AGRICULTURA-MÉXICO: Prueba de descargo a favor de libre comercio

Un estudio patrocinado por la Cepal sugiere que están equivocados los movimientos altermundistas y rurales que atribuyen al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) la mayor responsabilidad en los males que sufre el campo mexicano.

No hay "ningún" impacto cuantitativo importante sobre el sector rural de México de parte del TLCAN, conformado por este país, Canadá y Estados Unidos, sentenció Braulio Serna, jefe de la unidad de Desarrollo Agrícola de la oficina en este país de la Cepal (Comisión Económica para América Latina y el Caribe).

Tras estudiar con lupa la marcha de la agricultura de este país, donde la pobreza y escasa productividad afectan a gran parte de los 20 millones de campesinos, el experto sostiene que usan visiones sesgadas quienes señalan que el libre comercio es un factor determinante en su desempeño.

La postura de Serna choca de frente con las organizaciones latinoamericanas altermundistas, o contrarias a la globalización en curso, que ven en la crisis del campo en México un claro ejemplo de los efectos negativos que produciría en otros países la puesta en marcha de acuerdos comerciales como la proyectada Área de Libre Comercio de las Américas, auspiciada por Estados Unidos.

"Hay un sesgo ideológico en el debate" y eso impide ver la realidad, señaló Serna al ser consultado por IPS sobre esos planteamientos contrapuestos a su tesis.
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Autor del libro titulado "México: crecimiento agropecuario, capital humano y gestión de riesgo", patrocinado y publicado este mes por Cepal, el especialista asegura que el libre comercio no es un factor que haya originado o acentuado la pobreza rural.

Empero, es un hecho registrado que en los últimos 10 años en México aumentó más de 20 por ciento el desempleo entre los campesinos, que los salarios del sector cayeron 10 por ciento y que el indicador de pobreza sufrió altibajos. Además, continuó la expulsión de mano de obra rural y se mantuvo a la baja la productividad de los pequeños agricultores.

En cambio, también en ese lapso de una década, el producto interno bruto rural repuntó a un promedio de dos por ciento anual, un ritmo mayor al registrado en los 10 años previos al estudio, la producción pecuaria y de aves registró importantes avances, la productividad por hectárea mejoró y las exportaciones crecieron de forma sostenida.

Hoy México, con 104 millones de habitantes, exporta 105 productos agrícolas frente a los 68 de comienzos de los años 90, un crecimiento que lo consolidó como abastecedor imprescindible del mercado estadounidense en materia de frutas y hortalizas.

Según Serna, los problemas del campo de este país no están en el libre comercio sino que se originan en crisis económicas globales y nacionales, factores climáticos, baja capacitación, políticas públicas inconsistentes y la depresión de los precios internacionales de varios productos agrícolas, entre otros elementos.

Ante la pregunta de ¿por qué muchos grupos insisten en que el TLCAN, vigente desde 1994, es el culpable principal de la pobreza y el abandono del campo?, Serna responde que se trata de visiones surgidas de análisis incompletos.

El Consejo Agrario Permanente y la Unión Nacional de Organizaciones Regionales Campesinas Autónomas, así como la Red de Acción frente al Libre Comercio y el izquierdista Partido de la Revolución Democrática, que aspira a llegar a la presidencia el año próximo, se suman para pedir la renegociación del TLCAN por considerar que está matando al campesinado.

"Está comprobado a plenitud que el libre comercio ha perjudicado a los campesinos como ninguna otra cosa", declaró con énfasis a IPS Héctor de la Cueva, uno de los portavoces de la Red de Acción frente al Libre Comercio.

Pero el jefe de la unidad de Desarrollo Agrícola de esta agencia regional de la Organización de las Naciones Unidas sugiere reconsiderar ese tipo de posturas.

"Hay que ver más hacia adentro para encontrar los orígenes y las soluciones a los problemas del campo", y eso es válido no sólo para México sino para todos los países donde el libre comercio es señalado como el culpable de muchos males, declaró.

La evolución agropecuaria y rural de México está marcada por la tendencia histórica declinante de los precios agrícolas internacionales, que comienza en la década del 70 y continúa hasta los años 90, indica el estudio de la Cepal.

Otro factor importante es la crisis económica que afrontó el país en 1994 y 1995, lo cual acentuó la baja productividad y la poca competitividad internacional que ya mostraba previamente la agricultura mexicana, a lo que se deben agregar varios períodos de sequías e inundaciones.

Se suman a este cuadro complejo la aplicación de políticas públicas, que aunque desde varias décadas atrás habían apoyado al sector, no lograron hacerlo competitivo de manera sostenible y generalizada, y un capital humano de escaso nivel y preparación.

El TLCAN es un elemento más, pero no es el principal para explicar la marcha del sector rural, dice el estudio.

Serna reconoce que, pese a que México registra muchos avances en la productividad de su agricultura, prevalece en ese sector la desigualdad social y la pobreza.

De las 31 millones de hectáreas al año cultivadas en México, en menos de un millón se concentra una creciente producción de tomate, espárrago, calabaza, brócoli, pepino, limón, mango y sandía, cuyas exportaciones crecieron entre 45 y más de 250 por ciento en los últimos 10 años, según datos oficiales recogidos por IPS.

Esas cifras indican que tres cuartas partes de las unidades del campo mexicano, donde se concentra 75 por ciento de la pobreza del país, son cultivadas en gran parte para el autoconsumo de sus dueños o arrendatarios.

Además, de 35 a 40 por ciento de la fuerza laboral del sector se dedica básicamente a la plantación de maíz, un cultivo ancestral y de gran importancia en la dieta de los mexicanos, pero que afronta una durísima competencia de Estados Unidos, el mayor exportador mundial de esa gramínea, a la que aplica biotecnología para multiplicar su productividad.

La investigación de la Cepal aconseja, como la mejor forma de superar esos y otros problemas de la agricultura, realizar una fuerte inversión en la formación de capital humano (mayor educación y capacitación a los campesinos) junto a otros elementos de planificación y administración de riesgos.

"Seguramente que la mayor inversión en educación y capacitación, aunada a una atención prioritaria a la calidad de estos servicios elevará los rendimientos, la capacidad organizativa para participar en las cadenas productivas y los ingresos de los productores rurales", explica.

"También puede ser una tarea de impacto en el bienestar de los pobres rurales incorporar con mayor énfasis en la agenda de política agropecuaria diversas medidas de manejo de riesgo, sobre todo para los productores con escasos activos", apunta el estudio.

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