El bailarín argentino Julio Bocca comenzó en Venezuela su larga despedida de los escenarios, con la que recorre las plazas donde cosechó lauros y aplausos y que culminará a finales de 2007, cuando cumplirá 40 años
"Cuando finalmente me retire, me dedicaré a la fundación (que lleva su nombre), con la que estudian en Buenos Aires más de 600 alumnos de todos los rincones de Argentina, y cuando no esté ahí, pues disfrutaré del ocio, comiendo o bebiendo frente al mar", dijo a los periodistas poco antes de iniciar sus presentaciones este jueves.
Venezuela fue una plaza decisiva en la vida y carrera de Bocca porque en 1982, con apenas 14 años y siendo sólo un niño prodigio en el conjunto del bonaerense Teatro Colón, lo recibió como refuerzo el naciente Ballet del Teatro Teresa Carreño, sobre cuyas tablas danza nuevamente estos días.
"Fueron siete meses inolvidables, como si hubiese ganado la lotería dos veces: por un lado, viajaba y bailaba, y por el otro, siete meses sin ir al colegio. Luego fui dos meses a Río de Janeiro", rememoró.
Inés Rojas, bailarina y coreógrafa que lo acompañó entonces, recuerda que "para ser un niño de 14 o 15 años era como demasiado adulto. No había nadie a quien a la hora de ensayar con Julio le fuera mal, porque sacaba de cualquiera seis u ocho piruetas, tanta era su energía, como un volcancito a punta de estallar. Veíamos que llegaría lejos".
Bocca dice que en noches de insomnio en Caracas soñaba con la "patria" del ballet, el Bolshoi de Moscú. "Yo a Moscú voy o voy, y en el Bolshoi bailo o bailo", se decía.
"Estoy disfrutando de estos 24 años de carrera, yendo a lugares que son especiales para mí, como venir acá y despedirme de un público que me abrió las puertas desde el comienzo", dijo el danzarín.
En las funciones de la sala Ríos Reyna del Teresa Carreño, con aforo para 2.500 espectadores, Bocca presenta el "Pas de Deux" de Tchaikovsky, junto a Sophia Séller, de The New York City Ballet, "Nine Sinatra Songs" (Nueve canciones de Sinatra), así como "Tango Brujo", "Allegro Brillante", "Tarantela" y "Piazzolla Tango Vivo".
Asimismo, presentará su versión de "Don Quijote", en la práctica un ensayo porque esa pieza será estelar en sus presentaciones en España, también en plan de despedida, y de allí irá a Egipto y Grecia. Para el año próximo, lo esperan escenarios de Estados Unidos, Perú, Ecuador y México.
En medio, habrá un mes de presentaciones en Buenos Aires, donde estrenará, a finales de octubre, su sátira sobre "El lago de los cisnes".
Buenos Aires remite inevitablemente a la polémica entre Bocca y el legendario Teatro Colón, con el que rompió en 2002, "cansado de las trabas que encontré debido a las deficientes administraciones que allí ha habido".
Sin embargo, el "nunca más" que pronunció sobre el Colón quedó en el olvido con motivo del 80 aniversario del Ballet Estable del afamado teatro de Buenos Aires y aceptó volver a sus tablas junto a la compañía Ballet Argentino, que Bocca dirige.
"Las cosas del gobierno, en verdad, son muy feas, por como arruinan el arte. Yo estuve en el aniversario, pero después es imposible trabajar en un lugar donde siempre está de paro o de huelga", comentó en Caracas.
Cuando hace balance de sus 24 años de carrera "en el debe me queda la sensación de que si hubiera tenido más apoyo de las instituciones, tanto gubernamentales como privadas, hubiera podido hacer más para difundir el arte".
En el haber anota "popularizar el ballet y haber logrado acercar la danza a públicos de distintos estratos sociales y a gente que jamás hubiese visto ballet de otra manera".
"Por lo menos en Argentina, sacamos un poco esa imagen acartonada que tienen de los bailarines clásicos. Quise abrir la mente de mucha gente, sobre todo de países muy machistas, y que se viera que de esto se puede vivir, se puede crecer y se puede aprender", remató.
