INFANCIA-MÉXICO: Desaparecer de casa

Ian, de cuatro años, fue secuestrado de su casa en el central estado de México. Su cadáver, golpeado y abusado, fue hallado poco después por personal de limpieza debajo de la cama de un hotel en la capital mexicana.

El final de Ian, secuestrado el 15 de este mes, se suma a más de 120.000 niñas y niños desaparecidos por distintas razones en México desde 1996, de acuerdo con cifras de la Procuraduría General de la República.

La madre de Ian sólo pudo reconocerlo por los zapatos que aún calzaba, narró a IPS la presidenta de la independiente Asociación Mexicana de Niños Robados y Desaparecidos, María Elena Solís.

Las investigaciones de la policía permitieron identificar y arrestar al asesino, quien dijo ser vecino de la familia y confesó que el crimen fue una venganza hacia la madre del niño, con quien al parecer había sostenido una relación afectiva.

Éste es un ejemplo de la vulnerabilidad en que se encuentran los menores aun dentro de sus hogares. El asesino sabía que el niño estaba solo en su casa y aprovechó la circunstancia para secuestrarlo, dijo Solís.

Solís creó la Asociación en 1996, un año después de que sus dos nietas, de ocho meses y dos años, fueran secuestradas por alguien que intentó venderlas a una pareja con problemas de fertilidad. Una rápida acción policial rescató a las niñas.

”Sufrí la pérdida y experimenté la angustia por la desesperación, comprendo el dolor que aqueja a miles de parejas a las que les han arrebatado a un hijo”, dijo Solís.

La activista citó otro caso, el de Axel, robado de su casa en el estado de México en enero junto a sus dos hermanos, una niña de ocho años y otro de seis. El raptor, amigo del padre de los menores, se los llevó un día en que estaban solos, prometiéndoles ir de compras.

Los trasladó a Sinaloa, en el oeste del país. Allí golpeó y asesinó a Axel y abandonó a sus hermanos en el albergue Ángel de la Guarda.

”Cuando los recuperamos, los dos niños sobrevivientes nos dijeron que el amigo de su papá golpeó a su hermanito en el estómago y le gritaba que le caía mal”, dijo Solís.

En casi una década, la Asociación ha recuperado a 274 de 500 menores reportados con solicitud de búsqueda. En la mayoría de los casos, niñas y niños son hallados con vida. En otros sólo se llega a tiempo para recuperar el cadáver.

En enero de 2003 un hombre secuestró a Abel, de cuatro años. La prensa dio amplia difusión a la sustracción del menor, lo que al parecer puso nervioso a su captor, que optó por asesinarlo, recordó Solís.

No obstante, 70 por ciento de los casos de menores desaparecidos son llevados por padres o madres en el marco de una separación conyugal, dijo a IPS la diputada del izquierdista y opositor Partido de la Revolución Democrática, Angélica de la Peña, presidenta de la Comisión Especial de la Niñez, Adolescencia y Familias.

El 30 por ciento restante comprende delitos como venta de niños con fines de adopción nacional o internacional, para integrarlos a redes de pornografía y explotación sexual y, en menor grado, para traficar sus órganos en el vecino Estados Unidos, dijo De la Peña.

Los rescates en estos casos son mínimos, apuntó la legisladora.

Las 120.000 desapariciones de menores comenzaron a sumarse en 1996, cuando la población mexicana era de 97 millones de personas, 60 millones de las cuales vivían en la pobreza. Ahora el país tiene 104 millones de habitantes.

El parlamento aprobó en abril reformas al Código Penal que incorporan como delito grave el secuestro de menores y su explotación en actos delictivos, dijo.

El también diputado Guillermo Tamborrel, del conservador y gobernante Partido Acción Nacional, e integrante de la Comisión de Atención a Grupos Vulnerables, sostuvo que la reforma penal castiga con mayor severidad a quien lesione, atente o use menores en actos delictivos. Las penas van de 25 a 50 años de prisión, explicó.

Las bandas que trafican con menores seleccionan a sus víctimas de acuerdo con sus intereses comerciales. Los recién nacidos y menores de tres años son vendidos a parejas sin hijos, los de cuatro a 11 años son empleados para pedir limosna en las calles de grandes ciudades, y los de 12 a 18 años son vendidos a bandas de explotación sexual, dijo Tamborrel.

”Organizaciones civiles han documentado casos de menores vendidos en 30.000 dólares. También se ha detectado que el mayor número de robos de niños con fines de venta se realiza entre los sectores más pobres”, dijo añadió.

A veces los progenitores venden a alguno de sus hijos para hacerse de dinero que les permita afrontar la pobreza, o los ”rentan” a quienes los explotan como mendicantes en las calles. Este fenómeno es más frecuente en grupos indígenas que emigran a las grandes ciudades, según Tamborrel.

Con miras a reducir los riesgos que corre la infancia en la capital mexicana, autoridades municipales, legisladores del partido Verde Ecologista y trabajadores de la empresa de refrescos Cooperativa Pascual Boing promueven desde 2004 una campaña de información sobre el peligro que constituyen las bandas organizadas.

Se trata de recomendaciones sencillas a niñas, niños y padres, como no dejar solos a los niños en el hogar o dentro de vehículos, elegir sitios seguros para que jueguen, tener cuidado en la contratación de personal doméstico, no publicar ni difundir sus fotografías y no dar información económica a desconocidos.

Desde el año pasado, el gobierno de la ciudad de México distribuye a las familias una tarjeta de identidad de los menores, en la que se incluye una fotografía reciente, huellas digitales, un mechón de cabello para un análisis genético ante una eventual desaparición y datos de un familiar adulto que asuma la responsabilidad de cuidar al menor cuando sale de la escuela pública.

Las principales cadenas de televisión Televisa y TV Azteca apoyan a las organizaciones civiles que buscan menores extraviados, emitiendo sin costo avisos o mensajes relativos a la búsqueda.

Las televisoras transmiten las fotografías en el horario de mayor teleaudiencia, pidiendo colaboración para localizarlos. Anuncios como éstos permitieron conocer el destino de Ian y de Abel.

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