Grupos defensores de los derechos humanos instaron a la comunidad internacional a seguir el ejemplo de la Unión Europea (UE), que prohibió el ingreso a los rebeldes Tigres de Liberación de la Patria Tamil, de Sri Lanka, por reclutar a niños y niñas como soldados.
"La UE debe seguir rechazando las delegaciones de los Tigres de Tamil hasta que pongan fin a los asesinatos políticos y al reclutamiento de niños y niñas", exhortó Jo Becker, directora de un programa sobre infancia de la organización Human Rights Watch (HRW), con sede en Nueva York.
"Otros países integrantes de la Organización de las Naciones Unidas deberían considerar acciones similares", dijo a IPS.
Casey Kelso, director internacional de la Coalición para Acabar con el Uso de Niños Soldados, celebró "el reciente acuerdo de la UE por el cual las delegaciones de los Tigres de Tamil no serán más recibidas en los (25) estados miembro del bloque".
El activista subrayó a IPS que el reclutamiento de cualquier persona menor de 18 años con fines militares, sea forzado o voluntario, es contrario a las normas internacionales de derechos humanos, basadas sobre el reconocimiento de la vulnerabilidad y las necesidades especiales de los niños y niñas.
Además, "el reclutamiento de niños menores de 15 años es definido como crimen de guerra por el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional. Estas obligaciones existen independientemente de cualquier proceso de paz", explicó.
Creada en Londres en 1998, la Coalición está integrada por algunas de las principales organizaciones humanitarias, como HRW, Amnistía Internacional, Federación Internacional Terre des Hommes, Alianza Internacional "Save the Children" ("Salvemos a la infancia"), Servicio Jesuita a Refugiados, la Oficina Cuáquera ante las Naciones Unidas en Ginebra y World Vision International.
En un documento divulgado el lunes, la Coalición exhortó a los Tigres de Tamil a detener todo reclutamiento de menores de 18 años y sacar a todos los niños y niñas de sus filas.
La decisión de la Unión Europea, subrayaron los activistas, fue tomada luego del asesinato en agosto del canciller de Sri Lanka, Lakshman Kadirgamar, así como de otros líderes políticos en las últimas semanas, todos ellos a manos de los Tigres, según el gobierno.
Más de 65.000 personas han muerto y unas 800.000 han sido desplazadas por la guerra civil que libran los Tigres desde 1983 para lograr la autonomía del norte y el este del país, donde predomina la etnia tamil.
Más de 70 por ciento de los 18 millones de habitantes de Sri Lanka son de la etnia cingalesa —la mayoría budistas— y 18 por ciento son tamiles, cuyos ancestros proceden del sur de India y practican el hinduismo.
En 2002, los rebeldes y el gobierno acordaron un cese del fuego. No obstante, desde entonces más de 200 personas han sido asesinadas, en su mayoría tamiles, al parecer por motivos políticos.
La Unión Europea calificó de "aborrecible" el continuo reclutamiento de niños y niñas por parte de los rebeldes.
El secretario general de la ONU, Kofi Annan, presentó en febrero un informe al Consejo de Seguridad en el que llamó a adoptar severas medidas para castigar a los responsables de esta práctica.
Annan propuso restringir el movimiento de los líderes rebeldes y su exclusión de toda estructura de gobierno y planes de amnistía. También sugirió someter a estos grupos a embargos de armas y limitar su acceso a recursos financieros.
Sin embargo, después de casi cinco meses de negociaciones, el Consejo de Seguridad llegó a un acuerdo para crear un "completo mecanismo de vigilancia e información" sobre la situación, mucho menos de lo que había pedido Annan.
En los corredores de la sede de la ONU en Nueva York, se especulaba que China y Gran Bretaña estaban en contra de adoptar medidas drásticas contra grupos rebeldes como los Tigres de Tamil.
China era proclive a proteger algunos grupos en Birmania, mientras Gran Bretaña se resistía a endurecer su postura hacia el insurgente Ejército Republicano Irlandés (IRA).
Kelso subrayó que el proceso para sacar los niños y niñas de las tropas rebeldes debe ser transparente, verificable e independiente.
"Si organismos como Unicef (el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia) y otros grupos independientes participaran del proceso, enviarían un claro mensaje para que los derechos de los niños y niñas fueran respetados por los Tigres de Tamil", añadió.
Desde 2002, los Tigres han reclutado miles de niños y niñas. La mayoría son secuestrados cuando se dirigen a la escuela, según los activistas. Los insurgentes se aprovecharon además de los que quedaron huérfanos tras el maremoto de diciembre de 2004 en el océano Índico.
Los Tigres entregaron a más de 1.400 niños y niñas soldados a funcionarios de Unicef luego de un acuerdo con el gobierno de Sri Lanka en 2003. Otros fueron entregados a sus propios padres.
No obstante, Unicef constató un importante incremento de los secuestros el pasado julio.