Al votar a favor del tirón de orejas a Irán, promovido por Occidente en la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA), India hizo colapsar su tradicional política de no alineamiento.
Con excepción de los últimos acuerdos firmados con Estados Unidos sobre cooperación nuclear civil y militar, parte de una "alianza estratégica" cada vez más estrecha, la decisión sobre Irán constituye el cambio más grande de la política exterior india desde la independencia del régimen colonial británico en 1947.
Según Gulshan Dietl, un especialista en Asia occidental en la Escuela de Estudios Internacionales de la Universidad Jawaharlal Nehru, al dar "este paso vergonzoso", India se muestra como una prostituta que defiende los intereses de Washington más que los suyos propios.
La resolución de la Junta de Gobernadores de la AIEA, una de las agencias de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), se produjo el sábado al final de una semana de presiones y manipulación en Viena, sede de la agencia, y en otras capitales, en torno a un proyecto de Alemania, Francia y Gran Bretaña.
Los tres países, agrupados bajo la denominación UE-3 (Unión Europea-3), dicen estar jugando un rol mediador entre Estados Unidos e Irán.
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Irán insiste en que sus actividades nucleares son totalmente pacíficas y que están dentro de los derechos y obligaciones emanados del Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP). La AIEA no dijo que Irán violara el tratado, sólo que no revelaba todo acerca de su historia de enriquecimiento de uranio, que data de los años 70.
Pero Estados Unidos alega que Irán está empeñado en desarrollar armas nucleares y quiere que esos planes sean tratados por el Consejo de Seguridad de la ONU para la adopción de posibles sanciones.
La resolución final, adoptada el sábado, fue una versión modificada del proyecto original del UE-3. No llegó a despachar a Irán al Consejo de Seguridad. Pero preparó el terreno para hacerlo, citando la historia de "ocultamientos" de acciones nucleares iraníes y el informe del director general de la AIEA acerca de ellas, y reclamó a Teherán que detuviera toda actividad relacionada con el enriquecimiento de uranio.
Más aun, el texto afirma que el "no cumplimiento" de Irán con las disposiciones del TNP y el estatuto de la AIEA "plantea cuestiones que están dentro de la competencia del Consejo de Seguridad", dada su responsabilidad de mantener "la paz y la seguridad internacionales".
La resolución provee la base para el próximo paso lógico: remitir la cuestión nuclear iraní al Consejo de Seguridad y aumentar la presión sobre Teherán para que desmantele su programa atómico.
La moción obtuvo 22 votos a favor y uno en contra (el de Venezuela), con la abstención de 12 países, entre ellos Rusia, China, Brasil, México, Sudáfrica e incluso Pakistán.
Estados Unidos se mostró triunfante con la resolución y expresó su gratitud a India por su voto. Teherán expresó su indignación y condenó la resolución como "ilegal e inaceptable".
La decisión de India de votar con Estados Unidos fue tomada aún antes de que el primer ministro Manmohan Singh (en el poder desde mayo de 2004) visitara a mediados de mes Francia y Estados Unidos, donde se reunió con el presidente George W. Bush, según reveló el periódico The Hindu la semana pasada.
Es probable que la crisis en torno a las actividades nucleares de Irán empeore, lo cual derribará el argumento de Nueva Delhi de que votó para dar más espacio a una solución deiplomática y porque el texto evitó una referencia inmediata al Consejo de Seguridad.
Insólitamente, India dejó expresas varias advertencias y reservas sobre la resolución, oponiéndose a "que Irán sea declarado como desobediente de sus compromisos", y rechazando que "la situación actual pueda constituir una amenaza para la paz y la seguridad internacionales".
"Estas objeciones se refieren a la propia sustancia de la moción, y hubieran ameritado por lo menos una abstención, sino un voto en contra", dijo Hamid Ansari, ex embajador de India en Irán y experto en Asia occidental que ha seguido de cerca el debate de la AIEA sobre Irán.
Además, India acompañó su voto del pretexto de que había persuadido al UE-3 de modificar un texto originalmente más duro. Dado que sus preocupaciones fueron tomadas en cuenta en la propuesta final, no hubiera sido apropiado abstenerse, argumentó Nueva Delhi.
"Pero el borrador original era una mera estratagema", opinó Ansari. "El UE-3 sabía que no se aprobaría, y difundió el texto suavizado en el último minuto, forzando así un voto en el que India rompió filas con varios países del Movimiento de No Alineados, como Sudáfrica, Brasil y Malasia, que actualmente preside" dicho grupo.
Durante la reunión de la AIEA, "el EU-3 ya no estaba actuando de modo independiente, sino como sucedáneo de Estados Unidos. E India terminó siendo el sucedáneo del sucedáneo, despreciando su independencia. Esto indica una diplomacia muy pobre ante el Movimiento de No Alineados y una política exterior confusa", agregó Ansari.
El Movimiento de No Alineados surgió en tiempos de la guerra fría como un grupo de países del Sur en desarrollo que resistían ubicarse de un lado u otro de la confrontación entre Estados Unidos y la Unión Soviética.
Durante décadas, los no alineados actuaron al unísono en la AIEA. En esta ocasión, el grupo se mostró dividido, con países como Perú, Ghana y Ecuador dándose la mano con Estados Unidos y la UE, mientras naciones más activas dentro del movimiento, como Malasia, Sudáfrica, México y Brasil, se abstenían
"El voto (de Nueva Delhi) va contra el interés nacional y reducirá mucho la estatura global y la credibilidad del país. Si India puede apuñalar por la espalda a un país amigable como Irán, a pesar de sus estrechas relaciones económicas y políticas, muchas otras naciones en desarrollo dejarán de confiar en ella", dijo Dietl.
De hecho, es probable que esta decisión ponga en peligro un gran proyecto bajo negociación: el tendido de un gasoducto entre Irán e India, atravesando Pakistán, que goza de gran apoyo interno y es considerado clave para promover la paz y la prosperidad en toda la región de Asia occidental y meridional, así como la apertura de una vía a las riquezas energéticas de Asia central.
La decisión del gobierno de Manmohan Singh se materializó bajo enérgicos ataques internos, tanto de la izquierda como de la derecha.
La izquierda, aliada crucial de la coalición gobernante que encabeza el Partido del Congreso, considera el voto en la AIEA como una "traición" a la tradicional solidaridad con los países no alineados y en desarrollo y una señal de haber sucumbido a la presión de Estados Unidos.
Ese voto convierte "virtualmente" a India en aliada y prostituta de Washington, sostuvo la izquierda.
El partido derechista y pro hindú Bharatiya Janata también rechazó la decisión de votar favorablemente la resolución del UE-3, y acusó al gobierno de haber dado "subrepticiamente" un gran giro en política exterior.
Jaswant Singh, quien fue ministro de Relaciones Exteriores en los años en que el Bharatiya Janata estuvo en el poder (1998-2004) opinó que el gobierno estaba "propalando la confusión sobre asuntos políticos muy importantes que afectan directamente a la seguridad nacional".
Según Singh, un signo de interrogación pende ahora sobre la propuesta del gasoducto desde Irán, especialmente porque el gobierno se ha negado a explicar "si el proyecto sigue en pie o no".
Un ex funcionario del Consejo Nacional de Seguridad durante el periodo del Bharatiya Janata manifestó temor de que "el voto (en la AIEA) disminuya el poder de negociación de India ante Estados Unidos y cause suspicacias en China".
India niega enérgicamente que su voto en Viena estuviera vinculado a su ansiedad por que el Congreso de Estados Unidos apruebe un tratado de cooperación nuclear de largo alcance, firmado en julio entre Nueva Delhi y Washington.
Sin embargo, el diario estadounidense The New York Times y otros medios de prensa informaron que Estados Unidos estableció explícitamente ese vínculo y, a mediados de septiembre, hizo saber a Singh que India "debía elegir entre Irán y Estados Unidos".
La preocupación india por "blanquear" la situación de sus armamentos nucleares se ha vuelto una obsesión. "Esto está llevando a Nueva Delhi a tratar de colarse en el régimen global basado en el TNP, aunque este país ni siquiera es signatario del tratado", alegó Dietl.
"En definitiva, el voto en Viena es notoriamente un mal negocio y anuncia la capitulación de India ante Estados Unidos", concluyó.