Representantes de los partidos progresistas gobernantes en Argentina, Brasil, Chile y Uruguay se reunieron el jueves y este viernes en Montevideo para establecer una plataforma de coordinación política permanente en el Cono Sur americano.
Promover la cooperación energética, intercambiar experiencias en políticas sociales, mostrar unidad en las negociaciones comerciales internacionales y ante las políticas del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional (FMI) fueron los principales temas del encuentro.
"El motivo de esta reunión es intercambiar experiencias e identificar cuestiones neurálgicas de cooperación. Para mí es un hecho inédito. Nunca antes estuvimos en una situación semejante. En mi actividad partidaria tuve muchos contactos con las izquierdas de la región, pero ahora se da la diferencia de que ya no somos oposición", dijo a IPS el asesor en política exterior del presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, Marco Aurelio García.
Brasil también estuvo representado en el encuentro de Montevideo por el ministro jefe de la Casa Civil, José Dirceu, mientras por Argentina estuvieron presentes la senadora Cristina Fernández, esposa del presidente Néstor Kirchner, y el jefe de Gabinete, Alberto Fernández.
La delegación chilena estuvo encabezada por la ex ministra de Defensa y precandidata del oficialismo para las elecciones presidenciales de diciembre, la socialista Michelle Bachelet.
El presidente uruguayo Tabaré Vázquez inauguró la reunión el jueves, acompañado del canciller Reinaldo Gargano y el ministro de Educación y Cultura, Jorge Brovetto.
El encuentro "Partidos de gobierno progresistas y la coyuntura política del Cono Sur", convocada por el Encuentro Progresista-Frente Amplio-Nueva Mayoría de Uruguay y auspiciada por la alemana Fundación Friedrich Ebert, contó con la presencia de dirigentes de sectores políticos con historia y orígenes muy diferentes.
En Argentina gobierna el Partido Justicialista, fundado por Juan Domingo Perón, presidente en tres períodos desde 1946 y 1974. La vertiente social y estatizante de su fuerza política quedó desdibujada bajo el liderazgo de Carlos Menem, quien como presidente, entre 1989 y 1999, impulsó políticas económicas liberales.
Tras la crisis política, económica y social en ese país en 2001 y 2002, el también peronista Néstor Kirchner surgió como única alternativa al regreso de Menem al poder, y hoy lidera un gobierno de centroizquierda, considerado por algunos como un retorno, en parte, a las raíces del peronismo.
El gobernante Partido de los Trabajadores (PT) de Brasil fue fundado en 1980 por trabajadores y movimientos socialistas. El presidente Lula, mecánico tornero y líder sindical, llegó al gobierno en 2003 tras dos intentos fallidos en elecciones previas.
Pero hoy, sectores de izquierda brasileños radicales acusan a Lula de haber cambiado sus posturas ante los organismos multilaterales y las potencias del Norte industrializado, y de haberse corrido hacia la socialdemocracia.
En Chile gobierna desde 1990 la Concertación Nacional por la Democracia, una alianza de socialdemócratas, democristianos y socialistas. Ricardo Lagos es desde marzo de 2000 el primer presidente socialista de Chile desde Salvador Allende, muerto por resistir el golpe militar de 1973 que dio inicio a la dictadura de Augusto Pinochet.
Uruguay fue el último país del Cono Sur americano en elegir un gobierno de izquierda. El Encuentro Progresista, ganador de los comicios del año pasado, es una amplia coalición fundada en 1971 y que incluye a comunistas, ex integrantes de los partidos tradicionales, democristianos, socialistas, socialdemócratas y ex guerrilleros del Movimiento de Liberación Nacional – Tupamaros.
Muchos integrantes de estos partidos del Cono Sur fueron perseguidos políticos durante las dictaduras militares de los años 70 y 80, y se opusieron a las recomendaciones del Banco Mundial y del FMI en los 90.
En la reunión de Montevideo, la senadora Fernández fue la principal impulsora de la idea de expresar en bloque el repudio a las políticas impulsadas por los organismos multilaterales de crédito en América Latina.
"Coincidimos en la necesidad de expresar nuestro rechazo a las inviables pautas establecidas por los organismos multilaterales en América Latina, que tienen tan nefastas consecuencias en nuestras sociedades", dijo Fernández a IPS.
La senadora señaló que el encuentro no tuvo como objetivo elaborar un comunicado conjunto referido a esas instituciones, sino intercambiar inquietudes y "modos operativos" en las negociaciones por la deuda externa.
Las diferencias en la relación con esas agencias son notorias. Argentina gestiona un nuevo acuerdo con el FMI, que presiona al país para que resuelva la situación de 25 por ciento de los bonistas que no aceptaron un plan compulsivo de canje de deuda.
Brasil anunció en marzo que no renovaría el acuerdo con el FMI, aunque eso no significa abandonar las políticas macroeconómicas de austeridad fiscal que ha mantenido.
Uruguay acaba de renovar un acuerdo con el Fondo, y su ministro de Economía dijo que el país "nunca estuvo tan dependiente" del FMI como ahora, debido al elevado endeudamiento contraído en los últimos años.
Por otra parte, Fernández subrayó la necesidad de que los gobiernos progresistas de América del Sur respalden al resto de las naciones latinoamericanas con democracias frágiles, y citó el caso de Ecuador, cuyo presidente fue destituido el día 20, tras varias semanas de protestas callejeras en su contra.
Esta inquietud fue apoyada por el canciller uruguayo.
"Esperamos que estas reuniones, en las que participan los soportes progresistas de la región, sirvan como punto de apoyo para respaldar a los países con inestabilidad democrática", dijo Gargano a IPS.
Los líderes acordaron realizar encuentros periódicos como el de Montevideo. La próxima reunión se celebrará en agosto en Buenos Aires, y la siguiente está prevista para noviembre, en Chile.
Bachelet subrayó este jueves la importancia de aprovechar la coincidencia ideológica en la región para coordinar e intercambiar políticas sociales.
La ex ministra de Defensa y precandidata presidencial chilena, favorita según las encuestas, señaló que analizaría los detalles del Plan de Atención a la Emergencia Social que empieza a aplicarse en Uruguay, y lo comparó con otros programas similares en su país, como "Chile Solidario" y "Chile Barrio".
"Las grandes desigualdades sociales en nuestros países son uno de los desafíos comunes que tenemos por delante. Estos planes sociales son iniciativas fundamentales que requieren un enfoque integral", dijo a IPS.
"Ahora nos toca identificar objetivos, plazos y medidas para tomar en conjunto. Estamos en un momento histórico pues contamos con gobiernos progresistas. Estamos en condiciones inmejorables para que nuestros deseos de tantos años se traduzcan en acciones concretas", añadió.