ASIA-MÉXICO: Una amistad que deja heridas

El gobierno de México recibió este viernes al presidente de Corea del Sur, Roh Moo-hyun, y el lunes hará lo mismo con el mandatario de China, Hu Jintao, para firmar acuerdos de cooperación que serán insuficientes para restañar las heridas comerciales que le infligen esos dos países.

Los dos mandatarios asiáticos llegan a México retribuyendo las visitas efectuadas por el presidente mexicano Vicente Fox en 2001, cuando se prometieron estrechar relaciones diplomáticas, lo que según la retórica oficial ya se alcanzó con creces.

Pero en comercio, y a diferencia de la experiencia de varios países latinoamericanos, la realidad es otra. Mientras Argentina, Brasil, Chile y Perú se benefician de crecientes ventas de productos básicos a Asia —ávida de bienes como harina de pescado, soja, uvas, azúcar y cobre—, México se lamenta.

Este país exporta muy poco a esos destinos asiáticos, mientras compite con ellos en rubros similares como manufacturas, textiles y electrodomésticos.

Los productos chinos y coreanos de bajo precio —importados, pero también contrabandeados—, inundaron en los últimos años el mercado mexicano ya abastecido de bienes similares de producción nacional. Se perdieron miles de puestos de trabajo y se elevó la queja constante de los empresarios.

Tres años atrás, China arrebató a México el puesto de segundo proveedor más importante de Estados Unidos, posición que había ocupado en parte gracias al Tratado de Libre Comercio de América del Norte, vigente desde 1994 y al que también pertenece Canadá.

México exhibe un desequilibrio comercial gigante con los países asiáticos. En 2004, el intercambio con Corea del Sur fue de 5.422 millones de dólares, con un déficit para el país latinoamericano de 5.119 millones.

En el caso de China, el comercio fue de 12.992 millones de dólares, y el déficit mexicano llegó a 12.546 millones. Las exportaciones de China a México eran de sólo 500 millones de dólares una década atrás.

Mientras, las ventas mexicanas al mercado chino se elevaron apenas de 42 a 446 millones de dólares en el mismo período.

Aunque los tres países hablan de intercambio y negocian acuerdos para alentar inversiones, en el terreno en que mejor avanza la relación es en la cultura, la ciencia y la concertación de posiciones internacionales, materias en las cuales está prevista la firma de documentos.

"Enfrentarnos (con Asia) por la competencia (comercial) solamente conducirá a la destrucción", dijo Sergio Ley, embajador de México en China, al señalar que el interés primordial de Fox en recibir a sus pares Roh y Hu es negociar alianzas comerciales.

México anunció su intención de concertar un acuerdo de liberalización comercial con Corea del Sur, despertando el rechazo de los empresarios nacionales, sobre todo de los sectores del vestido y el calzado, que ven perjudicial semejante apertura.

En la rama textil, México perdió 150.000 empleos, y en la de juguetes unos 15.000 por la competencia china de los últimos años. El sector privado afirma que más de 60 por ciento de los productos chinos y coreanos llegan a México de contrabando y a precios imposibles de igualar.

Según los industriales mexicanos, en los rubros de textiles, vestido, juguetes y calzado, más de 400.000 personas perdieron sus empleos entre 2003 y 2004 a consecuencia de la competencia china.

Decenas de firmas ensambladoras de zonas francas (maquilas), que antes eran motor de inversiones y empleo en México, se mudaron al país asiático.

"México permanece con la guardia baja frente a los golpes directos de los asiáticos, especialmente de China", dijo a IPS el analista de mercados internacionales Arnoldo Contreras.

Y así continuará, según indican las condiciones de mercado, sostuvo el experto.

El gobierno de Fox sostiene que "no debe considerarse a China como amenaza, sino como una oportunidad".

"El vigoroso crecimiento de la economía china brinda amplias oportunidades para expandir nuestras exportaciones, para elevar la producción y fortalecer el empleo", declaró el mandatario en junio en el marco de un seminario empresarial.

Con 12 de acuerdos de libre comercio, México es campeón mundial en apertura de mercados, pero concentra con Estados Unidos más de 90 por ciento de su intercambio comercial, cercano a los 400.000 millones de dólares anuales.

Aunque ha firmado tratados de libre comercio con la Unión Europea, Japón y varios países latinoamericanos, México no ha logrado romper su dependencia del mercado estadounidense, destino al que también apunta sus baterías China, con mucho éxito.

La formidable expansión de la economía china repercute de manera muy diferente en otros países de América Latina.

La voracidad de China por materias primas como el petróleo, los minerales y los productos agropecuarios es en gran medida responsable del aumento global de la demanda y de los precios internacionales de estos bienes.

Los gobiernos de los grandes productores sudamericanos han experimentado un importante acercamiento a Beijing, materializado en protocolos de cooperación, acuerdos comerciales y de inversiones.

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe informó el martes que según cifras del primer semestre de este año, China ya es el segundo mercado para las exportaciones de Perú, el tercero para las de Chile, y el cuarto para las de Brasil, Argentina y Cuba.

De momento, la región es la mayor proveedora mundial de China en harina de pescado, soja, uvas, azúcar, cobre, níquel, hierro, madera y pulpa de papel.

"De persistir la demanda china por recursos naturales, varios países de América del Sur verán fortalecidos sus términos de intercambio por un largo período", dijo esa agencia de la Organización de las Naciones Unidas.

Las ventas de América Latina a China pasaron de 1.500 millones de dólares en 1990 a 21.668 millones en 2004. (

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