Tras un debate que se prolongó más allá de lo previsto, la IV Cumbre de las Américas finalizó en la ciudad argentina de Mar del Plata con una declaración que refleja las diferencias de los gobiernos sobre el futuro del ALCA.
Los jefes de Estado y de gobierno que permanecían en la Cumbre este sábado, tras la partida de algunos de sus pares, no lograron en seis horas de discusión una fórmula de consenso sobre la integración americana, asunto que, de todos modos, no figuraba en la agenda.
En la declaración final de la Cumbre, los tres pasajes referidos al ALCA (Área de Libre Comercio de las Américas), proyecto impulsado por Estados Unidos y cuestionado por el Mercosur y Venezuela, explicitan las diversas posiciones al respecto.
El canciller de Argentina, Rafael Bielsa, explicó en rueda de prensa que en el primero de los pasajes —de cuatro párrafos—, propuesto por Panamá, fijan su posición los países que están de acuerdo en proseguir las negociaciones en las condiciones establecidas hasta ahora.
En el segundo —de un párrafo— se expresaron Venezuela y los países del Mercosur (Mercado Común del Sur, que integran Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay), según los cuales " todavía no están dadas las condiciones necesarias" para lograr un acuerdo.
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Según esta posición, el acuerdo debe ser " equitativo" y lograr "el acceso efectivo a los mercados, libre de subsidios y prácticas de comercio distorsivas, y que tome en cuenta las necesidades y sensibilidades de todos los socios así como las diferencias en los niveles de desarrollo y tamaño de las economías".
El tercer pasaje referido al ALCA recoge una iniciativa de Colombia: la convocatoria de una reunión de negociadores —no de nivel ministerial— que evaluará la situación, sacará conclusiones y emitirá recomendaciones.
Esa reunión, cuya organización corresponderá a Bogotá, se procesará luego de la conferencia ministerial de la Organización Mundial del Comercio (OMC), que se realizará en diciembre en Hong Kong.
La cumbre de Mar del Plata fue convocada bajo el lema de "Crear empleo para reducir la pobreza y fortalecer la gobernabilidad democrática", pero la discusión se estancó cuando un grupo de países encabezado por México reclamó que el documento final contuviera un compromiso explícito de continuar la negociación por el ALCA.
Esta posición, defendida por el presidente mexicano Vicente Fox, es respaldada por Estados Unidos, Canadá y 25 países latinoamericanos.
Fox sostuvo que el libre comercio permite reducir la pobreza y advirtió que no se puede seguir dilatando una discusión que está estancada desde hace 25 meses.
La idea contraria a avanzar en las negociaciones por el ALCA fue expresada de manera cruda por el presidente venezolano Hugo Chávez, quien declaró fuera del marco de la cumbre que el proyecto debería ser definitivamente "enterrado" en Mar del Plata.
Esta posición fue respaldada por la III Cumbre de los Pueblos, una conferencia de organizaciones de la sociedad civil y partidos políticos paralela a la cumbre celebrada también en Mar del Plata entre el martes y el viernes.
La Cumbre de los Pueblos elaboró un declaración según la cual las negociaciones por el ALCA deben ser "suspendidas inmediata y definitivamente".
Los participantes de esa asamblea, para quienes el libre comercio en el Hemisferio Occidental traerá grandes perjuicios a sus países, organizaron una marcha de repudio a la presencia del presidente estadounidense George W. Bush en Argentina, que culminó con un acto en un recinto deportivo.
En ese escenario, Chávez, único presidente invitado, sugirió ponerle una lápida a la iniciativa estadounidense de libre comercio.
Los presidentes del Mercosur evitaron rechazar de plano el ALCA como lo hizo Chávez, pero consideraron inoportuno discutir la liberalización comercial en el Hemisferio cuando falta apenas un mes para la conferencia ministerial de la OMC.
El presidente de Brasil, Luis Inácio Lula da Silva, consideró este sábado que el debate sobre la integración hemisférica se despejará una vez que en Hong Kong se registren avances en la Ronda de Doha de negociaciones multilaterales de comercio.
Esos avances, explicó Lula, deben incluir la eliminación de barreras a los productos agrícolas del Sur en desarrollo impuestas por países del Norte industrializado.
"Yo no vine aquí a discutir sobre el ALCA sino sobre empleo", dijo Lula en referencia a al Cumbre de las Américas.
Por su parte, el presidente de Paraguay, Nicanor Duarte Frutos, sostuvo que el debate sobre el libre comercio no es de naturaleza ideológica, y que no se es más o menos progresista por avanzar en esa dirección.
Pero "el ALCA no es justo ni equitativo para los países menos desarrollados", puntualizó.
La puja hizo que el debate sobre comercio acapara la atención, a pesar de que el asunto no integraba la agenda.
La efervescencia de esta discusión, y la amenaza de que la Cumbre terminara sin una declaración final, desplazó del foco la creación de empleo y la reducción de la pobreza, asunto que los organizadores consideraban un hito en el proceso de cumbres americanas que comenzó en 1994 en Miami, a iniciativa de Estados Unidos.
Para el vicecanciller argentino Jorge Taiana, coordinador de la cumbre, lo importante de la reunión es que los 34 países del hemisferio —todos excepto Cuba— estuvieron de acuerdo en una declaración que trata sobre la creación trabajo decente.
"Eso cambia el eje de la discusión política en el continente", aseguró Taiana al cierre de la reunión.
Del mismo modo se expresó el director de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Juan Somavía, moderador de una de las sesiones de esta cumbre.
"Poner el tema del trabajo en el corazón del debate de las políticas públicas era un hecho impensado en el hemisferio hace cuatro años, cuando se celebró la cumbre de Québec", dijo Somavía a IPS.
Para Somavía, la preocupación por el empleo decente en la agenda de los presidentes americanos representa "el embrión de un cambio de paradigma de desarrollo".
Aún cuando haya acuerdos de libre comercio, si el empleo es el eje habrá políticas de protección para los que puedan verse afectados, celebró el funcionario.
Efectivamente, la reunión finalizó con una declaración que remarca que el crecimiento económico es insuficiente para garantizar la creación de empleo, y hace hincapié en la necesidad de crear trabajo de calidad, no de subsistencia.
También se firmó un plan de acción con medidas para alcanzar esos objetivos.
Los presidentes suscribieron declaraciones referidas a la situación en Haití, Bolivia, Nicaragua y Colombia, y acerca de la Ronda de Doha.
Finalmente, los países del Grupo de Rio emitieron una declaración, para cubrir la falta de la cumbre de esa asociación que debía realizarse en septiembre en Argentina.
El Grupo de Río se comprometió a seguir colaborando en una estrategia de largo plazo para el desarrollo de Haití luego de las elecciones en ese país.