BRASIL-EEUU: La visita de la ambigüedad

La visita este fin de semana del presidente estadounidense George W. Bush a su par de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, confirma el acercamiento de dos líderes opuestos en ideología e intereses políticos, que pese a ello parecen entenderse y están dispuestos a cooperar.

Crédito: UN/DPI
Crédito: UN/DPI

Lula invitará el domingo a Bush con un "churrasco" (parrillada de carne vacuna), mientras que la Central Única de Trabajadores (CUT), afín a este gobierno izquierdista, convoca junto a otros movimientos sociales a movilizarse en más de una docena de ciudades de Brasil contra el visitante, quien arribará este sábado.

Bush, en entrevistas concedidas a periodistas latinoamericanos en los últimos días, elogió a Lula, "un hombre interesante", y el papel de liderazgo que ejerce Brasil en la región.

Pero los observadores no olvidan que Brasilia se opuso a la invasión estadounidense a Iraq, que discrepancias entre los dos países trabaron el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) y que Lula mantiene buenas relaciones con gobernantes izquierdistas ubicados por Washington en el "eje del mal", como el venezolano Hugo Chávez y el cubano Fidel Castro.

Bush admitió al diario brasileño O Estado de Sao Paulo que tiene diferencias con Lula, pero también "objetivos compartidos", como la lucha por aliviar el hambre y la pobreza, y la cooperación en las negociaciones globales y multilaterales de la Organización Mundial de Comercio (OMC) y en la promoción de la democracia en América Latina.
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A pesar de las discrepancias, los dos países están condenados a tener buenas relaciones, debido a la importancia recíproca, opinó Luiz Alberto Moniz Bandeira, autor de varios libros sobre historia de los vínculos interamericanos y que acaba de lanzar su nuevo trabajo sobre Estados Unidos titulado "Formación del Imperio Americano".

En este momento, la visita "será formal, sin gran efecto", sólo para que Bush intente demostrar que no descuidó América Latina, acotó el especialista.

Brasil se constituyó en un país confiable para Washington gracias a la política económica que asegura los intereses de los inversionistas, pero hay sectores de poder estadounidenses que rechazan la estrategia externa de Lula y por eso no quieren su reelección, dijo Moniz Bandeira a IPS.

El principal problema que ve Estados Unidos en el mayor país del sur americanos parece ser el acercamiento al gobierno venezolano de Chávez, que Lula ya calificó de "excesivamente democrático" por incluso someter su mandato presidencial a un referendo, que ganó con casi 60 por ciento de los votos.

Pero es, precisamente, el surgimiento de líderes políticos como Chávez y el candidato socialista a la presidencia de Bolivia, el indígena Evo Morales, que agranda la importancia que concede Washington a Lula y a su gobierno encabezado por el izquierdista Partido de los Trabajadores, según analistas.

Brasil cumple un papel de estabilizador político en la región, favoreciendo la democracia, según dirigentes estadounidenses, incluso es lo que opina el propio Bush.

"El carácter moderador siempre estuvo presente en la diplomacia brasileña, alejada de posiciones radicales", comentó a IPS Clovis Brigagao, director del Centro de Estudios Americanos de la Universidad Candido Mendes, de Río de Janeiro.

Con una sociedad más compleja que Venezuela y otros países vecinos, Brasil no puede "embarcarse en aventuras" y Washington lo reconoce, señaló.

Brigagao también cree que "nada grande o decisivo" saldrá de la corta visita de menos de 24 horas de Bush a Brasilia, pero la agenda entre los dos países se hizo "densa y diversificada" últimamente.

Los asuntos comunes van desde la cooperación en cuestiones policiales, como la lucha contra las drogas, a delicados temas del uso del centro de lanzamientos espaciales de Alcántara, en el norte de Brasil, y la reforma de la Organización de las Naciones Unidas.

El estrecho diálogo de Bush con Lula no asegura a Brasil, empero, su pretendido lugar como miembro permanente del Consejo de Seguridad del foro mundial.

En aspectos comerciales, los dos países viven conflictos, como la victoriosa acción brasileña contra los subsidios estadounidenses al sector algodonero y la frustración del ALCA, pero se puede "avanzar centímetros" en el encuentro presidencial, por ejemplo sobre las negociaciones de la llamada Ronda Doha de la OMC, señaló Brigagao.

Por último, Bush y Lula podrán "intercambiar experiencias" respecto de los problemas internos que enfrentan ambos, que han llevado a que algunos de sus más cercanos colaboradores deban renunciar, en el caso de Brasil a causa de escándalos de corrupción y en Estados por haber mentido ante un tribunal acusador, bromeó el investigador.

Brasilia estará sometida en las próximas horas a fuertes medidas de seguridad, con la movilización de 500 policías federales que se sumarán a efectivos de las fuerzas armadas para proteger Bush, a su esposa Laura Bush, a su secretaria de Estado, Condoleezza Rice y a otros miembros de la comitiva visitante.

El encuentro formal de los dos presidentes, en la mañana del domingo, será seguido de la informalidad del "churrasco" que ya se hizo usual como cortesía de Lula, en su residencia "rural", la Granja do Torto.

La CUT, fundada hace más de 20 años de la mano del liderazgo sindical del propio Lula, llamó a activistas y a otros movimientos sociales, como el de los campesinos sin tierra, a participar en manifestaciones que tendrán lugar de este viernes al domingo en distintas capitales, incluyendo Brasilia.

"Fuera Bush" o "terrorista número uno", son algunas de las consignas que levantan estas organizaciones.

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