Una cosa son acuerdos comerciales y otra la integración, «por lo que la insatisfacción con los primeros no debe alejarnos de la segunda», dijo el secretario general de la Comunidad Andina de Naciones, Allan Wagner, al tratar de sortear las grietas en el más antiguo de los bloques regionales.
Una especie de "noviembre negro" ha vivido el grupo formado por Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela al mostrar este mes posiciones dispares en asuntos que llevaron a su fundación hace 36 años, como las negociaciones comerciales con terceros y las posiciones conjuntas ante foros internacionales.
Temas de más reciente factura, como el camino para desarrollar la Comunidad Sudamericana de Naciones o los entendimientos militares para el combate contra el narcotráfico, el terrorismo y la insurgencia también han dejado ver las costuras en el tejido de la Comunidad Andina de Naciones (CAN).
En paralelo, sin embargo, se registran progresos en convenios sobre energía, búsqueda de acuerdos ante carencias sociales y en el mantenimiento de la cúpula que integran sus jefes de Estado.
"Es que la integración andina no se da en el espacio ultraterrestre, no son procesos sencillos, pero sabemos dónde deben estar nuestras solidaridades y alianzas", advirtió el peruano Wagner ante IPS en Caracas.
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Nada menos que el presidente en ejercicio de la CAN, el mandatario de Venezuela, Hugo Chávez, dijo hace una semana que su país que "no tiene nada qué buscar en la actual Comunidad Andina", pues "nuestro rumbo es el Mercosur (Mercado Común del Sur), donde está el eje de la liberación: Caracas-Brasilia-Montevideo-Buenos Aires".
Wagner sostuvo que la aseveración de Chávez "recoge nuestras insatisfacciones con esta CAN, la actual, porque tenemos muy claro que una cosa son los acuerdos comerciales y otra la integración, que debe ser política, económica y social".
"Si nos vamos a integrar para comerciar nada más, no vale la pena seguir trabajando, porque nos ganarán los mercados que son más grandes, como Estados Unidos y la Unión Europea", agregó.
Es que Chávez no ocultó su disgusto por el apoyo que sus socios andinos dieron a la propuesta de reflotar la negociación en busca del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), una iniciativa de Washington, y más porque tres de esos países, Colombia, Ecuador y Perú, discuten un tratado de libre comercio con Estados Unidos.
En la Cumbre de las Américas de comienzos de este mes en la sudoriental ciudad argentina de Mar del Plata fue ostensible el alineamiento de Venezuela con los estados miembros plenos del Mercosur, es decir Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, frente a los otros 29 participantes en la cita.
Este encuentro reúne a todos los países del continente y, por tanto activos miembros de la Organización de Estados Americanos, a excepción de Cuba, suspendida del sistema en 1962.
Por añadidura, los tres mandatarios que discuten un tratado comercial con Washington, el colombiano Álvaro Uribe, el ecuatoriano Alfredo Palacio y el peruano Alejandro Toledo, se reunieron y fotografiaron con su homólogo estadounidense George W, Bush, duramente enfrentado con Chávez.
Esa reunión tampoco fue pasaporte para concretar el tratado de libre comercio, y negociadores de los tres países andinos libraban en Washington una carrera contrarreloj con sus pares estadounidenses para resolver diferencias sobre sus exportaciones agrícolas, de textiles, normas de origen, propiedad intelectual de medicamentos y telecomunicaciones.
Perú, al constatar que estaba más avanzado que sus vecinos, planteó la posibilidad de firmar su propio tratado con Estados Unidos antes de que todos los negociadores hagan sus maletas el 6 de diciembre para viajar a Hong Kong a la reunión ministerial de la Organización Mundial del Comercio.
Pero hay más. La semana que concluye se reunieron en Quito delegados de los altos mandos militares de Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú con el de Estados Unidos, y se invitó a Brasil pero se excluyó al quinto miembro de la CAN, Venezuela.
Mientras renueva sus alianzas militares con los otros países andinos para el combate contra el narcotráfico, la guerrilla y el terrorismo, el gobierno de Bush acusa a Venezuela de tratar de desestabilizar a sus vecinos y critica la decisión que Caracas tomó este año, de comprar armas rusas, españolas y brasileñas.
En cambio, los demás países andinos han sostenido un comercio creciente y el intercambio de bienes entre ellos supera los 5.000 millones de dólares anuales.
Wagner, empero, entiende que "lo que nació (en 1969, con la participación entonces de Chile) como un gran proyecto de desarrollo terminó siendo un esquema comercial", y por eso saludó la realización en Venezuela, los días 12 y 13 de enero, de una reunión extraordinaria del Consejo Presidencial Andino para vigorizar la agenda del bloque.
En primer lugar, los presidentes darán vida a Petroandina, una plataforma de cooperación en materia energética, para lo cual ministros del ramo se reunirán a fines de este mes.
También se discutirá activar un llamado Fondo Humanitario Social, con programas de salud, vivienda, educación y saneamiento para los sectores más pobres y para el cual Venezuela ha ofrecido 50 millones de dólares, recordó Wagner, en tanto que otros países podrán aportar efectivo, bienes o trabajo.
"Se necesita una estrategia andina de cohesión social, y que la integración le llegue más a la gente, que no se ha dado cuenta del proceso. La integración ha sido más bien un tema de empresarios exportadores", admitió Wagner.
"Una nueva agenda nos permitirá construir una nueva CAN. Pero, con el tiempo, la emergencia de la Comunidad Sudamericana de Naciones hará la fusión y ya no serán necesarias ni la CAN ni el Mercosur", afirmó.