CORRUPCIÓN-BRASIL: Disparen contra Palocci

Las denuncias de corrupción vuelven a cercar al ministro de Hacienda de Brasil, Antonio Palocci, en momentos en que su política económica sufre algunos reveses, pese a la exitosa contención de la inflación.

La oposición, que hasta ahora evitaba atacar al ministro para proteger la economía, pretende convocarlo a declarar ante una de las comisiones parlamentarias de investigación (CPI) que indagan sobre escándalos de corrupción en el gobierno y en partidos oficialistas.

Las sospechas sobre el ministro derivan de denuncias sobre un aporte cubano de tres millones de dólares a la campaña electoral del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, en 2002. Un ex auxiliar de Palocci cuando éste era alcalde de Ribeirão Preto, Vladimir Poleto, habría transportado los dólares de Brasilia a Sao Paulo.

La financiación de la actividad política desde el exterior está penada en este país.

Fue el mismo Poleto la principal fuente de la información divulgada por la revista Veja la semana pasada. La poca credibilidad del reportaje, en una revista conocida por editorializar en sus notas informativas redujo el impacto de la denuncia. Ningún testigo había visto los dólares, solo las tres cajas de bebidas en las que presuntamente se había trasladado el dinero.
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Pero surgieron nuevos indicios de que la alcaldía de Ribeirão Preto, ciudad de medio millón de habitantes a 320 kilómetros de Sao Paulo, había servido a la recaudación de fondos ilegales para el gobernante Partido de los Trabajadores (PT), así como el Banco de Brasil, vinculado al Ministerio de Hacienda.

Además, están bajo investigación, a causa de negocios oscuros, la Caja Económica Federal y el Instituto de Reaseguros de Brasil, también subordinados a la cartera de finanzas.

Las denuncias contra Palocci empezaron en agosto, tres meses después de que estalló el escándalo que provocó la sustitución de la dirección ejecutiva del PT y la renuncia de varios ministros.

Otro ex asesor de Palocci, Rogerio Buratti, lo había involucrado en la operación de Ribeirão Preto, consistente en el cobro de sobornos mensuales a empresas que obtuvieron contratos para recoger la basura de la ciudad. Esos dineros se destinaban a financiar al PT.

En esa ocasión, el ministro resultó convincente al desmentir las acusaciones en una entrevista concedida a periodistas en Brasilia, y la oposición evitó agravar la crisis. Los principales partidos opositores apoyan la gestión económica de Palocci.

Pero ahora, la multiplicación de indicios hace "inevitable" que el ministro sea convocado a explicar sus relaciones con ex asesores involucrados en varios escándalos y las irregularidades ocurridas en entidades estatales bajo su responsabilidad, afirmó el senador Artur Virgilio Neto, líder del Partido de la Socialdemocracia Brasileña.

Buratti, destituido por fraudes en 1993 de su cargo de secretario de gobernación de la alcaldía de Ribeirão Preto, y Poleto, supuesto transportador de los dólares cubanos, se mantuvieron en contacto con Palocci en los últimos años. El segundo efectuó 1.434 llamadas telefónicas a la oficina del ministro desde junio de 2003, según la investigación parlamentaria.

A causa de las sospechas, el jefe de gabinete de Palocci, Juscelino Dourado, renunció al cargo el 1 de septiembre.

Los problemas del ministro a raíz de las investigaciones sobre corrupción se intensifican cuando su gestión celebra una inflación controlada. Este año, el aumento de precios se mantendrá en la meta fijada de 5,1 por ciento. Y para 2006, se espera una inflación de 4,5 por ciento.

Pero el triunfo costó una brutal elevación de la tasa básica de interés fijada por el Banco Central, ahora de 19 por ciento, tras permanecer varios meses en 19,75 puntos porcentuales, y elevando a más de 60.000 millones de dólares el pago de intereses de la deuda pública este año.

Para evitar un gran aumento de la deuda, el gobierno acentuó el ajuste fiscal. La meta de superávit primario, excluido el pago de intereses, era de 4,25 por ciento este año, pero deberá llegar a cinco por ciento, un resultado que exigió recortes adicionales a un presupuesto ya muy austero.

A ese esfuerzo fiscal exagerado se atribuye el rebrote de la fiebre aftosa, que redujo las exportaciones de carne brasileña desde el mes pasado, porque el gobierno había recortado el presupuesto destinado a la sanidad animal. Los inspectores agropecuarios del Ministerio de Agricultura iniciaron una huelga nacional el lunes, reclamando más inversiones para el sector.

Ya se comprobaron 22 focos de la enfermedad ganadera en el sudoccidental estado de Mato Grosso do Sul, y hay sospechas de que el brote se haya extendido al meridional estado de Paraná.

Un total de 49 naciones prohibieron las compras de carnes procedentes de algunos estados brasileños o de todo el país. Así, se estima que Brasil perderá de 200 a 300 millones de dólares en exportaciones este año y muchos más en 2006.

La coyuntura económica también estimula las críticas a la política de intereses altos. La actividad económica se estancó en el trimestre pasado, según datos ya conocidos, y la sobrevaluación del real, cuya cotización frente al dólar volvió a los valores de 2001, está afectando las exportaciones. Más de 600 empresas dejaron de exportar, según la Asociación Brasileña de Comercio Exterior.

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