En las primeras elecciones legislativas de su gestión, el presidente de Argentina, Néstor Kirchner, logró aumentar su base de apoyo y erigirse en líder del peronismo prescindiendo del esquema tradicional partidario y arrasando con sus dirigentes más conservadores.
El resultado fortalece la gobernabilidad de Kirchner, que había ganado los comicios en 2003 con apenas 22 por ciento de los votos, pero no le alcanza para aprobar sus proyectos sin necesidad de tejer acuerdos en la Cámara de Diputados.
Para el jefe del gabinete ministerial, Alberto Fernández, el resultado electoral fue "casi un plebiscito" en favor de la gestión del gobierno, según lo expresado este lunes.
La victoria más aplastante la consiguió la esposa del mandatario, Cristina Fernández, quien retuvo el escaño que tenía en el Senado, pero dejando su representación de la austral provincia de Santa Cruz por la de Buenos Aires, el mayor distrito del país con casi 40 por ciento del padrón electoral.
Con 99 por ciento de las mesas escrutadas, la senadora Fernández logra 46 por ciento de los votos a la cabeza de la lista kirchnerista Frente para la Victoria, superando por más de 26 puntos porcentuales a su inmediata competidora, Hilda "Chiche" González, la esposa del ex presidente Eduardo Duhalde (2002-2003) que lideraba la lista con el sello oficial del Partido Justicialista (peronista).
"No hay victorias personales, individuales, rutilantes", declaró Fernández tras el triunfo. "La gente acompañó un proyecto de país que está empezando a cambiar la vida de los argentinos", señaló Fernández en alusión a la gestión y la propuesta centroizquierdista del sector peronista que lidera su marido.
Sin embargo, nadie duda que, tras su arrollador triunfo en el bastión de Duhalde por años, emerge ahora como una dirigente de enorme peso en la escena política nacional.
También fue un muy duro golpe para el peronismo conservador liderado por Duhalde. Su esposa sólo logró 19,7 por ciento de los votos pese a presentarse con el lema Partido Justicialista y sumar el apoyo de un partido derechista, que según analistas habría aportado casi cinco puntos porcentuales de esos sufragios.
Los observadores coincidieron este lunes en que en el saldo de los comicios no sólo cuenta la victoria promedio del oficialismo kirchnerista sumado los votos de todo el país, que rozó 40 por ciento de adhesión, sino el respaldo obtenido por el presidente y su esposa a la propuesta tácita de transformar el peronismo en una coalición de centroizquierda.
Kirchner y Fernández, que comenzaron a militar en política en la izquierdista Juventud Peronista en los años 70 en La Plata, capital de la oriental provincia de Buenos Aires, para los comicios presidenciales de 2003 ya estaban enfrentados con la dirigencia que condujo el partido hacia la centroderecha en los años 90 de la mano del entonces presidente Carlos Menem (1989-1999).
Ahora y con el mismo lema de entonces Frente para la Victoria, el kirchnerismo no sólo le ganó a Duhalde, su rival de más peso relativo en el peronismo, sino también a Menem, quien pese a quedar segundo igual conquistó un escaño senatorial por la septentrional provincia de La Rioja, donde apenas vota 0,8 por ciento del padrón electoral nacional.
Menem consiguió su asiento, pero perdió. El gobernador Angel Mazza, que representa al Frente para la Victoria, obtuvo 51 por ciento de los votos frente a 40,6 por ciento del ex gobernante.
También otros dirigentes justicialistas conservadores y centroderechistas, como Menem y Duhalde, con tradicional fuerte apoyo en sus provincias, también fueron derrotados en esta oportunidad.
En paralelo, un nuevo líder de centroderecha, el empresario Mauricio Macri, obtuvo un amplio triunfo en la ciudad de Buenos Aires, al ganar en todos los distritos barriales y sumar casi 34 por ciento de los votos. Su agrupación arrebató seis de los 13 escaños en juego en la Cámara de diputados por la capital del país.
"El sistema democrático necesita una alternativa", planteó Macri, para luego indicar que piensa en una oposición nacional aliado a otras agrupaciones de centroderecha.
La tarea no será fácil para el también presidente del popular club de fútbol Boca Juniors. Su principal socio, el economista Ricardo López Murphy, salió quinto en la provincia de Buenos Aires, con sólo 7,7 por ciento de votos.
Macri podría sumar a los dirigentes del justicialismo residual, liderado por Duhalde, y a otros líderes provinciales de derecha, como el gobernador de la austral Neuquén, Jorge Sobisch, que obtuvo un amplio triunfo en su distrito.
Por su parte, la candidata de la centroizquierdista Afirmación para una República de Iguales, Elisa Carrió, que hasta hace pocas semanas era la favorita en la ciudad de Buenos Aires, quedó en segundo lugar con 21,8 por ciento de respaldos, seguida del candidato oficialista, el canciller Rafael Bielsa, quien logró 20 por ciento de los votos.
Los analistas sostienen que el resultado de los comicios en la capital muestra a las claras que el electorado se dividió entre quienes aceptaron el llamado de Kirchner a respaldar su gestión, y los que prefirieron ponerle límites.
No obstante el tercer puesto de Bielsa, colaboradores del presidente consideraron que el ascenso de Macri podría ser funcional al nuevo sistema político que busca el gobierno y que comenzó a delinearse este domingo, es decir el kirchnerismo aglutinando un movimiento de centroizquierda frente a una coalición de partidos derechistas y centroderecha.
Esta lectura del escenario que comienza a dibujarse se alimenta de otros resultados. Los partidos centroizquierdistas que no se aliaron con el oficialismo para estas elecciones están divididos y no ofrecen una alternativa definida de oposición.
El gran triunfo en esta franja ideológica fue para el socialista Hermes Binner, cabeza de la lista que obtuvo cinco de los nueves diputados por la oriental provincia de Santa Fe.
Binner mantiene un buen diálogo con Kirchner, mientras que Carrió, crítica del gobierno, tuvo una cosecha magra respecto de las expectativas.
Esta victoria parlamentaria bastará a Kirchner para asegurarle el quórum propio en el Senado, donde pasará de 38 a 43 asientos sobre 72, pero no le alcanza para lo mismo en la cámara baja, donde tendrá que negociar apoyos dado que pasó de contar con 88 representantes a 107 sobre 257. El duhaldismo retrocedió de 36 a 28 cargos.
La Unión Cívica Radical, la otra tradicional y gran estructura partidaria junto con el peronismo, siguió en retroceso. Su candidato recogió 2,2 por ciento de los votos en la ciudad de Buenos Aires y 7,8 por ciento en la provincia del mismo nombre.
Los que salieron mejor parados podrían nutrir ahora las nuevas alternativas electorales.