El problema del mantenimiento en Venezuela es que no se inaugura, sentenció hace tres décadas el veterano corresponsal extranjero Kim Fuad para resaltar el interés de los gobernantes en colocar la primera piedra de una obra pero no para la aburrida labor de su cuidado cotidiano.
Esa falta de mantenimiento, precisamente, parecer ser la causa del derrumbe que abrió un hoyo de 25 metros de profundidad y una extensión de casi 50 metros a la altura del kilómetro 37 de la autopista del centro, la principal del país, interrumpiendo desde el domingo pasado el tránsito en un tramo por donde circulan 70.000 vehículos por día entre Caracas y el occidente del país.
El pavimento demorará dos semanas en ser reparado y, mientras, automóviles, camiones y autobuses que van y vienen desde la capital deben tomar vías alternas por rutas secundarias, tortuosas, mal mantenidas, bordeadas de barrancos, también propensas a derrumbes en esta época de lluvias y, para colmo, acechadas por delincuentes que medran en casuchas a la vera del camino.
Una alcantarilla deteriorada carcomió la tierra bajo el pavimento y provocó el derrumbe, según explicaron los técnicos.
Un microbús, cuyo conductor desconocía la ruta alterna, se precipitó por un barranco causando la muerte de cinco personas. También cayó por el hoyo y pereció un coronel de la Guardia Nacional (policía militarizada) que hacía labores de inspección y vigilancia del área del derrumbe.
La autopista del centro comunica con toda la zona industrial al oeste de Caracas, con el noroccidental Puerto Cabello, y con la región occidental venezolana petrolera, agrícola y ganadera.
En tanto, un viaducto (puente) de la autopista que comunica Caracas con su aeropuerto internacional y el puerto de La Guaira sufre una deformación en el arco de concreto que lo sostiene, afectado por deslizamientos de tierra en el cerro Tacagua, donde se incrusta, y que es asiento de miles de viviendas humildes, en el extremo noroeste de la ciudad.
Varias veces el último año, lluvias torrenciales, algunas de ellas coletazos de huracanes que azotan el Caribe, han inutilizado puentes y pasos de la carretera que lleva hacia el oriente del país, destino turístico por sus playas y nuevo emporio petrolero.
La incomunicación del área metropolitana de Caracas, donde viven más de cuatro millones de los 25 millones de venezolanos, dejó de ser un fantasma para convertirse en una posibilidad muy cercana, advirtió a IPS un ex presidente del Colegio de Ingenieros Adolfo Miquilena.
Según el técnico, nos estamos jugando una lotería si colapsa el viaducto, pero además tenemos el problema de que, como vías alternas, tenemos unas carreteritas que no alcanzan para cubrir el abastecimiento básico, sin hablar de temas como la posibilidad o necesidad de una evacuación masiva de los caraqueños.
El ministro de Infraestructura, Ramón Carrizález, tranquilizó a sus compatriotas al asegurar que el viaducto no está en riesgo de desplomarse y tendrá larga vida, porque hemos detenido el deslizamiento en el talud que sostiene el arco, con la instalación de pilotes y otros sostenes al área afectada.
El presidente de la asociación de los industriales, Eduardo Gómez, así como el ganadero que dirige la confederación empresarial Fedecámaras, José Luis Betancourt, aseguraron que la provisión de alimentos a la capital podrá sostenerse pese a los accidentes.
Sin embargo, Gómez dijo que seguramente los precios subirán un poco debido a los mayores costos en los fletes, al emplear los camiones más tiempo y personal para acarrear los productos.
Un aspecto de cuidado es la seguridad, pues por ejemplo son peligrosos varios tramos de vías alternas a la autopista del centro. Para cubrir algunos de ellos, los alcaldes de esas zonas acordaron el miércoles operaciones policiales extraordinarias, para brindar más seguridad a los transportistas.
En la terminal de pasajeros de autobuses de Caracas, Ingrid Roa, viajera frecuente a la ciudad de Maracay, 80 kilómetros al oeste, se quejó ante IPS porque los conductores de autobusetes (microbús) quieren cobrar otros 1.000 bolívares (un recargo de 20 por ciento) en cada pasaje, porque dicen que gastan más tiempo y gasolina en las vías alternas.
Da lástima ver cómo han dejado perder carreteras que eran tan bonitas, deploró Roa, de 64 años, ayudante de cocina en un restaurante de la capital.
Venezuela, que por décadas ha disfrutado de una bonanza petrolera que la distinguió de sus vecinos, erigió una red de carreteras de 96.000 kilómetros, una tercera parte de las cuales está pavimentada y otro tercio cubierto de balasto (piedra triturada), según un estudio reciente de la Corporación Andina de Fomento.
Emblemáticas de su acelerada urbanización han sido los nudos de autopistas en Caracas, con tramos tan entrelazados que se les bautizó la araña y el pulpo.
El estudio comparó la red vial con las de Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador y Perú, y colocó a la venezolana en segundo lugar, detrás de la chilena respecto de la superficie del país y por la cantidad de kilómetros con pavimento, aunque advirtió una concentración en la zona norte del país.
La investigación recogió, en el período 1995-2002, un estancamiento en las inversiones destinadas a vialidad, lo cual se evidencia en un deterioro sistemático de las vías y en una carencia por parte de los gobiernos de turno en promover planes de desarrollo de largo plazo en infraestructura vial.
Luis Figueroa, presidente el Instituto de Vialidad del estado de Miranda (periferia de Caracas), indicó a IPS que en los casi 80 kilómetros de la autopista del centro bajo su administración hay 58 alcantarillas de metal corrugado, algunas con 50 años de existencia, y 18 están en situación crítica, por lo que serán revisadas y reparadas.
Carrizález admitió un descuido de años en el mantenimiento vial del país y fallas en la supervisión de autopistas y carreteras importantes, cuyo cuidado se confía a los gobiernos regionales y empresas concesionarias que administran las estaciones de cobro de peaje. (
