Un destacado científico africano reclama a la ONU que sancione a Canadá, que bloquea el ingreso de delegados del Sur desarrollo a una conferencia internacional sobre bioseguridad opuestos a los cultivos transgénicos.
Las autoridades canadienses habían negado la visa a Tewolde Berhan Gebre Egziabher, el científico más conocido de Etiopía y negociador para las instancias del Protocolo de Cartagena sobre Bioseguridad. El gobierno revirtió luego su decisión ante la presión de activistas.
Pero otros delegados del mundo en desarrollo vieron vedada su participación en la conferencia de la ONU en Montreal, que comenzó este lunes.
En una carta abierta al director ejecutivo del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma), Klaus Toepfer, Tewolde pidió que se sancionara a Canadá por las dificultades que debió afrontar para obtener él mismo la visa.
La carta indica que otros delegados del Sur debieron sortear duros escollos en su camino a Montreal, si es que pudieron llegar a la ciudad. La conferencia se refiere, entre otros asuntos, al etiquetamiento de mercaderías fabricadas con organismos genéticamente modificados.
Tewolde perdió algunas reuniones y llegó a Montreal el viernes. El gobierno canadiense negó la visa al miembro de la delegación iraní Jafar Barmaki, experto en biodiversidad del Ministerio de Relaciones Exteriores de su país.
Barmaki jugó un papel importante en la promoción de la bioseguridad dentro del gobierno, según el Centro para el Desarrollo Sustentable y el Ambiente, una organización no gubernamental iraní.
También se le negó la visa a dos delegados indios, el economista experto en asuntos agrícolas Kavulakunpla Ramanna Chowdry, profesor y asesor del gobierno de la provincia de Andhra Pradesh, y el agricultor algodonero Kaka Ramakrishna.
Chowdry y Ramakrishna pretendían participar en una conferencia paralela a la oficial, convocada por organizaciones no gubernamentales.
Varios miles de agricultores y el gobierno de Andhra Pradesh reclaman compensaciones por las enormes pérdidas que sufrieron a la compañía biotecnológica Monsanto y a su socia semillera india, Maharashtra Hybrid Seeds Company Limited (Mahyco).
El profesor Chowdry se disponía a informar a los negociadores en Montreal sobre el comportamiento irresponsable e imprudente de Monsanto con los agricultores y con el gobierno de Andhra Pradesh, dijo en una declaración Afsar H. Jafri, de la Fundación para la Ciencia, la Tecnología y la Ecología, organización con sede en Nueva Delhi que copatrocina la conferencia paralela.
Nunca imaginé que esto sucedería en Canadá. Convoqué a muchas personas a conferencias paralelas antes y nunca tuve un problema como éste, dijo Beth Burrows, directora del Edmonds Institute, organización no gubernamental estadounidense.
El gobierno canadiense tampoco concedió visa a integrantes de una organización no gubernamental de Togo, indicó Burrows.
La Convención de las Naciones Unidas sobre Diversidad Biológica, con sede en Montreal, adoptó el Protocolo de Cartagena en 2000 para atender los problemas de la transferencia, el manejo y el uso seguros de organismos transgénicos vivos que podrían resultar dañinos para las especies naturales.
Burrows y diversos activistas dicen sospechar que la negativa de la visa a Tewolde y otros delegados constituyen un intento de censurar las voces opuestas a Canadá, Estados Unidos y demás países donde se cultivan transgénicos.
Esos países se oponen al etiquetado de los productos y a la determinación de castigos a quienes contaminen el ambiente natural con semillas y polen genéticamente modificados.
El Departamento de Relaciones Exteriores de Canadá no ha realizado comentarios oficiales al respecto, a pesar de los numerosos pedidos de entrevista formulados por IPS.
Tewolde es un firme partidario del etiquetado de los productos fabricados con organismos transgénicos así como de sanciones a quienes ocasionen con su uso daños al ambiente y a la salud humana, informó Julia Crosfield, portavoz de Consumers International, una red de defensa a los consumidores que reúne a 250 organizaciones en 115 países.
Es importante para los consumidores tener derecho a la información, a la seguridad y a un ambiente saludable y sustentable, dijo Crosfield.
En Canadá se han registrado numerosos casos de contaminación por colza genéticamente modificada, con una amplia propagación de plantas transgénicas por toda la región occidental del territorio nacional.
Expertos y activistas temen que esas plantas contaminen la flora indígena, lo que originaría cambios en la composición genética de especies valiosas.
Así surgirían las denominadas supersemillas, que dan origen a plantas silvestres que adquirirían la capacidad de los cultivos transgénicos de resistir a los herbicidas y de matar a los insectos que las ingieren.
En Canadá, los agricultores que cultivan transgénicos y los productores de semillas no tienen obligación alguna de impedir o limpiar la contaminación, si bien hay demandas judiciales en ese sentido.
Por otra parte, se ha ubicado colza genéticamente modificada en los alrededores de ocho puertos japoneses, a pesar de que el Protocolo de Cartagena obliga a impedir la contaminación en el proceso de transporte de productos transgénicos.
En los corredores, los delegados y los activistas especulan sobre si eso fue hecho o no a propósito, dijo Lucy Sharatt, de la organización no gubernamental ambientalista ETC Group, especializada en asuntos agrícolas.
En la apertura de las primeras reuniones, el 26 de mayo, un delegado de Egipto lamentó la ausencia de Tewolde. Los países anfitriones están obligados a facilitar la participación y no dificultarla, advirtió, según el servicio de noticias Earth Negotiations Bulletin. (