La enseñanza en escuelas de Estados Unidos de teorías según las cuales Dios guía la evolución de las especies, así como la investigación con células madre, alientan choques dentro del Partido Republicano y entre científicos y religiosos de derecha.
El presidente George W. Bush adhirió a la campaña lanzada por grupos religiosos conservadores para dar al denominado diseño inteligente igual tratamiento que a la teoría de la evolución de Charles Darwin.
A esta situación se suma el apoyo de líder del gobernante Partido Republicano en el Senado, el cirujano cardiaco Bill Frist, a la asignación de fondos oficiales a investigaciones científicas con células madre, a las que se oponen los aliados religiosos de Bush.
La teoría del diseño inteligente indica que un poder supremo ha guiado la evolución de las especies. Esta tesis se basa sobre la falta de explicación científica fehaciente de grandes saltos evolutivos, como el de la adaptación de especies animales acuáticas a la vida terrestre.
Tales ideas, rechazadas por la comunidad científica, abrevan en el creacionismo, teoría fuertemente influida por el relato bíblico del Génesis, y postula que todo ser vivo fue creado por Dios.
Algunos de sus cultores creen que la Tierra fue creada en seis días, o en seis días cósmicos —de millones de años cada uno—, o que el planeta tiene apenas 10.000 años de antigüedad.
Bush adhirió a esa campaña de la derecha religiosa la semana pasada. Casi al mismo tiempo, Frist informó desde el recinto del Senado que dejaba de apoyar la negativa presidencial a financiar las investigaciones sobre células madre extraídas de embriones creados in vitro.
Algunos de esos embriones están legalmente destinados a ser desechados como residuo hospitalario, pero Frist aspira a que puedan ser empleados en experimentos con fondos federales, con autorización de sus progenitores en cada caso.
Tales investigaciones podrían conducir a nuevos tratamientos para una amplia gama de enfermedades hoy incurables, como la enfermedad de Parkinson, el mal de Alzheimer y diversas discapacidades de origen neurológico, así como diabetes.
Las células madre son denominadas también pluripotenciales, por su capacidad de tomar la forma de cualquier tejido u órgano del cuerpo humano.
Pero, según Bush, no existe nada que pueda considerarse un embrión sobrante del que puedan extraerse células madre.
Sin embargo, en su mensaje anual al Congreso de 2004, el tradicional Estado de la Unión, el presidente había anunciado que el gobierno lanzaría investigaciones con células madre empleando unas 60 series de estos organismos cuyos embriones ya habían sido destruidos.
Pero esa cifra, producto de una sobreestimación, se ha reducido a unas 22. Según Frist, esas series de células madre son inútiles o se encuentran en proceso de rápido deterioro.
La Cámara de Representantes —dominada, al igual que el Senado, por el Partido Republicano— aprobó hace poco un proyecto de ley que contradice al propio Bush y que ordenaría al gobierno financiar investigaciones con células madre.
En el Senado predomina el apoyo al proyecto. En la cámara alta, el principal impulsor es el senador republicano Arlen Specter, quien fue sometido a quimioterapia para curar su cáncer. El opositor más extravertido es otro republicano, Sam Brownback.
Pero el rechazo de Bush a la iniciativa es tan férrea el presidente cuenta con pocas opciones más allá de vetarla, en caso de que resulte aprobada. Aún está por verse si sus impulsores podrían obtener los 60 votos necesarios para levantar el veto, a pesar de que aseguran contar con 55.
Un posible levantamiento del veto apoyado por la mayoría del propio partido del presidente sería una gran derrota para el gobierno y desataría, sin duda, la furia de la derecha religiosa que lo apoya.
Lo mismo sucedería si el Congreso resolviera rechazar la introducción del diseño inteligente en los programas de educación, si bien su incorporación debe ser resuelta por las autoridades de los diversos distritos escolares que rigen la enseñanza en Estados Unidos.
Bush dijo que el concepto debe enseñarse para que la gente entienda de qué se trata el debate.
El presidente no dijo si aceptaba las ideas creacionistas como alternativa a la teoría de la selección natural, pero consideró que parte de la educación es exponer a la gente a diferentes escuelas de pensamiento.
Pero tal debate enfrenta a los cristianos conservadores que constituyen una de las bases de apoyo del presidente Bush con casi toda la comunidad científica estadounidense, así como con quienes defienden la separación de la Iglesia y el Estado.
El diseño inteligente se contradice con el concepto de selección natural, el proceso que el precursor de la antropología moderna, Charles Darwin, identificó en el siglo XIX como el motor de la evolución.
Según la teoría de la selección natural, mutaciones azarosas prevalecen por ensayo y error, de modo que las que permiten a los especímenes vencer los obstáculos que ofrece su entorno son legadas a su descendencia.
Para los darwinistas, la teoría del científico británico explica la complejidad de la vida, la cual, según teóricos identificados con el creacionismo, solo puede atribuirse a un diseño inteligente.
La mayoría de los académicos consideran que el concepto de evolución concebido por Darwin y corregido por sus seguidores no es una teoría sino un cuerpo de hechos científicos ya establecido y, por lo tanto, indudable.
En los últimos años, la enseñanza de ideas creacionistas y del diseño inteligente fue instaurada en distritos escolares de 20 estados. Kansas es el que lleva la delantera.
Bush defendió la libertad de expresión y el derecho de los estudiantes a escuchar diferentes visiones científicas sobre la evolución, dijo John West, director asociado del Centro para la Ciencia y la Cultura del centro de estudios Discovery Institute, principal apoyo de la teoría del diseño inteligente.
La Asociación para el Avance de la Ciencia de Estados Unidos (AAAS) se negó a enviar sus representantes a audiencias públicas en Kansas sobre la enseñanza del diseño inteligente en las escuelas públicas.
El gerente general de AAS, Alan I. Leshner, consideró que esas audiencias, organizadas por las autoridades educativas del estado, constituían, en realidad, un esfuerzo de los defensores de las ideas creacionistas para atacar y socavar a la ciencia.
El 'diseño inteligente' carece de base científica y no soporta ningún criterio científico siquiera para que se lo considere una teoría. Para la ciencia, una teoría no es una 'creencia': las aceptamos o rechazamos basados sobre pruebas científicas, explicó Leshner a IPS.
El diseño inteligente no es comprobable científicamente, y, por lo tanto, no debería enseñarse en las clases de ciencia, agregó.
Conocidos líderes religiosos también cuestionaron la incorporación de esas ideas a los programas escolares.
El reverendo Barry Lynn, director ejecutivo de Estadounidenses Unidos por la Separación de la Iglesia y el Estado, calificó los comentarios de Bush de desinformados, irresponsables y temerarios.
Los jóvenes de Estados Unidos son mal atendidos por un presidente que confunde religión con ciencia, advirtió Lynn.