Los países responsables de las negociaciones comerciales mantienen las mismas diferencias casi insalvables de los últimos años, cuando faltan tres semanas para la sexta conferencia ministerial de la Organización Mundial del Comercio (OMC) en Hong Kong, aunque redujeron la acritud de sus discusiones.
El nuevo tono permite descartar la posibilidad de que Hong Kong se transforme en un desastre."Espero que eso nunca ocurra", dijo Celso Amorim, ministro de Relaciones Exteriores de Brasil.
"Por ese motivo nos hemos juntado". A diferencia de lo que ocurrió en la tercera conferencia, realizada en la ciudad estadounidense de Seattle, en 1999, y en la quinta, celebrada en el balneario mexicano de Cancún, en 2003, que terminaron en fracasos, nos reunimos ahora porque queremos avanzar, insistió.
Además de Amorim, los máximos negociadores Rob Portman, de Estados Unidos, Kamal Nath, de India, Shoichi Nakagawa, de Japón, y Peter Mandelson, de la Unión Europea (UE), examinaron este martes con Pascal Lamy, director general de la OMC, el panorama que se presenta para la conferencia en la ciudad asiática, del 13 al 18 de diciembre.
Amorim sostuvo que las ambiciones de una apertura comercial más profunda, en especial en la agricultura, no habían disminuido.
Sin embargo, el brasileño mencionó de manera significativa que las negociaciones tenían un valor particular en otras dimensiones internacionales más alejadas del puro comercio, como el afianzamiento de la paz mundial y del multilateralismo.
Esas parecen ser algunas de las razones que sostienen actualmente el proceso de la Ronda de Doha, una negociación lanzada en la capital de Qatar en 2001, y que se ocupa principalmente de la profundización de la apertura comercial en agricultura, servicios, productos industriales y propiedad intelectual, entre otros aspectos.
Las negociaciones desde el punto de vista técnico se encuentran en un estancamiento que se acentuó cuando la UE presentó el 28 de octubre su última propuesta que dejó insatisfechos a gran parte de los demás 147 estados miembros de la organización.
En esas condiciones, y descartada la posibilidad de un nuevo fiasco como en Seattle y Cancún, a la conferencia de Hong Kong se le abren dos posibilidades.
Una consiste en ofrecer a los ministros, para su aprobación, un documento que se limite a recoger los avances alcanzados desde enero de 2002 cuando comenzaron en la práctica las negociaciones de Doha.
Esta es la idea de la UE, expuesta en la fecha por Mandelson, que aspira a dar por cerrada la etapa actual de las negociaciones sin nuevos avances antes de Hong Kong, que será la plataforma de lanzamiento para los progresos a lo largo de todo 2006, cuando deberá concluir la ronda de Doha.
Otra opinión tienen Estados Unidos, el Grupo de los 20 (G-20), una coalición de países con intereses agrícolas que lideran Brasil, China, India y Sudáfrica, y una buena parte de las demás naciones en desarrollo.
Este bloque pretende que antes del encuentro en Hong Kong queden definidos los elementos esenciales de la negociación para que los ministros den el último envión. "Necesitamos obtener de Hong Kong algo más que un balance de la situación", criticó Portman.
La idea de los europeos demandará mucho tiempo para concertar acuerdos, y de esa manera se pondrá en peligro la posibilidad de concluir las negociaciones antes de fines de 2006, previno Amorim. En cambio, la otra propuesta permitirá alcanzar progresos tal vez en dos o tres meses, aventuró.
Los ministros de los cuatro países volverán a reunirse la semana venidera para continuar las negociaciones. De todos modos, ya se vislumbra que el proceso de Doha necesitará del respaldo de una nueva conferencia general de los ministros de toda la OMC. Nath estimó que se podría realizar en marzo, en Ginebra.
Pero en el mismo proceso se registró este martes un episodio singular, pues el presidente del Comité de Negociaciones en Agricultura, Crawford Falconer, presentó un informe de resumen del estado de los debates que superó holgadamente el escrutinio de los estados miembros.
A pesar de que la agricultura ha sido considerada como el nudo gordiano del proceso de Doha, el documento presentado por Falconer "es neutral, equilibrado y refleja el estado de la negociación", dijo a IPS una fuente del G-20 especializada en el tema agrícola.
Sin embargo, un grupo de países latinoamericanos, integrado por Colombia, Costa Rica, Ecuador, Nicaragua y Perú, que reclaman apoyo a sus productos tropicales de exportación, observó que el texto otorgaba demasiado peso a las preferencias comerciales de las ex colonias europeas de África, Caribe y Pacífico.
El representante de la UE ante la OMC, Carlo Trojan, opinó que el documento de Falconer debería ser incorporado, "de manera objetiva" al informe de los progresos alcanzados durante la negociación de Doha, que Lamy presentará a los ministros en Hong Kong.
La observación de Trojan refleja el ángulo escogido por la UE para superar el escollo de la conferencia de Hong Kong sin profundizar las negociaciones agrícolas, como reclaman el G-20, Estados Unidos y los países en desarrollo, dijo la fuente.
Falconer presentará esta semana su informe al Comité de Negociaciones Comerciales, el organismo responsable de la globalidad de las discusiones.