Aunque el gobierno de Sri Lanka y los separatistas Tigres de Liberación de Tamil-Eelam acordaron dialogar en forma directa tras el asesinato el día 12 del canciller Lakshman Kadirgamar, analistas manifestaron escepticismo.
Cualquier progreso en las negociaciones, estancadas desde 2003, sólo puede esperarse después que ambas partes hayan realizado un enorme esfuerzo por construir una confianza mutua, advirtieron.
La tregua acordada con la mediación de Noruega en febrero de 2002 "se mantendrá, pero los Tigres de Tamil seguirán provocando al gobierno", dijo a IPS el experto en terrorismo Rohan Gunaratna.
Los Tigres luchan desde 1983 por la independencia del norte y este de la isla, habitado por la minoría étnica tamil. El asesinato de Kadirgamar marcó la peor crisis en las relaciones entre los rebeldes y el gobierno desde el comienzo de la tregua en 2002.
La presidenta Chandrika Kumaratunga acusó del atentado a los insurgentes, pero éstos negaron cualquier responsabilidad.
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Gunaratna criticó a los Tigres por aprovechar la tregua para eliminar rivales y seguir fortaleciendo su capacidad miiltar, y afirmó que la propia Kumaratunga fue amenazada por los rebeldes después del asesinato de Kadirgamar.
Se cree que el canciller pagó el precio por su exitosa campaña por la proscripción como grupo terrorista de los Tigres de Tamil en Estados Unidos, Gran Bretaña y otros países occidentales, cuando un francotirador le disparó el día 12 al salir de la piscina de su casa.
Seis días después del asesinato, Kumaratunga escribió al primer ministro de Noruega, Kjell Magne Bondevik, pidiéndole ayuda para organizar una reunión urgente entre el gobierno y los rebeldes. Noruega ha actuado como facilitador del diálogo desde el comienzo de la actual fase de negociaciones.
La presidenta consideró que la reunión era necesaria para discutir la implementación del cese del fuego y hallar formas de poner fin a los asesinatos.
Anton Balasingham, ideólogo de los Tigres de Tamil, manifestó la disposición de su grupo a "participar en la revisión de la aplicación del acuerdo del cese del fuego, para hallar formas prácticas de asegurar el pleno cumplimiento de ambas partes", cuando el canciller noruego Jan Peterssen y su vice Vidar Helgessen se reunieron con él en Londres el viernes 19.
Tras la reunión con Balasingham, Helgessen anunció que se realizaría una reunión en Oslo en las próximas dos semanas. Agregó que los Tigres acordaron revisar el acuerdo de cese del fuego y que esto marcó un cambio en su posición.
Días antes del asesinato del canciller, los Tigres habían rechazado una propuesta de Kumaratunga de revisar el pacto.
La próxima reunión será el marco de las primeras conversaciones directas entre el gobierno y los Tigres desde que éstos se retiraron de las negociaciones en abril de 2003, tras ser excluidas de una reunión de donantes en Estados Unidos.
El conflicto civil de Sri Lanka, que ha enfrentado a la minoría tamil con la mayoría cingalesa y budista, ha provocado la muerte de 65.000 personas al menos. De los 19 millones de habitantes del país, 74 por ciento son cingaleses y 18 por ciento tamiles, en su mayoría hindúes.
India intervino en el conflicto una vez en 1987, cuando envió a Sri Lanka una Fuerza de Mantenimiento de la Paz en virtud de un acuerdo tripartito entre Nueva Delhi, Colombo y los Tigres.
La intervención terminó de manera desastrosa, con el asesinato en mayo de 1991 del primer ministro indio Rajiv Gandhi por un terrorista suicida enviado por los Tigres.
Pese al cese del fuego acordado en 2002, las negociaciones están estancadas desde abril de 2003 y la relación entre el gobierno y los rebeldes está cada vez más tensa desde la deserción del ex jefe militar de los Tigres, Vinayamoorthi Muralitharan, alias Karuna, hacia el lado del gobierno.
Los Tigres acusaron a Colombo de promover una "guerra de desgaste" utilizando a la facción disidente de Karuna. Apenas 24 horas antes del asesinato del canciller, Balasingham, advirtió que el apoyo del gobierno a un conflicto en las sombras podría reavivar abiertamente las hostilidades.
Gunaratna opinó que, aunque los Tigres están contenidos en cierta medida por la presión internacional, todavía pretenden alcanzar sus objetivos por medios militares.
"A los Tigres de Tamil no les importa la presión internacional. Nunca dejaron de pelear. Noruega ha fracasado como mediador. India es la solución", dijo a IPS.