TIMOR ORIENTAL: Jerarquía católica contra gobernante musulmán

La intransigencia de la Iglesia Católica de Timor Oriental al pedir «la inmediata remoción” del gobierno del primer ministro musulmán Mari Alkatiri puede provocar una nueva guerra civil en esta ex posesión portuguesa del archipiélago de Java, alertan analistas de la antigua metrópoli colonial.

La exigencia es inequívoca: los obispos Alberto da Silva, de Dili, y Basilio do Nascimento, de Baucau, la segunda ciudad del país, justificaron su pedido en ”la actual situación social, económica y política”, en carta enviada al presidente del parlamento, Francisco Guterres, alto dirigente del gobernante Frente Revolucionario para la Independencia de Timor Oriental (Fretilin).

No obstante, la analista portuguesa Katia Catulo sostiene que en verdad lo que ocurre en el país más nuevo del mundo, independiente desde el 20 de mayo de 2002, ”es el último episodio de una guerra entre el poder religioso y el político, iniciada en febrero cuando el gobierno de Alkatiri decidió convertir la religión en una disciplina facultativa en las escuelas públicas”.

El clero católico se rebeló contra esta decisión, basada en la Constitución que garantiza un Estado laico, organizando manifestaciones en las calles de Dili que este martes cumplen su noveno día consecutivo.

En una entrevista telefónica publicada este martes por Diario de Noticias de Lisboa, Alkatiri rechaza de plano la posibilidad de dimisión.

Tras reconocer la importancia de la Iglesia Católica en su país y su activo papel en la resistencia contra la ocupación indonesia (1975-1999), Alkatiri señala que no renunciará porque ”fui elegido y seria un precedente gravísimo si un ejecutivo gobernase por voluntad ajena”.

”Este es el primer gobierno democrático y seria una muestra de que el país jamás lograría seguir la vía democrática”, apuntó.

En tanto y haciendo uso del peso de su prestigio, ganado en los campos de batalla de la guerrilla contra la ocupación del ejército de Indonesia, el presidente de Timor Oriental, José Alexandre ”Xanana” Gusmão, apeló al diálogo entre el gobierno y la Iglesia, para que sean oídas ”las preocupaciones de los obispos y de la población”.

Pero la mediación de Xanana Gusmão hasta ahora parece no haber dado frutos, al mantenerse invariada la postura de los obispos, lo que según el Fretilin ”podrá ser el detonante de una de nueva guerra”, exigiendo a la jerarquía católica que respete la Constitución.

Los obispos ”están creando un clima pre-insurreccional”, expresó en declaraciones a corresponsales portugueses destacados en Dili el ministro de Interior, Rogério Lobato, desafiando a los sacerdotes que quieren hacer política a ”colgar la sotana e inscribirse en un partido político”, en lugar de usar la religión para hostigar al gobierno.

La Iglesia Católica, por su parte, salió al paso del gobierno por la voz del vicario general de Díli, presbítero Apolinário Guterres, que en un comunicado difundido el lunes afirma que las manifestaciones de católicos ”no son sólo sobre religión”, aclarando que ”la esencia del problema reside en el modelo de sociedad que está siendo impuesto”.

”El pueblo perdió la confianza en este gobierno y, en consecuencia, el pueblo exige al partido Fretilin la cesación de este gobierno”, concluye el duro comunicado.

La respuesta del Poder Ejecutivo no se hizo esperar y en términos de similar dureza el ministro de Salud, Rui Araújo, estimó que la Iglesia Católica demostró ”total desconsideración” por la ley fundamental de la República al pedir la caída del gobierno, lo que implica ”cuestionar el ordenamiento jurídico-constitucional”.

Pese a la gravedad de esta postura de la Iglesia, ”el gobierno de Mari Alkatiri expresa nuevamente su disponibilidad para un verdadero diálogo constructivo”, concluyó Araujo.

A nivel partidario, el Fretilin advirtió este martes en un comunicado, que ”nunca aceptará que alguien intente tomar el poder por la fuerza”, exhortando al país a no repetir la experiencia de 1975, cuando tras la declaración de la independencia, una guerra civil dividió a los timorenses y abrió camino a la ocupación indonesia.

Esa ocupación de Indonesa se saldó en dos décadas con el genocidio de 230.000 de los 650.000 habitantes en esa época de Timor Oriental.

Consultado telefónicamente por IPS, el canciller de Timor, el premio Nobel de la Paz, José Ramos-Horta, reveló que ”como un cristiano con su obispo” estaba en contacto con monseñor Basilio do Nascimento para ”establecer puentes de entendimiento”. Empero, fustigó la actitud de la Iglesia contra Alkatiri ”en el fondo, porque es musulmán”, dijo.

”Hacer caer a un primer ministro sólo porque es musulmán, en un país mayoritariamente católico (90 por ciento de la población), daría una mala imagen de Timor Oriental y tendría profundas repercusiones en la vecina Indonesia”, advirtió el jefe de la diplomacia de Dili, en alusión a la mayor nación islámica del mundo, de 220 millones de habitantes.

Pese a que Ramos-Horta es un asumido amigo incondicional de la administración estadounidense de George W. Bush, expresó que ”el embajador de Estados Unidos en Dili, Joseph Rees, deberá explicar porqué algunas personas de su representación diplomática estuvieron en las manifestaciones contra el gobierno organizadas por los prelados”.

Por su parte, en un comentario publicado este martes en el matutino lisboeta Publico, el analista portugués Jorge Heitor hizo notar que los ataques del clero de Timor llegaron a un punto tal, que encuadraron al ejecutivo de Alkatiri entre los regímenes que los obispos describen como ”democracias marxistas de modelo chino o tercermundistas retrógradas”.

La nota pastoral de la semana pasada fue ”el punto de partida para los enfrentamientos”, al sostener que los obispos ”no creen en marxistas reciclados de prisa y que, en cambio, son partidarios de una verdadera democracia que garantice el estado de derecho”, añadió el analista.

Sin embargo, Heitor sostiene que los primeros movimientos de la Iglesia Católica contra Alkatiri comenzaron en marzo, ”cuando el nuncio apostólico (embajador del Vaticano) para Indonesia y Timor Oriental, Malcom Ranjith, de Sri Lanka, aprovechó un viaje a Dili para alentar a la población a combatir la decisión del gobierno de hacer facultativa la enseñanza de religión”.

La crisis entre el poder político y el religioso ya despertó la preocupación de Portugal, que además de los lazos históricos y culturales que mantiene con su ex colonia, se consagró por sexto año consecutivo al concluir este martes la conferencia internacional de donantes como el principal soporte de Timor Oriental, con 204 millones de dólares anuales, seguido de Japón y Australia.

El canciller portugués, Diogo Freitas do Amaral, dijo este martes en Lisboa que está siguiendo el proceso de Timor Oriental, uno de los 20 países más pobres del mundo, con ”el mayor cuidado y aprehensión”.

”Hemos recomendado a ambas partes al diálogo, a que se sienten a la mesa para conversar, pero infelizmente parece que eso no está ocurriendo”, deploró el jefe da la diplomacia lusitana.

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