La junta militar de Birmania todavía no decidió si se retiraría de la Organización Mundial del Trabajo (OIT), dijo a IPS el ministro de Relaciones Exteriores, Nyan Win.
"El gobierno no ha decidido si se retirará de la OIT", dijo el canciller a IPS en una entrevista exclusiva este viernes, durante su estadía en Bangkok para asistir a un encuentro regional de Birmania, Camboya, Laos y Tailandia, que integran la cuenca del río Mekong, al que concurrieron los líderes de los cuatro países.
El motivo del eventual retiro de Birmania es el fastidio del régimen militar (en el poder desde 1962) por la ayuda que la OIT presta a víctimas de trabajos forzados y por las advertencias efectuadas a Rangún para que colabore con el cese de esa extendida práctica.
"Definitivamente, Birmania no abandonará el organismo internacional", dijo a los periodistas el primer ministro de Tailandia, Thaksin Shinawatra, luego de conversar con su par birmano Soe Win.
Hace dos semanas, una misión de la OIT en Rangún fue informada por el gobierno que había decidido retirarse de esa agencia del sistema de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Estaba escrita una carta de notificación, sostuvo el Ministerio de Trabajo de Birmania a Francis Maupain, consejero especial del director general de la agencia, Juan Somavia.
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Pero hasta que Somavia reciba la misiva, Birmania seguirá integrando el organismo.
Durante su visita a Rangún, Maupain sólo se reunió con el ministro de Trabajo, U. Thaung, que expresaba sus propios puntos de vista, enfatizó el canciller birmano. "El gobierno de Birmania toma decisiones sobre una base colectiva y la decisión final sobre retirarse o no de la OIT todavía no fue adoptada", insistió.
Tanto el ministro de Trabajo como el de Relaciones Exteriores habían dicho a diplomáticos en Rangún que el gobierno estaba esperando los acontecimientos de la reunión del Consejo de Administración (órgano ejecutivo de la OIT, que es la secretaría del organismo), que se desarrolla en Ginebra desde el 3 y hasta el 18 de noviembre, antes de enviar la notificación formal del retiro.
Pero a menos que la OIT retire sus amenazas de sanciones, Rangún no tendrá más alternativa que abandonarla, decían.
El gabinete había discutido y acordado la decisión de retirarse, según diplomáticos radicados en Rangún. Ahora, tanto el primer ministro como el canciller se distancian de esa medida, lo cual podría significar que las principales figuras del gobierno militar lo están pensando mejor.
Las recientes revelaciones sobre duras amenazas de muerte enviadas al delegado de la OIT en Rangún enfurecieron a muchos generales de la plana mayor del régimen. Varios aliados, especialmente Beijing, se sintieron molestos por la amenaza birmana de abandonar la agencia de la ONU.
Sólo tres países se retiraron en algún momento de la OIT: Sudáfrica durante el apartheid —régimen de segregación racial en perjuicio de la mayoría negra desmantelado en 1994— Estados Unidos a fines de los años 70 y Vietnam en 1985.
El canciller birmano también confirmó que la Convención Nacional volvería a reunirse el 5 de diciembre para terminar de definir los principales puntos del proyecto para una nueva constitución.
La Convención, que había sido convocada por el régimen con el fin de habilitar un proceso de cambios políticos, interrumpió sus sesiones unos siete meses atrás, luego de discutir los principios de la nueva carta magna durante seis semanas. Más de 1.000 delegados cuidadosamente seleccionados se reunieron de modo intermitente durante más de una década para elaborar el texto.
La constitución será plasmada en un proyecto por un comité elegido por el procurador general y el Comité de Convocatoria de la Convención Nacional, dijo Nyan Win, quien se negó a hacer comentarios sobre por qué los partidos políticos habían sido excluidos del proceso.
La Liga Nacional para la Democracia (NLD son sus siglas en inglés), liderada por la opositora detenida Aung San Suu Kyi, y la Liga para la Democracia de las Nacionalidades Shan, boicotearon las conversaciones de la Convención desde que se reanudaron en mayo de 2004. La NLD insistió en que no podía considerar su participación mientras su líder permanecía bajo arresto domiciliario.
El gobierno dijo que la Convención Nacional era el primer paso en su hoja de ruta hacia la democracia. El canciller confirmó que la de diciembre sería la sesión final, pero añadió que no podía fijar plazos. "Eso lo tienen que decidir los delegados", afirmó.
Algunos analistas creen que el gobierno intenta concluir el proceso para fin de año. "Nos han dicho que será una sesión breve, sin discusión. Sólo seremos capaces de decir 'sí' o 'no'", dijo a IPS uno de los máximos líderes de la organización rebelde de inspiración étnica Kachin, que está participando en la Convención Nacional.
Pero recientemente se insinuó a los ministros que las discusiones pueden durar por lo menos varias semanas.
"Es responsabilidad del alto general Than Shwe (líder de la junta militar que gobierna a Birmania, además de comandante supremo del ejército y ministro de Defensa) determinar cuándo va a concluir la Convención Nacional. Y no está claro qué quiere: si terminar rápidamente a causa de su mala salud (es hipertenso, diabético y hace seis meses tuvo un infarto) o prolongarla para dar más tiempo a los planes del régimen", dijo el analista independiente Win Min.
El proyecto constitucional tendrá que ser aprobado por un referéndum nacional. "Será una votación libre y justa, como ocurrió con el referéndum por la Constitución de 1974", dijo el canciller Nyan Win al periódico Bangkok Post.
Muchos diplomáticos destacados en Rangún creen que el régimen intenta celebrar manifestaciones masivas en todo el país, patrocinadas por la oficialista Asociación para el Desarrollo de la Solidaridad de la Unión, que hará campaña a favor de la nueva carta magna.
"La votación sobre la Constitución de 1974 no fue ni libre ni justa. Los electores tenían como (única) opción depositar sus votos en cajas marcadas con 'sí' o 'no'. Fue apenas mejor que una votación a mano alzada organizada por el régimen", dijo Janelle Saffin, experta constitucional y asesora legal del Consejo de Abogados de Birmania.
El régimen debería seguir las pautas de la ONU sobre los referendos, si quiere asegurarse de que los comicios sean verdaderamente libres y limpios, sugirió Saffin.
Es prematuro arriesgar si se permitirá a la NLD participar en las elecciones que se celebrarán bajo la nueva constitución. "Sólo tenemos que esperar y ver", dijo Win Min. La NLD ganó de modo rotundo los últimos comicios en 1990, pero el régimen militar continuó aferrado al poder.
La detención domiciliaria de Suu Kyi será prorrogada a fines de este mes. Pero el canciller birmano se negó a comentar si sería extendida por un año más. Nadie cree que la líder demócrata sea liberada a la brevedad, y es probable que permanezca bajo arresto hasta después de los futuros comicios.
El gobierno birmano no está preocupado por las sanciones internacionales ni por las amenazas de que el Consejo de Seguridad de la ONU discuta cómo presionar a los líderes militares de ese país para que respeten los derechos humanos e implementen reformas políticas. "La presión sin garantías sólo demorará el proceso", dijo el canciller.
"Tenemos buenas relaciones con todos nuestros vecinos —especialmente con China, India y Tailandia— y eso es lo que importa", concluyó Nyan Win.