Estados Unidos arrebató a México a mediados del siglo XIX la mitad de su territorio original. Hoy, millones de inmigrantes mexicanos y sus descendientes ocupan esa tierra perdida y desde el 1 de julio uno de ellos gobernará Los Ángeles, la segunda ciudad más grande del vecino país del norte.
El triunfo de Antonio Villaraigosa en las elecciones celebradas a mediados de mes en la urbe estadounidense que alguna vez se llamó Los Ángeles, México, provocó entusiasmo entre políticos y observadores locales.
Diputados de México indicaron que presentarán al nuevo alcalde de 52 años, hijo de inmigrantes pobres del estado mexicano de Guanajuato, un paquete de propuestas de carácter migratorio.
Los políticos esperan que el nuevo funcionario sea su aliado, a diferencia de Arnold Schwarzenegger, gobernador del sudoccidental estado estadounidense de California, donde se ubica la ciudad de Los Ángeles, quien ha sido impulsor de medidas que dificultan la vida de los extranjeros, pese a que él también es un inmigrante nacido en Austria.
Alrededor de 10 millones de los 33,8 millones de habitantes de California son de origen mexicano, cantidad que lo ubica como el grupo de inmigrantes más numeroso en ese estado.
California es una de las siete economías más importante del mundo y para México uno de sus primeros socios comerciales. Además, la mayoría de los más de 17.000 millones de dólares que los inmigrantes mexicanos enviaron en 2004 a su país, provinieron de ese lugar.
Roberto Pedraza, diputado del opositor Partido Revolucionario Institucional y miembro de la comisión de Asuntos Migratorios del Congreso legislativo mexicano, dijo a IPS que las propuestas que varios de sus colegas harán a Villaraigosa incluyen abaratar el envío de remesas, agilizar la repatriación de cadáveres y facilitar el trabajo de los mexicanos en Los Ángeles.
Pedraza tiene la esperanza de que el nuevo alcalde, cuyo apellido original era Villar, pero mudó al unirlo con el de su esposa, Corina Raigosa, defienda los intereses de los inmigrantes mexicanos, especialmente de los que no tienen documentos.
Similar expectativa tienen diputados del izquierdista Partido de la Revolución Democrática y del conservador Partido Acción Nacional, del presidente Vicente Fox. Además, representantes diplomático de México en California informaron que buscarán a Villaraigosa para tratar asuntos relativos a la vida de los inmigrantes en Los Angeles.
El alcalde electo, quien pertenece al opositor Partido Demócrata, declaró a periodistas que, cuando gobierne, las relaciones con México serán prioritarias. Además, dijo que es contrario a las políticas que dificultan la vida de los inmigrantes y a propuestas para militarizar la frontera sur de Estados Unidos.
En Los Ángeles, ciudad que perteneció a México hasta 1846 cuando Estados Unidos la ocupó militarmente y anexó, cuenta con 3,9 millones de habitantes, 40 por ciento de los cuales son de origen latinoamericano, la mayoría mexicano.
Según el estudio Previsiones sobre Población Mundial, Revisión de 2004 de la Organización de las Naciones Unidas, México es ahora, y lo será hasta 2050, el mayor emisor de inmigrantes en América y segundo en el mundo, sólo detrás de China.
Esa ola humana irá lenta, pero inexorablemente ocupando espacios políticos de alto rango en Estados Unidos, señalan observadores. El triunfo de Villaraigosa se enmarca en ese fenómeno, declaró a IPS el académico mexicano Marcelo Merlo.
Pero tampoco hay que hacerse muchas esperanzas con Villaraigosa, pues aunque tenga buena voluntad con los inmigrantes, la mayoría de políticas migratorias de Estados Unidos son federales o estatales y a los alcaldes sólo les queda acatarlas, advirtió Merlo.
En Estados Unidos, a donde llegan cada año alrededor de 400.000 mexicanos y un millón ve frustrado su ingreso al no poder lograr burlar los controles fronterizos, viven cerca de 40 millones de personas de origen latinoamericano, en gran parte de México.
Previsiones de las autoridades censales de Estados Unidos calculan que en unas tres décadas aproximadamente más de la mitad de la población de los estados de California y Texas, fronterizos con México, habrán tenido su origen en América Latina.
El diputado Pedraza espera que el futuro alcalde de Los Ángeles marque una diferencia con las políticas que el gobierno estadounidense de George W. Bush aplica contra los extranjeros que viven en ese país.
México reaccionó con indignación por la promulgación el 11 de este mes en Estados Unidos de la ley Real ID Act (Ley de Identidad Real, en inglés), que entre otras medidas impide el acceso a licencias de conducir a inmigrantes indocumentados, y dispone extender los muros de seguridad erigidos en su larga frontera sur.
Pero la ampliación de muros y las dificultades para obtener licencias no son las únicas evidencias del clima persecutorio que se ha instalado en Estados Unidos contra los inmigrantes.
En abril, Minuteman Project, un grupo de caza inmigrantes irregulares se desplegó en una parte de la frontera con México, y anunció que repetirá la acción en octubre en toda la zona limítrofe. El gobernador de California declaró que apoya esa iniciativa.
En noviembre, en el sudoccidental estado estadounidense de Arizona se aprobó la Propuesta 200, en el marco de las elecciones presidenciales. Esa norma restringe el acceso a servicios de salud y educación a inmigrantes sin residencia legal en ese distrito.
Sin embargo, también surgió en las últimas semanas una iniciativa que México saludó. Se trata de la propuesta de ley denominada Acta para una América Segura y una Inmigración Ordenada, presentada este mes por senadores republicanos y demócratas.
El proyecto incluye la posibilidad de que inmigrantes indocumentados legalicen su estancia en Estados Unidos tras pagar una multa, demostrar que no tienen problemas legales y haber vivido un número determinado de años en ese país. Además, regula programas de trabajo temporal.
Las medidas propuestas son similares a las que vienen siendo reclamadas por el gobierno de México desde 2001.
