El presidente argentino Néstor Kirchner mantiene un nivel de popularidad muy alto, pero sufrió el domingo su primer traspié electoral, en los comicios para gobernador de la provincia de Santiago del Estero, tras un año de intervención federal.
Esa provincia, situada en el centro de la región norte del país, estuvo casi medio siglo bajo el control del caudillo Carlos Juárez, del gubernamental Partido Justicialista, quien gobernó con mano dura, se aseguró apoyo popular con base en el reparto de empleos públicos y otras formas de clientelismo, y persiguió a opositores y críticos.
Graves denuncias de violaciones de los derechos humanos empujaron a Kirchner a intervenir Santiago del Estero hace casi un año, pese al apoyo político que Juárez le había dado para llegar al gobierno. El detonante fue la presión social por el asesinato de dos mujeres en el que aparecieron implicados funcionarios muy cercanos al caudillo.
La intervención federal, encabezada por Pablo Lanusse, se propuso un saneamiento de todas las instituciones, mientras el Poder Judicial avanzaba en las causas contra Juárez, que fue cinco veces gobernador, su esposa Nina Aragonés, también ex gobernadora, y otros colaboradores suyos actualmente procesados y detenidos.
Juárez y Aragonés están bajo arresto domiciliario por los delitos de sedición y coacción agravada, y fueron sobreseídos en otros procesos en su contra. La inminente liberación del primero, acusado de forzar a su vicegobernador a renunciar a punta de pistola, revela las limitaciones que tuvo la intervención en la justicia.
De todos modos, según coinciden en señalar los observadores políticos, no hay posibilidad de que Juárez recupere influencia fuerte en el escenario provincial.
En ese sentido, las elecciones provinciales del domingo marcaron un hito. Por primera vez desde 1963, el ganador no fue un justicialista sino un dirigente de la opositora Unión Cívica Radical (UCR) que lideró el Frente Cívico por Santiago, una coalición de partidos críticos del dominio de Juárez.
Fueron los primeros comicios durante el gobierno de Kirchner y habían generado la expectativa de ser una muestra o anticipo de lo que ocurrirá el 23 de octubre, cuando la gestión presidencial será evaluada en cierto modo mediante elecciones legislativas nacionales.
La elección fue un fiasco, un rotundo fracaso, sintetizó para IPS el politólogo Sergio Berensztein, profesor del Departamento de Ciencia Política y Gobierno de la Universidad Torcuato Di Tella.
El candidato del oficialismo era impresentable, de muy mala reputación, y el opositor era lo contrario, describió el experto.
Según el conteo provisorio, con más de 98 por ciento de las mesas escrutadas, Gerardo Zamora, actual intendente de la capital de Santiago del Estero, se impuso con 46,4 por ciento de los votos al justicialista José Figueroa, quien a pesar del decidido apoyo del gobierno nacional obtuvo sólo 39,7 por ciento de los sufragios.
Cuatro ministros del gobierno nacional y el vicepresidente del país habían viajado a la provincia para brindar apoyo a Figueroa. El respaldo oficialista se tradujo además en el anuncio de un plan de viviendas populares y subsidios a los más pobres, en un estilo muy controvertido y asociado incluso con el ex gobernador Juárez.
El interventor Lanusse dijo ser ajeno al reparto de mercaderías para ganar el favor de los votantes, pero no descartó que esa modalidad haya sido la elegida por líderes locales que creyeron que de ese modo acercarían votos al candidato del oficialismo.
Fue lamentable, criticó el obispo católico de Santiago, Juan Carlos Maccarone, refiriéndose a ese reparto de alimentos y colchones entre los más pobres. Esas prácticas se deben desterrar porque la mentalidad de la ciudadanía es otra y eso es lo que ha provocado este cambio, interpretó..
El ministro del Interior, Aníbal Fernández, minimizó la importancia del resultado y destacó como un logro la realización de los comicios tras casi 12 meses de intervención federal. Al gobierno lo que le interesa es el afianzamiento del proceso democrático y el saneamiento institucional en la provincia, remarcó.
Pero no pocos observadores sostienen que la elección representó una derrota para el gobierno, que erró en la estrategia al apoyar a un candidato justicialista que no representaba realmente un cambio.
En este sentido, los analistas destacaron que Kirchner evitó viajar él mismo a la provincia para mostrarse junto con Figueroa y prefirió delegar esa tarea en los ministros del área social, entre ellos su hermana Alicia Kirchner, titular de la cartera de Acción Social.
Los encuestadores ya le habían indicado al gobierno que la derrota de Figueroa era irremontable. Por eso el presidente no se mostraba con él, porque sabía que perdía, sostuvo Berensztein.
El nuevo gobernador electo hizo su propia lectura del resultado. Sabemos que algunos ministros del gabinete nacional jugaron fuerte, señaló Zamora, y acusó a esos funcionarios de dejar a Kirchner como perdedor cuando a su juicio no lo es.
Yo sé que Kirchner no piensa igual que los dirigentes justicialistas, subrayó el ganador, aunque criticó el viejo estilo de miembros del gobierno que, a través del Partido Justicialista, buscaron ganarse el apoyo electoral repartiendo alimentos.
En una encuesta del Centro de Estudios de Opinión Pública, el presidente mantuvo una imagen positiva entre 78 por ciento de los consultados, y su gestión fue aprobada por casi 64 por ciento. Un apoyo de ese mismo nivel tiene Kirchner en Santiago del Estero.
No obstante, no consiguió que ese respaldo se trasladara al candidato que él apoyaba, un fenómeno político que sus colaboradores más cercanos deberán tener muy en cuenta a la hora de definir las candidaturas para los comicios clave de octubre.
Rosendo Fraga, director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría, dijo a IPS que el claro triunfo de la UCR en Santiago del Estero confirma las limitaciones del gobierno en el campo político.
Se trata de una de las provincias más pobres del país, entre las tres con mayor porcentaje de necesidades básicas insatisfechas, donde se repartieron subsidios estatales a 170.000 personas, aproximadamente la mitad del padrón electoral, además de las visitas de ministros y el vicepresidente, destacó.
El triunfo de Zamora muestra que el éxito económico, el poder y los recursos del gobierno nacional no aseguran hoy los triunfos electorales, razonó el experto. (