COREA DEL SUR: Una blanda potencia regional

Hasta no hace mucho tiempo, Corea del Sur era considerada otro pigmeo político de Asia en los bolsillos de Estados Unidos. Pero ahora, su gran proyección externa posiciona a este país como eventual mediador en una región conflictiva.

Corea del Sur, ubicado entre dos grandes potencias como China y Japón y puesto como cuña de Corea del Norte, era empero subestimado por sus vecinos pese a su creciente influencia económica. Ahora, las percepciones están cambiando rápidamente.

Esto se debe a que este país se está convirtiendo en unos de los más vibrantes de Asia, por su creciente influencia cultural en la región y por la transformación global post guerra fría, que hicieron que hoy los analistas lo describan como una "blanda potencia regional".

El término blanda busca mostrar que el poder de Corea del Sur no proviene de una fuerza "dura" desde el punto de vista militar o económico, sino de su buena imagen, que radica en la democratización de la política interna, la exportación de ideas y la popularidad entre los habitantes de la región.

"Corea del Sur está ahora en el umbral de un nuevo rol, otorgando equilibrio de seguridad en la región debido a su capacidad única de suavizar los problemas antes de que se produzca una escalada", dijo Paul Bracken, un profesor de ciencias políticas de la Universidad de Yale que asistió al simposio internacional realizado en Busan titulado "Hacia un nuevo orden y una nueva solidaridad asiáticos".

En la actualidad, Corea del Sur resulta poco amenazadora para cualquiera de los otros países de la región y a menudo a una potencia más pequeña le resulta más fácil trabajar por la paz y la estabilidad que a potencias más grandes que tienen intereses más elevados, sostuvo el experto.

El simposio, organizado por el liberal periódico surcoreano Hankyoreh, se celebró en el marco de la conferencia de dos días del foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC, por sus siglas en inglés), que finalizó este sábado en Busan y al que asistieron líderes de 21 países.

Contribuyendo con el papel de Corea del Sur en los últimos años como fuerza moderadora, están los significativos cambios en las ecuaciones geopolíticas de Asia nororiental, históricamente una región de gran rivalidad de poderes, escaladas militares y profunda desconfianza.

Primero, la introducción de la política de cooperación y amistad con Corea del Norte, llamada "Brillo de sol", por parte del gobierno anterior, de Kim Dae Jung (1997-2003), en un paso audaz que distendió la mayor fuente de tensión en los alrededores de Corea del Sur.

Muchos surcoreanos, que antes consideraban a la comunista Corea del Norte como una seria amenaza a su seguridad, cambiaron radicalmente su punto de vista luego de la histórica cumbre bilateral de 2000, donde ambos países se comprometieron a trabajar hacia una eventual reunificación.

Desde la partición de Corea en el norte comunista y el sur capitalista, hace casi 60 años, los dos países han sido amargos enemigos y han estado constantemente prontos para entablar una guerra. Pero eso ya no es así.

Segundo, el distanciamiento de Corea del Sur de Estados Unidos y su disposición a criticar las políticas de su ex mentor le dieron una nueva credibilidad ante China y Corea del Norte, que en el pasado siempre la trataron como cómplice de Estados Unidos en la región.

Aunque Corea del Sur todavía mantiene buenas relaciones con Washington e incluso envió militares a Iraq para sumarse a las fueras invasoras, el creciente sentimiento antiestadounidense entre sus habitantes, el reclamo de una mayor soberanía nacional y las realidades regionales la llevaron a afirmar políticas más independientes.

"El gobierno de Estados Unidos no está conforme con que Corea del Sur emerja como mediador en Asia nororiental, pero no pienso que Washington tenga la capacidad de solucionar estos problemas por su cuenta", sostuvo Kim Bo-Geun, secretaria general de la Fundación Hankyoreh para la Reunificación y la Cultura.

"En esta región hay una urgente necesidad de un intermediario honesto, y Corea del Sur parece el mejor candidato", puntualizó.

El papel de Corea del Sur como mediador fue evidente en las recientes conversaciones de las "seis partes" (Estados Unidos, Japón, China, Rusia y las dos Coreas), cuyo objetivo fue tratar el problema de las armas nucleares de Corea del Norte.

Mientras que en el pasado, como aliada de Estados Unidos, Corea del Sur criticaba fuertemente tanto a Corea del Norte como a China, ahora se ha acercado a este último país y ayudó a reducir la intensidad de las posiciones conservadoras de Washington, que podrían llevar a un devastador conflicto en la región.

Otro factor que ayuda a la imagen de Corea del Sur como fuerza moderada es la repentina escalada de tensiones entre Japón y China.

Mientras que Japón se preocupa del surgimiento de China como superpotencia, ésta ve el rearme de Japón, con el respaldo de Estados Unidos, como una seria amenaza. En este contexto, Corea del Sur aparece como una fuerza de equilibrio para la paz entre los dos, pese a ser una potencia mucho más pequeña.

"Corea del Sur, como amiga de Estados Unidos y de China, puede jugar un rol importante en eliminar las sospechas y comenzar un diálogo significativo para resolver los problemas históricos de esta zona", comentó Ye Zi Cheng, de la Escuela de Estudios Internacionales de la Universidad de Beijing.

Pero de todos los factores que favorecen el destaque de Corea del Sur en el escenario regional, el más interesante es su creciente influencia como exportador de cultura y entretenimiento, un fenómeno llamado "ayllu", que significa "ola".

En los últimos años, los dramas televisivos, las películas y la música de Corea del Sur pasaron de una relativa oscuridad a una inmensa popularidad, no sólo en Asia oriental y sudoriental, sino también en Estados Unidos y México.

Incluso en Japón, donde todo lo coreano tradicionalmente fue menospreciado, el pop coreano o "K-Pop" ha cautivado a una generación entera de jóvenes.

El año pasado, la cultura pop de Corea del Sur contabilizó 1.870 millones de dólares en ganancias, gracias a la exportación de películas y programas de televisión, ventas de mercancías y turismo relacionados con la "hallyu", según el Instituto de Investigación Comercial, una organización de expertos del gobierno.

"Más que dinero, lo que todas estas exportaciones culturales están haciendo es ganar los corazones y las mentes de las personas más allá de las fronteras nacionales", opinó Ubonrat Siriyuvasak, experta en cultura mediática y popular de la Universidad de Chulalangkorn, ubicada en Bangkok.

Según la especialista, todas estas bondades hacen de Corea del Sur el país perfecto para promover la paz, no sólo en la península coreana sino en toda Asia.

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