La cantidad, ya que no el tamaño, es carta de negociación de los países caribeños ante una América del Sur que de nuevo toca a su puerta con las visitas de los presidentes Luiz Inácio Lula da Silva, de Brasil, y Ricardo Lagos, de Chile.
La Comunidad del Caribe (Caricom) recibió a mediados de este mes en su cumbre número 16 de Paramaribo a Lula, quien ofreció acelerar la negociación de un acuerdo comercial entre ese bloque de 15 naciones y el Mercado Común del Sur (Mercosur), que su país integra con Argentina, Paraguay y Uruguay.
Lula dijo a los caribeños que es prioridad de su gobierno la integración de los vecinos. "Uniendo fuerzas seremos más respetados, porque lo que puede contrabalancear el poder económico de los ricos es el poder político de los pobres", arengó.
El Mercosur y la Caricom negociarán este año un acuerdo comercial y allí Brasil mostrará "el espíritu de generosidad y flexibilidad que deben regir las relaciones bilaterales e internacionales", sostuvo Lula, es decir, que un pez grande no se comerá a los chicos.
También recordó que dos socios de la Caricom, Guyana y Suriname, son miembros de la Comunidad Sudamericana de Naciones, un proyecto concebido por Brasilia que abarca a los 12 países de esta región y cuya acta de nacimiento fuera firmada en diciembre en Cuzco, Perú.
Los países miembros de la Caricom son Antigua y Barbuda, Bahamas, Barbados, Belice, Dominica, Ganada, Guyana, Haití, Jamaica, Montserrat, Santa Lucía, San Cristóbal y Nevis, San Vicente y las Granadinas, Suriname y Trinidad y Tobago.
Brasil, "desde el gobierno de Fernando Henrique Cardoso (1995-2003) asumió la decisión de hacerse con el liderazgo regional, y aprovecha la puerta abierta al pertenecer Guyana y Suriname a la Comunidad Sudamericana", dijo a IPS el experto argentino Andrés Serbin, presidente de una Coordinadora de universidades y organizaciones no gubernamentales de investigación económica y social en la región.
"Desde el punto de vista económico, el Caribe de habla inglesa no reporta particulares beneficios a los sudamericanos, pero hay una razón política: tienen 13 votos que pesan en las instituciones internacionales", observó Serbin.
El actual gobierno provisional de Haití no es reconocido por sus pares de la Caricom y Montserrat es formalmente aún una posesión británica.
El peso de esos votos fue reconocido por Brasil al pedir apoyo en Paramaribo para su aspiración de ocupar un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas, algo que también hizo India, cuyo canciller, Rao Indejit Singh, entregó 1,3 millones de dólares para apoyar la informatización de la secretaría de la Caricom.
Pero donde más claramente se ve el peso numérico de los pequeños estados caribeños es en la lucha entre Chile, El Salvador y México por ocupar la vacante secretaría general de la Organización de Estados Americanos (OEA), integrada por 34 miembros activos, todos los del continente excepto la suspendida Cuba.
Los aspirantes son el ministro del Interior chileno. José Miguel Insulza, el ex presidente salvadoreño Francisco Flores y el canciller mexicano, Luis Ernesto Derbez.
Flores es apoyado por su país y por Estados Unidos, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Nicaragua y República Dominicana, mientras que Insulza recibe hasta ahora el respaldo de Argentina, Brasil, Ecuador, Suriname y Venezuela, a los que se sumará Uruguay tras la asunción como presidente el 1 de marzo del izquierdista Tabaré Vázquez.
En tanto Derbez cuenta con los votos de Belice, Bolivia, Canadá, Honduras, Paraguay, San Vicente y Santa Lucía.
Así, "nadie tiene seguros los 18 votos" que se necesitan para ganar la secretaría, reconoció el actual presidente de El Salvador, Antonio Saca.
Los votos pendientes, y suficientes para inclinar la balanza, son los de Panamá, Perú y, precisamente, los estados de la Caricom.
En ese marco de incertidumbre, la cumbre de la Caricom solicitó que sea para uno de los suyos la subsecretaría general de la OEA, actualmente en manos del estadounidense Luigi Einaudi, y consideró la posibilidad, todavía no cerrada, de votar en bloque para el cargo principal.
Los candidatos han tocado las puertas de la Caricom y el presidente chileno Ricardo Lagos visitó hace una semana a los indecisos Barbados, Guyana y Trinidad y Tobago, que con Jamaica integran el cuarteto de "grandes" del grupo regional caribeño.
Un diplomático latinoamericano en Caracas recordó que, desde hace años, la cancillería chilena ha formado a funcionarios de asuntos exteriores de países del Caribe "y ahora puede aprovechar en su favor la escuela que ha creado".
"Estamos optimistas. Vemos un gran respaldo en la Caricom", dijo Lagos tras su breve recorrido caribeño, donde al menos el primer ministro trinitobaguense, Patrick Manning, dijo que Insulza "refleja el sentir y el pensar" de la comunidad caribeña.
Pero recordó que el grupo ha dado un mandato al primer ministro jamaiquino, Percival Patterson, para que llegado el momento busque consenso en toda la Caricom.
Ello explica el cortejo que hacia el Caribe hacen sus vecinos, como Brasil, anunciando ayudas a Guyana para reconstruir puentes y prestar auxilio en educación y salud, según observadores.
También Venezuela ha hecho lo suyo con un acuerdo para ampliar la refinería de petróleo de Jamaica.
El presidente venezolano, Hugo Chávez, anunció, tras reunirse con el primer ministro de Dominica, Roosevelt Skerritt, que donará 10 millones de dólares al gobierno de esa isla para labores de ampliación de su aeropuerto.
Los países caribeños "tienen claridad sobre su importancia internacional a pesar de que son economías pequeñas y vulnerables", según Serbin.
"Traerán esa noción ante la propuesta sudamericana que los tienta, como en el pasado hicieron las metrópolis europeas y la Iniciativa Básica del Caribe del ex presidente estadounidense Ronald Reagan (1981-1989)", añadió.
Cuando recibió a Lula como anfitrión en la cita de la Caricom, el presidente surinamés Ronald Venetiaan dijo que "es tiempo de comprender que, junto a sus límites norteño y oriental, el Caribe también tiene una frontera sur, detrás de la cual hay un gran potencial de mercados, tecnología y cultura".