Estados Unidos exige a Vietnam nuevas y profundas reformas económicas para admitir su ingreso en la Organización Mundial del Comercio (OMC), condición a la que el país comunista considera inaceptable.
Vietnam, 69 por ciento de cuyos 77 millones de habitantes subsisten en el sector agrícola, abrazó ciertos aspectos del capitalismo con cautela para reducir la brecha entre ricos y pobres.
El país asiático solicitó el ingreso a la OMC en 1995 e inició negociaciones en esa dirección en 2002. Hasta hace poco, confiaba en que ingresaría en la conferencia ministerial de la organización que se celebrará en diciembre en Hong Kong.
Ninh, una cultivadora de arroz de 52 años, recoge la cosecha de este año en dos enormes canastos que carga sobre sus hombros.
El trabajo es duro e intenso. Cuando la cosecha termine, la mayor parte del arroz que recoja alimentará a su familia. Apenas vende en el mercado lo suficiente como para pagar sus impuestos.
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Ninh aspira a que sus hijos puedan estudiar sin verse obligados a trabajar los campos de arroz. "Quiero que tengan buenos empleos para ganarse la vida", dijo. "Trabajar en la fábrica es mejor, pero ahora no tenemos la oportunidad de hacer eso."
Aunque esta campesina asegura no haber accedido a información sobre las gestiones de Vietnam para ingresar en la OMC, sabe que la economía del país está cambiando.
"Mis vecinos están abandonando la agricultura", contó. "Se mudan en busca de trabajo en las fábricas o en la construcción."
En los últimos 15 años, Vietnam cambió la manera en que se desempeña en la economía, aunque tal vez no del modo en que a Washington le gustaría.
Este país abrazó la economía de mercado y alentó a los obreros a trabajar en la industria exportadora. Las nuevas fábricas comenzaron a florecer en Hanoi y en Ho Chi Minh (ex Saigón).
En 2002, los inversores extranjeros invirtieron más de 1.200 millones de dólares en Vietnam, que parece pronto para ingresar de lleno en un régimen capitalista.
El gobierno de George W. Bush presionó a Vietnam para que eliminara los subsidios y privatizara sus empresas. Pero Washington fracasó en sus recientes negociaciones porque Hanoi consideró que se trata de "nuevas condiciones" que se suman a otras ya cumplidas.
Esas "nuevas condiciones" no son el único inconveniente. El mes pasado, el embajador estadounidense, Michael Marine, criticó a Vietnam por no implementar plenamente un acuerdo bilateral de comercio negociado en 2000, y también por recurrir a "medidas a medias".
A Estados Unidos "le falta buena voluntad", pues "comprende claramente las capacidades de Vietnam y sabe que no podemos cumplir sus nuevas condiciones", dijo al diario Juventud el principal negociador vietnamita ante la OMC, Ngo Quang Xuan.
Tanto el gobierno como los empresarios estadounidenses difieren con ese punto de vista. "Queremos un acuerdo viable", aseguró Adam Sitkoff, director ejecutivo de la Cámara Estadounidense de Comercio en Hanoi.
"La comunidad empresarial estadounidense quiere un acuerdo que sea bueno para el futuro de Vietnam, no sólo para las compañías como Citibank y AIG, sino también para los negocios vietnamitas", dijo Sitkoff a IPS.
Con el ingreso a la OMC, los países intentan "crear un clima que dé ganas de invertir y seguridad al colocar el dinero", sostuvo.
Pero algunos observadores consideran que tales cambios ponen en peligro la campaña de reducción de la pobreza de Vietnam, una de las más exitosas del mundo.
La organización humanitaria Oxfam Internacional calculó que 58 por ciento de la población Vietnam vivía en la pobreza. Para 2002, ese porcentaje se había reducido a la mitad.
Empresas estatales transportan productos químicos y fertilizante a las familias de las áreas rurales, 45 por ciento de las cuales todavía sufren la pobreza.
En un informe titulado "Haz como yo digo, no como yo hago: los injustos términos del ingreso de Vietnam a la OMC", Oxfam aseguró en mayo que se pretende obligar a este país a efectuar un recorte de aranceles y subsidios que representa el doble exigido a vecinos como Filipinas, Nepal y Tailandia, que ya integran la organización.
"Para cualquier país, unirse a la OMC es como saltar sin remos a un río que se mueve rápidamente en la oscuridad", dijo Steve Price-Thomas, portavoz de Oxfam en Hanoi.
"Es difícil saber con certeza qué sucederá, pero lo importante es que si uno salta al río por la noche querrá asegurarse de que tiene un cinturón de seguridad, una linterna, saber a qué camino se dirige, que no habrá rocas, etcétera. Así que esperamos que Vietnam esté listo y preparado para la vida en el club de la OMC", agregó.
Oxfam cree que Vietnam debería ingresar en la OMC en sus propios términos. Una lenta y gradual transición a la economía de mercado ayudó a Vietnam a convertirse en el segundo mayor exportador de arroz del mundo. A Oxfam le preocupa que, sin protección, los cultivadores de arroz, sean golpeados duramente dentro de la OMC.
En su pequeño predio agrícola de la septentrional provincia de Bac Ninh, Truong, de 38 años, lleva arroz desde un separador de granos impulsado a diesel hasta su patio del frente.
Truong dice que gana menos de 10 centavos por día labrando los campos. Pero él y su esposa también son jornaleros, y después de 15 años de duro trabajo pudieron construir una vivienda de dos plantas en 2002.
Este campesino ve las abundantes fábricas que se construyen en las áreas rurales y piensa que, si Vietnam se une a la OMC, el gobierno se apropiará de su predio. Dice que la idea no le incomoda, siempre y cuando reciba una compensación justa.
Pero a Truong sí le preocupa quedar sin trabajo luego de que su establecimiento sea confiscado. Así que, dice, si no obtiene un precio justo, se avecinan tiempos de protestas para él y sus vecinos.