la más efectiva es que haya reglas de comercio justas, no que nos den ayuda financiera a cambio de comerciar con nosotros" en un marco que nos perjudica.

"La asistencia es importante como compensación por prácticas comerciales ilegales, pero no puede sustituir a un sistema comercial justo y equitativo", explicó.

La ministra para la cooperación económica y el desarrollo de Alemania, Heidemarie Wieczorek-Zeul, dijo que el algodón sería una prueba de la credibilidad y la voluntad política de la conferencia de Hong Kong.

"Las prácticas que distorsionan el mercado del algodón son exactamente lo opuesto a las metas de desarrollo del milenio de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), acordadas en septiembre de 2000, porque llevan a más personas a caer en la pobreza y que los pobres sean cada vez más pobres", sostuvo.

La UE dice estar dispuesta a cambiar la situación y ya decidió la cancelación de los subsidios al algodón. También eliminaría todas las barreras arancelarias y las cuotas a la importación de algodón procedente de los países menos adelantados (PMA), y prometió duplicar su 'ayuda a cambio de comercio' (de 1.200 millones a 2.400 millones de dólares) para 2010.

En una conferencia el lunes, "día del algodón" auspiciado por la organización no gubernamental Oxfam, los delegados de Estados Unidos, liderados por el subsecretario adjunto de Comercio, Karan Bhatia, se limitaron a reiterar compromisos anunciados en octubre de eliminar un aspecto del programa de subsidios algodoneros.

Estados Unidos también mencionó un programa de mejoramiento del algodón de África occidental, con un costo de 7.000 millones de dólares para perfeccionar la producción, transformación y comercialización del algodón en cinco países.

Pero el embajador de Benín ante la OMC, Samuel Amehou, dijo deplorar que Estados Unidos, mayor productor algodonero que la UE, todavía no hubiera eliminado los subsidios a la exportación, causantes desde 2001 de la depresión de los precios internacionales.

"Necesitamos soluciones concretas ya mismo. No podemos volver con las manos vacías", aseveró Massiyatou Latoundji Lauriano, ministro de Industria y Comercio de Benín.

Pero no todos se contentarán con cualquier tipo de arreglo.

Ndiougu Fall, el presidente de la Red de Agricultores de África Occidental, una de las organizaciones más activas en el asunto del algodón y más críticas hacia los propios gobiernos africanos, desafió a las autoridades a "firmar sólo si hay resultados concretos que sean verdaderamente favorables para nuestros productores de algodón".

La ministra Soukate, de Chad, dijo a IPS que "algo aceptable sería la eliminación de los subsidios a la exportación, más una reducción gradual de los apoyos domésticos de 80 por ciento en 2006, otro 10 por ciento en 2008, y su eliminación en 2009"

"Lo que no queremos es ayuda con condiciones. Eso es inaceptable", aclaró.

"Los países productores de algodón hoy no tienen la capacidad ni la posibilidad de transformar lo que producen" para fabricar prendas para el mercado doméstico, evitando la importación de otros países, sostuvo.

Sin embargo, la industria de la vestimenta "ayudaría enormemente a solucionar el problema del desempleo en un país como Chad", afirmó.

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