Los preparativos de la Cumbre Iberoamericana, convocada para el 15 y 16 de octubre en Salamanca, muestran los resultados del acercamiento constante entre América Latina y España desde que en este país asumiera en mayo de 2004 el gobierno del socialista José Luis Rodríguez Zapatero.
Esta reunión anual de jefes de Estado y de gobierno iberoamericanos, cuya primera edición se remonta a 1991, había comenzado a declinar con el paso de los años porque le faltaba "contenido político suficientemente relevante", dijo a IPS el secretario español de Estado de Relaciones Internacionales y para Iberoamérica, Bernardino León, en referencia al cambio de visión de la Cumbre.
Una prueba de ese declive es que en los últimos seis años faltaron mandatarios a las reuniones realizadas sucesivamente en La Habana, Panamá, Lima, en la playa dominicana de Bávaro, en la ciudad boliviana de Santa Cruz de la Sierra y en San José de Costa Rica.
Durante el gobierno español del centroderechista José María Aznar (1996-2004) se produjo un distanciamiento de España con América Latina en las relaciones bilaterales y en las multilaterales, incluyendo estas Cumbres Iberoamericanas.
Aznar consideró en gran medida a las Cumbres como una iniciativa española y en tal sentido no solamente apoyó su realización, sino que también pretendió imponer sus propios principios y proyectos.
Sobre el cambio de línea española caben mencionar los viajes de Zapatero a América Latina, y la constitución del llamado Cuarteto de Guyana, tras la reunión del gobernante español en marzo en esa ciudad venezolana con el presidente anfitrión, Hugo Chávez, y sus pares Álvaro Uribe, de Colombia, y Luiz Inácio Lula da Silva, de Brasil.
También hay que sumarle la gira latinoamericana de la vicepresidenta del gobierno español, María Teresa Fernández de la Vega, durante la que se entrevistó con mandatarios, ministros y personalidades de Costa Rica, Chile, Argentina, Brasil y Uruguay.
Esta gira, realizada en los primeros días de este mes, es particularmente importante porque es la primera vez que una figura política de alto nivel del país organizador se involucra en la organización de la Cumbre y, sobre todo, que toma en cuenta a los demás países.
Fernández de la Vega se encargó de informar a los gobernantes visitados de los preparativos de la Cumbre, a la vez que recibió datos acerca de los temas que se tendrán que debatir y cuya participación protagónica logró comprometer.
Además, como era imposible visitar todos los países latinoamericanos, tanto por su agenda como por la de los mandatarios de los mismos, otros funcionarios españoles de alto nivel se ocuparon de hacerlo.
Todo ello sin olvidar que la Secretaría de Cooperación Iberoamericana (SECIB) en su traspaso paulatino a la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB), que se está realizando, ha recibido refuerzos que le permiten concentrarse en el apoyo a la organización de la cumbre a realizarse en la noroccidental ciudad española de Salamanca.
Al término de su gira, Fernández de la Vega se mostró convencida de que Salamanca supondrá "un punto de inflexión" en el sistema de cumbres como impulsor de la Comunidad Iberoamericana de Naciones.
Un punto importante de su viaje fue Argentina, atendiendo al desinterés que el presidente de ese país, Néstor Kirchner, mostró por las Cumbres precedentes.
La recepción en Buenos Aires fue muy buena y así lo testimonió el vicepresidente de Argentina y presidente del Senado, Daniel Scioli, quien afirmó que, con el gobierno de Zapatero, España "ha vuelto a Latinoamérica".
Antes de llegar a Argentina, Fernández de la Vega recibió en Chile un compromiso expreso de trabajar conjuntamente para asegurar el éxito de la reunión de Salamanca, manifestado por el presidente de ese país, Ricardo Lagos.
Es de destacar que Lagos le garantizó que su país estará de manera permanente "en la estructura consolidada de las Cumbres". Compromiso que recibió también de Lula, del presidente uruguayo, el izquierdista Tabaré Vázquez, y del costarricense Abel Pacheco.
Uno de los temas destacados que analizarán los mandatarios en Salamanca será la posición iberoamericana en el mundo, lo que implicará no solamente alcanzar consensos políticos sino también instruir, conferir poder y proveer de medios a la SEGIB para que las aplique.
Esta secretaría general será asumida el primero de octubre por el uruguayo-español Enrique Iglesias, quien un día antes dejará la presidencia del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), cargo al que renunció tras ocuparlo por más de 17 años con el fin de asumir esta nueva responsabilidad.
Precisamente la designación de Iglesias por consenso es otra muestra del impulso que se desea dar a las Cumbres y a su institucionalización, ya que éste dejó voluntariamente la presidencia del BID más de dos años antes de que finalizara su mandato y lo hizo para pasar a dirigir un organismo que no cuenta ni de lejos con la fuerza y la presencia internacional del organismo multilateral americano.
Es una muestra no sólo porque los mandatarios eligieron a una personalidad de gran peso internacional, sino también porque Iglesias aceptó pasar a dirigir un organismo débil, con el compromiso suyo y de quienes lo designaron de convertirlo en la expresión internacional de la Comunidad Iberoamericana de Naciones y en un mecanismo para fortalecer a ésta.
Según las reuniones preparatorias que se han venido realizando, se conferirá a la SEGIB un papel destacado para mediar y proponer soluciones en el caso de que se produzca una crisis política en cualquier punto de la Comunidad Iberoamericana.
El grupo lo integran los tres países de la península ibérica, Andorra, España y Portugal, más Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Cuba, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, Uruguay y Venezuela.
León anticipó a IPS que se procurará desarrollar la cooperación judicial entre los países iberoamericanos e impulsar la agenda de desarrollo con compromisos específicos, así como aprobar una carta cultural iberoamericana. Porque, destacó, "no hay que olvidar que la cultura se ha convertido en la productora de 15 por ciento del producto interno bruto de nuestros países".
Añadió que "la cultura no es un ámbito marginal, es un elemento de un valor económico y político enorme. Por ello tenemos que saber hacer política alrededor de la idea de la cultura, una cultura común que cada vez pesa más en el mundo".
Otro tema que analizarán los mandatarios será la posición que mantendrán en la siguiente Cumbre América Latina y el Caribe-Unión Europea, en la que se considera importante que haya un consenso previo lo más amplio posible, en especial de los gobiernos latinoamericanos con los de la península Ibérica.