DESARROLLO-JAPÓN: Metas del milenio exigen ayuda diferente

Aunque la reducción de la pobreza sigue siendo el foco del presupuesto de ayuda al exterior de Japón, este gobierno debe hacer más para que se cumplan varios de los Objetivos de Desarrollo del Milenio antes de 2015, exhortaron expertos y activistas.

"Con miras a alcanzar las metas del milenio de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la cancillería aumentó la ayuda a los países pobres. El próximo paso es asegurar que esa ayuda se inverta con sensatez, en pro de un desarrollo equitativo", instó Masaki Inaba, en representación de la Organización de Desarrollo Japón-África.

Para empezar, el gobierno debe trabajar más estrechamente con organizaciones de base, tanto en los países receptores como en Japón, instó Inaba.

Los Objetivos de Desarrollo del Milenio, fijados por los 191 países miembros de la ONU en 2000, consisten en la reducción de la pobreza extrema y el hambre a la mitad, la educación primaria universal y la promoción de la igualdad de género y la autonomía de la mujer.

También incluyen la reducción de la mortalidad materna en tres cuartos, de la mortalidad infantil en dos tercios, y el combate al sida, la malaria y otras enfermedades. Las metas específicas deben cumplirse antes de 2015 y tienen como referencia los niveles de 1990.
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Estas metas exigen un cambio en la antigua política japonesa de ayuda oficial para el desarrollo (AOD), tradicionalmente orientada a la construcción de infraestructura en los países pobres mediante préstamos blandos, exhortó Hiroshi Kanda, jefe de la Red Kansai por la reforma de la AOD.

Un tercio del presupuesto de ayuda japonesa al exterior de 2004, de 8.900 millones de dólares (el segundo mayor del mundo), consistió mayoritariamente en créditos para construir costosas obras de infraestructura, necesarias para atraer inversiones privadas y apuntalar las economías nacionales.

"La ayuda japonesa a Asia sudoriental se basa en esta idea", dice Kanda. La cancillería considera que el impresionante desarrollo económico de Tailandia y China, por ejemplo, son resultado de la AOD japonesa.

Pero las metas del milenio exigen "un tipo diferente de ayuda", que aumente las donaciones y reduzca gradualmente los préstamos blandos, que han generado una enorme deuda externa para los países en desarrollo, observó.

Organizaciones de desarrollo sostienen que esas metas no se alcanzarán a menos que se alivie la carga de la deuda a los países pobres.

Aunque el desembolso de la ayuda de Japón por mucho tiempo se basó en la capacidad de reembolso de los prestatarios, este año Tokio cambió su posición y se unió a la campaña occidental para cancelar la deuda de algunos de los países más pobres del mundo, en su mayoría africanos.

Treinta y cuatro de los 42 estados reconocidos por el Fondo Monetario Internacional como "países pobres muy endeudados" son africanos.

El pasado febrero, Tokio tomó la iniciativa de duplicar su ayuda a África y durante la cumbre del Grupo de los Ocho países más industrializados, realizada en julio en Gleneagles, Escocia, prometió aumentar su presupuesto de AOD en 10.000 millones de dólares para el año 2010.

Asia es el mayor receptor de la ayuda japonesa, con casi 60 por ciento del presupuesto. Las contribuciones a África rondan el 12 por ciento, y no se prevé que este porcentaje cambie este año, pese al incremento.

Shinichi Mizuta, especialista en asuntos africanos del Instituto de Investigaciones Mitsubishi, opinó que la estrategia de fortalecer las economías para combatir la pobreza es buena a largo plazo, y consideró difícil un aumento de las donaciones dirigidas a las metas del milenio.

"También creo que el enorme déficit fiscal nacional, que llevó a recortar el gasto en bienestar social en el país, es otro obstáculo en el camino de Japón hacia los Objetivos de Desarrollo del Milenio", agregó.

Un estudio publicado por el Instituto Mitsubishi en 2003 reveló que sólo 3,4 por ciento del presupuesto nacional de AOD se invertía en mejorar la salud en los países pobres.

Los activistas también temen la inminente privatización de los ahorros postales que sustentan la AOD, e instan a Tokio a cumplir la meta fijada por la ONU de destinar 0,7 por ciento del producto interno bruto a la ayuda al desarrollo, frente al 0,2 por ciento actual.

Kanda consideró necesario un debate profundo para que la AOD japonesa logre reducir la pobreza y producir equidad mundial.

"Exhorto al gobierno japonés a comprender que la reducción de la pobreza en África no puede manejarse igual que la ayuda a (el resto de) Asia", dijo.

"Japón debe observar los aspectos negativos de las economías de los países receptores, como la creciente brecha entre ricos y pobres y la destrucción ambiental, a fin de desarrollar una major política de cooperación para África", insistió.

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