DESARROLLO: El dilema post-Cumbre Mundial

Los 132 países en desarrollo mantienen la presión para que las naciones ricas cumplan con las promesas formuladas hace dos semanas, en la Cumbre Mundial 2005 celebrada en el recinto de la Asamblea General de la ONU en Nueva York.

"La Cumbre puede ser descripta como una bolsa de resultados mezclados", dijo el canciller de Jamaica, Keith Desmond Knight, en nombre del Grupo de los 77 (G-77) que, con 132 países miembros, es la expresión del mundo en desarrollo en la ONU (Organización de las Naciones Unidas).

"Debemos identificar cómo hacer avanzar a nuestros países en este difícil ambiente económico internacional", sostuvo Knight en una reunión ministerial del G-77, cuya presidencia rotativa anual pasará en enero de Jamaica a Sudáfrica.

La semana pasada, el secretario general de la ONU, Kofi Annan, expresó en una declaración las esperanzas y frustraciones que le dejó la Cumbre.

"Todos sabemos que la reunión no logró todo lo que esperábamos. Pero sí alcanzamos importantes progresos, sobre todo en materia de desarrollo", anotó Annan.

"Nuestra tarea ahora es implementar lo que hemos acordado, y apelo al rol activo y constructivo del G-77 en ese proceso", añadió.

Annan sostuvo que la cumbre rubricó "compromisos muy importantes" en el avance hacia el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo de las Naciones Unidas para el Milenio, acordadas en 2000 en una cumbre similar.

Esas metas incluyen reducir 50 por ciento la proporción de personas que padecen indigencia y hambre, dos tercios la mortalidad infantil y tres cuartos la maternal, lograr la educación primaria universal, promover la equidad de género y revertir la expansión del sida y otras enfermedades.

Una cumbre de 189 líderes celebrada en septiembre de 2000 se comprometió a cumplir todos estos objetivos para 2015. Pero su implementación ha dependido principalmente del incremento de la asistencia al desarrollo brindada por donantes de los países industriales.

El proceso de la cumbre, según Annan, "creó claramente un mayor apoyo" para que las naciones del Norte industrial aporten 0,7 por ciento de su producto interno bruto en asistencia oficial al desarrollo. Como consecuencia, habrá decenas de miles de millones de dólares asignados a ese fin.

También comenzarán a implementarse "fuentes de financiamiento innovadoras", entre ellas un impuesto a los pasajes aéreos, añadió.

"Ahora tenemos apoyo claro para iniciativas de rápido impacto, como la distribución gratuita de mosquiteros para combatir el paludismo, la ampliación de los programas de comida escolar y la eliminación de los aranceles para la educación y servicios de salud", sostuvo el funcionario.

"Tenemos mucho trabajo por delante para que el resultado de la cumbre sea significativo en la vida de los pueblos del mundo", consideró.

Annan también llamó a la cancelación de la totalidad de la deuda oficial y bilateral de los países pobres muy endeudados, "y un importante alivio de la deuda para los otros países con una deuda insostenible".

Las juntas del Banco Mundial y el FMI (Fondo Monetario Internacional) acordaron el domingo, en su reunión anual conjunta, cancelar las deudas de esos países más pobres del mundo —unos 40.000 millones de dólares— con ambas instituciones.

Los países beneficiados son 14 africanos (Benin, Burkina Faso, Etiopía, Ghana, Madagascar, Malí, Mauritania, Mozambique, Níger, Ruanda, Senegal, Tanzania, Uganda y Zambia) y cuatro latinoamericanos (Bolivia, Guyana, Honduras y Nicaragua).

La decisión recoge la iniciativa formulada en julio por la cumbre del Grupo de los Ocho (G-8) países más poderosos del mundo en Gleneagles, Escocia, a iniciativa de Gran Bretaña.

Knight, por su parte, manifestó su pretensión de que las naciones donantes cumplan los compromisos asumidos antes, durante y después de la cumbre, incluidos el alivio de deuda, el aumento de la asistencia oficial al desarrollo y el el cambio de las normas del comercio internacional.

También reclamó la concreción del aliento de las inversiones en los países más pobres, el acceso a la tecnología y el fortalecimiento de la participación de los países en desarrollo en la toma de decisiones de instituciones económicas multilaterales.

"¿Como podemos asegurarnos de que no habrá marcha atrás? ¿Y de que los acuerdos se cumplan con la urgencia requereida?", se preguntó.

También el presidente sudafricano Thabo Mbeki fue tajante. "¿Cuán serio es el mundo industrializado acerca de la alianza para la erradicación de la pobreza?", se preguntó en una reunión organizada por el ex presidente de Estados Unidos Bill Clinton en Nueva York, al mismo tiempo que la cumbre que se desarrolló los días 14, 15 y 16.

Mbeki manifestó iguales críticas a Estados Unidos como a los 25 miembros de la Unión Europea, que tratan de ganar tiempo ante las demandas de eliminación de los subsidios agrícolas, que amenazan los ingresos de los campesinos en los países más pobres.

Estados Unidos afirmó que eliminaría sus subsidios si la Unión Europea hacía lo mismo. "Así, nadie avanza", afirmó Mbeki. (

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