Cuba acentuó esta semana su ofensiva diplomática en prevención de nuevas censuras en la Comisión de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), cuyo 61 período de sesiones comenzará en Ginebra el 14 de marzo.
La campaña incluye fuertes críticas a la Comisión, que a juicio de la cancillería ha perdido el rumbo, pues cada vez se ocupa menos de los derechos humanos, y naufraga en la manipulación política y una alta politización, según afirma un libro publicado por esa cartera.
Pese a ello, esta nación caribeña no ha dejado ni dejará de cooperar con ese foro, dijeron autoridades diplomáticas al presentar el lunes el libro Cuba y los Derechos Humanos.
En uno de sus capítulos, se estima que la Comisión es una suerte de tribunal inquisidor contra naciones del Sur y necesita ser transformada en un instrumento de todos los países, que vele por todos los derechos humanos.
El texto advierte, además, que las resoluciones que se adoptan en los órganos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) carecen de valor para los 850 millones de adultos analfabetos y para los 260 millones de niños en edad escolar que no reciben educación.
La cita anual de Ginebra es desde hace más de una década escenario de fuertes confrontaciones entre las delegaciones de Cuba y de Estados Unidos, debido a sus divergencias irreconciliables en torno a la cuestión humanitaria.
Desde la óptica del gobierno cubano, Washington promueve resoluciones de condena en su contra con el único objetivo de justificar su política hostil y el bloqueo (que Estados Unidos denomina embargo) de más de cuatro décadas.
Estados Unidos necesita esa resolución como el pez necesita el agua y lo coherente es no prestarse a favor de un texto que intenta justificar lo que el mundo entero ha rechazado, dijo a periodistas el canciller Felipe Pérez Roque.
Desde 1990 en adelante, con la única excepción de 1998, todas las resoluciones sobre la situación de los derechos humanos en Cuba han sido aprobadas, aunque por escaso margen y, en los últimos años, han sido patrocinadas por otros países, inclusive de América Latina.
Ese apoyo motivó ásperos enfrentamientos con naciones como Uruguay. Ante la dura reacción del presidente cubano Fidel Castro por el patrocinio uruguayo a una moción presentada en Ginebra, Montevideo rompió relaciones diplomáticas con La Habana.
Algo similar estuvo a punto de suceder con México, que luego de una fuerte crítica de Castro por el voto mexicano a favor de una resolución de condena, retiró, en mayo de 2004, a su embajadora en La Habana y pidió la salida del jefe de la misión cubana.
Pero el nuevo gobierno uruguayo de Tabaré Vázquez restableció lazos plenos con Cuba el 1 de marzo, en tanto las administraciones de Castro y de su par mexicano Vicente Fox limaron algunas asperezas a fines de 2004, cuando los embajadores regresaron a sus respectivas plazas.
El foro de Ginebra actúa con representación de 53 países que se rotan periódicamente. Este año, los 11 latinoamericanos son: Argentina, Brasil, Costa Rica, Cuba, República Dominicana, Ecuador, Guatemala, Honduras, México, Paraguay y Perú.
En vísperas de emprender viaje a Europa, Pérez Roque afirmó que el gobierno estadounidense se prepara para presentar una nueva resolución y realiza gestiones de manera muy discreta en busca de patrocinadores.
Sabemos que están enfrentando grandes dificultades para encontrar un presentador de esa resolución en América Latina y nos parece que ahora han movido su radar hacia Europa del Este, señaló.
El jefe de la diplomacia cubana participará en el segmento de alto nivel de la Comisión, dedicado a los ministros de Relaciones Exteriores, y se entrevistará con autoridades de la Unión Europea (UE).
El bloque de los 25 países europeos es otro importante frente externo con el que La Habana inició en enero una etapa de reacercamiento, tras más de un año y medio de distanciamientos por la cuestión de los derechos humanos.
Bruselas levantó las sanciones que había impuesto en 2003 a La Habana en rechazo al encarcelamiento en Cuba de 75 disidentes, aunque podría reactivarlas en junio si el régimen cubano desoyera demandas humanitarias, advirtió el comisario de Desarrollo y Ayuda Humanitaria de la UE, Louis Michel.
Cuba no se siente en el deber de darle explicaciones sobre lo que hace el país a ningún funcionario europeo, replicó Pérez Roque. No vamos a referirnos públicamente a esas declaraciones hasta que no hayamos discutido y aclarado el punto con el propio comisario, añadió.
Michel será uno de los interlocutores del canciller cubano en su periplo por Europa y tiene previsto, además, visitar La Habana a fines de este mes.
Para el gobierno de Castro, la óptica europea sobre los derechos humanos en su país es un tema no resuelto. Sin embargo, el asunto podría ser objeto de discusión seria, objetiva, respetuosa, añadió La Habana.
El régimen cubano considera que el principal obstáculo para la colaboración con la UE radica en que el bloque carece de una política propia hacia Cuba y ha adoptado la agenda estadounidense.