El foro de ministros de América Latina y el Caribe definió en la capital venezolana un manejo integral de las fuentes de agua para saciar la sed de millones de familias, a la vez que rechazó la dispersión del poder político en las decisiones sobre los recursos hídricos.
El agua y las cuencas son manejadas "en muchos de nuestros países por numerosas y diversas instituciones, técnicas, científicas, sin músculo político", se lamentó el ministro costarricense Carlos Rodríguez, secundado por varias delegaciones en el encuentro realizado el jueves y este viernes.
La Iniciativa Latinoamericana y Caribeña, adoptada por la región tras la Cumbre sobre Desarrollo Sustentable de 2002 en Johannesburgo, Sudáfrica, es traducida por los jefes de las carteras de Ambiente en un plan de acción para apuntalar decenas de proyectos, que acerquen la meta de reducir a la mitad los 100 millones de personas sin acceso al agua potable en esta área..
"Nunca resolveremos ese problema si no asignamos al agua un verdadero valor ecológico, que tenga una traducción financiera", sostuvo Rodríguez. "Cuando servimos el agua, contabilizamos los costos operacionales, administrativos y financieros del suministro, pero no el bien mismo, y no valora su producción", apuntó.
Costa Rica "ha duplicado su superficie forestal y ese proceso se aceleró cuando empezamos a pagar a los campesinos por el agua que producen, y todos los sectores, consumidores urbanos, agricultores o industriales, asumen que deben pagar por ese bien", añadió Rodríguez.
En cambio, en Venezuela, "por mandato constitucional, el agua es un recurso de dominio público, que no se valora como insumo económico sino como bien social", dijo su ministra de Ambiente, Jacqueline Faría, quien preside la fase caraqueña del foro.
El debate se sustenta en la búsqueda regional de un manejo adecuado de los recursos hídricos, para prevenir desastres, fortalecer los bosques y demás recursos naturales, asegurar la dotación de agua para consumo humano, agrícola e hidroeléctrico, y su uso como palanca en la lucha por reducir la pobreza.
Los pobres "son los que más sufren con la destrucción de los recursos naturales", recordó a periodistas en el marco del foro Klaus Toepfer, director del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma), "Debo decir que en la lucha contra ello no estamos donde debiéramos según los objetivos del milenio", agregó.
Los ocho Objetivos de Desarrollo para el Milenio, fijados en 2000 por la Organización de las Naciones Unidas, incluye reducir la pobreza extrema y el hambre para 2015 al menos a la mitad respecto de los datos existentes en la materia en 1990, fijando para ello metas en alimentación, salud, educación, igualdad de género, vivienda, saneamiento, tecnología y ambiente, entre otras áreas.
"No podemos tener un mundo en paz con diferencias tan marcadas entre pobres y ricos, y la pobreza en vez de reducirse cada día se agranda más", se lamentó Toepfer.
"La región con más problemas es África subsahariana, pero también en América Latina y el Caribe los hay y por eso se debe invertir en ambiente, que es invertir en la paz", puntualizó.
Los ministros concordaron en exigir el cumplimiento de los países industrializados de su compromiso de destinar al menos 0,7 por ciento del producto bruto interno en ayuda oficial al desarrollo del Sur. También insistieron, respecto de la región, en que se debe dar prioridad a los pequeños estados insulares del Caribe.
Aunque el agua fungió como eje del foro en cuanto al manejo de recursos, la cita de Caracas se planteó como temas específicos el desarrollo de energías renovables, la conducta ante la producción y uso de químicos y el impulso del ecoturismo.
A ese respecto, los ministros decidieron incorporar a sus esquemas de trabajo las recomendaciones de 49 organizaciones ambientalistas, de la sociedad civil, que deliberaron en un foro previo al de las autoridades.
Así, se ratificó la meta de que dentro de cinco años al menos 10 por ciento de la oferta energética de la región esté constituida por producciones renovables, como la eólica, la solar, geotérmica, biomasa, biogas, mareomotriz e hidroeléctrica, con énfasis de parte de las organizaciones no gubernamentales en privilegiar las represas pequeñas sobre las grandes.
Hay consenso en apoyar una estrategia internacional respecto de los químicos, que suman unas 100.000 sustancias producidas y usadas y sobre los cuales se exige seguridad, control por parte de agencias intergubernamentales, información para los usuarios y desaparición gradual de ahora hasta 2020 de la producción y uso de aquellos que sean persistentes o bioacumulativos.
Una atención especial es requerida para prevenir la exposición ante químicos de los grupos vulnerables, como niños, embarazadas, enfermos y personas de tercera edad.
En cuanto al ecoturismo, se le admite como fuente de revalorización de los recursos naturales y de inclusión y mayores ingresos para comunidades de campesinos, pescadores e indígenas ancestralmente ligadas a los espacios para esa actividad.
Faría y el director regional del Pnuma, Ricardo Sánchez, restaron importancia a que los reflectores de la región apunten a la IV Cumbre de las Américas, que se realiza este viernes y el sábado en el sudoriental balneario argentino de Mar del Plata, mientras el foro de Ambiente delibera en Caracas.
"Lo importante es que en el Sur estamos construyendo una potencia de opiniones para alcanzar un cambio de actitud del ser humano sobre el planeta", dijo la ministra anfitriona, en tanto Sánchez recordó que la fecha calza con la secuencia bienal de reuniones para que los responsables del área elaboren posiciones políticas comunes ante los foros globales.
Las próximas citas serán las de las partes del Protocolo de Montreal sobre la capa de ozono, el venidero diciembre en Dakar, la conferencia internacional sobre manejo de químicos en febrero de 2006 en Dubai, y el cuarto foro mundial del agua en México, en marzo del año próximo.
