La mayoría de las mujeres de Afganistán mueren mucho antes de llegar a ancianas, dijo la ministra Massouda Jalal a las delegadas de la Reunión Ministerial sobre Mujeres y Potenciación, del Movimiento de Países No Alineados (Noal), que terminó en la capital de Malasia este martes.
Massouda, ministra de Asuntos de la Mujer en Afganistán, conmovió a las participantes con su descripción de la situación de las mujeres en ese país devastado por la guerra después de que Estados Unidos derrocó al grupo extremista islámico Talibán, a fines de 2001, e impuso la democracia.
El promedio de vida de una mujer afgana es de 44 años. Las muertes prematuras se deben principalmente a la falta de atención médica, en especial durante el parto, dijo, y agregó que muchas mujeres también mueren en conflictos locales o a causa de la pobreza extrema.
Cada día mueren 70 madres y 700 niños y niñas por falta de servicios de salud, dijo a participantes de más de 114 países.
Además, tres años después del derrocamiento de Talibán, casi 60 por ciento de las niñas no asisten a la escuela, y 70 por ciento de las familias viven en la pobreza más abyecta.
Esperamos que los países del Noal nos ayuden. Nuestro pueblo los necesita… por favor ayúdennos con programas de desarrollo, pidió la ministra afgana.
En la reunión de Kuala Lumpur, los No Alineados volcaron su atención de la política a los asuntos sociales, por primera vez en sus 44 años de existencia.
El Noal fue creado en 1961, en el auge de la guerra fría, por países no alineados con el bloque occidental capitalista ni con el oriental soviético, temerosos de una guerra nuclear entre ambos bandos. Al finalizar la guerra fría, el movimiento se replanteó su propósito.
El lema de la conferencia finalizada este martes, Potenciando a las mujeres frente a los desafíos de la globalización, reflejó el esfuerzo del Noal por encontrar un nuevo camino.
Ministros y representantes de 80 de los 116 miembros del Noal asistieron a la reunión inaugurada por el primer ministro de Malasia, Abdulá Badawi, que urgió al mundo a concentrarse en el flagelo del sida y en la situación de las mujeres musulmanas oprimidas por la ignorancia, el fundamentalismo islámico y las fuerzas de la globalización.
Abdulá es presidente del Noal y de la Organización de la Conferencia Islámica, que agrupa a 56 países.
Al cierre de la reunión ministerial, los participantes aprobaron la Declaración de Putrajaya, que prevé medidas concretas para mejorar la situación de las mujeres en los países miembros.
Malasia también propuso crear un Centro del Noal sobre Género y Desarrollo, que trabajarían con creadores de políticas, académicos, centros de investigación y otros grupos interesados para promover discusiones intelectuales, el intercambio de ideas y la creación de capacidad en las mujeres.
El sida también ocupó un lugar importante en la agenda de los participantes. Malasia y otros países asiáticos tenemos mucho que aprender de África, donde viven 70 por ciento de las personas con VIH/sida, resaltó Shahrizat Jalil, ministra malasia de la Mujer, la Familia y el Desarrollo Comunitario.
Según la Organización Mundial de la Salud, más de 20 millones de mujeres en todo el mundo viven con VIH/sida.
Marina Mahathir, presidenta del Consejo del Sida de Malasia, urgió a los miembros del Noal a esforzarse para potenciar a las mujeres en sus respectivas sociedades y así combatir la mortal enfermedad.
La potenciación de las mujeres no es sólo una recomendación para protegerlas del VIH y el Sida. También les permitiría tomar sus propias decisiones de vida en forma independiente y segura, dijo.
Indonesia, el mayor país musulmán del mundo y una gran fuente de trabajadores migrantes, reclamó planes nacionales y estrategias multisectoriales para combatir el tráfico humano.
Timor Oriental, el país más pequeño y menos desarrollo del Noal, también pidió ayuda en varios sectores.
El conocimiento sobre el VIH/sida es muy escaso en la población de Timor Oriental, y además la violencia de género, en especial la violencia doméstica, es grave y está muy extendida, afectando principalmente a mujeres y niños, señala un informe presentado a la reunión ministerial.
Otro desafío que enfrentan las mujeres timorenses es el tradicional sistema patriarcal, que otorga a los hombres mayores el poder de decisión. (