Encuentros periódicos de líderes del Norte con sus pares del Sur y la puesta en marcha de reformas al comercio y la economía para alcanzar los Objetivo de Desarrollo del Milenio son algunas propuestas de la iniciativa Proceso Helsinki, presentadas en el Foro Social Mundial (FSM).
La quinta edición anual del FSM, que se desarrolla en la meridional ciudad brasileña de Porto Alegre hasta el próximo lunes con más de 120.00 participantes, es un lugar donde las organizaciones de la sociedad civil de todo tipo hacen conocer sus propuestas para un orden mundial alternativo al proceso de globalización en marcha.
El Proceso Helsinki, un proyecto de gobiernos, empresarios y grupos civiles que busca soluciones a los problemas creados por la globalización en curso, decidió lanzar tres informes temáticos en simultáneo esta ciudad y en la localidad suiza de Davos, donde se celebra el Foro Económico Mundial, que reúne a gobernantes, expertos y ejecutivos de firmas transnacionales.
Los informes versan sobre gobernanza mundial, seguridad humana y la movilización de recursos para alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio, que fueron fijados septiembre de 2000 en una sesión especial de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
La ministra de Desarrollo Comunitario, Género e Infancia de Tanzania, Asha Rose Migiro, quien presentó los trabajos en Porto Alegre, expresó su preocupación por la falta de voluntad política de parte de los gobiernos para alcanzar esos objetivos.
La dinámica globalización traerá prosperidad para algunos, pero miseria y marginalización para millones de personas, particularmente en África subsahariana y todo el Sur, alertó.
Para que haya una prosperidad sustentable es necesario compartir esa prosperidad. Una seguridad sustentable descansa en una buena cooperación entre los estados, subrayó.
Entre las metas de la ONU figuran garantizar para 2015 la educación universal de niños y niñas, y reducir a la mitad el porcentaje existente en 1990 de pobres, hambrientos y de personas sin acceso a agua potable ni medios para costearla.
Otros objetivos establecidos en 2000 por los entonces 189 países miembros del foro mundial fueron promover la igualdad de género, reducir la mortalidad infantil, mejorar la salud materna, combatir el virus de inmunodeficiencia humana, causante del virus de inmunodeficiencia adquirida (sida), la malaria y otras enfermedades, además de garantizar la sustentabilidad ambiental.
Más de 1.000 millones de personas subsisten hoy con menos de un dólar diario y otros 2.700 millones con menos de dos dólares, en un mundo habitado por más de 6.000 millones de personas, mientras que cada año mueren unos 11 millones de niños y niñas por enfermedades prevenibles, como malaria, diarrea y neumonía, según datos de la ONU.
El Proceso Helsinki subraya la necesidad de que todos los sectores de la sociedad colaboren para cambiar esta situación.
Para alcanzar las metas del milenio en 2015 se necesitará un gran esfuerzo unificado de cada una de las tres fuentes de transformación: el sector privado, el Estado y la sociedad civil. Sólo un esfuerzo simultáneo en todos los frentes tendrá los resultados necesarios, dice el informe sobre esos objetivos mundiales.
José Olivio Oliveira, de la Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales Libres, quien participa del Proceso Helsinki, explicó a IPS que existe un debate sobre cómo obtener recursos para financiar las medidas tendientes a alcanzar esos objetivos.
Se propone poner tasas a determinadas actividades, pero hay que estudiar bien la forma para que eso sea un incentivo. No se pueden imponer tasas, por ejemplo, a la venta de armas, porque de esa manera la erradicación de la pobreza dependería de ese comercio. Si uno pone una tasa así, es para cohibir la venta de armas, señaló.
Oliveira, copartícipe en la elaboración de uno de los informes, señaló que el cumplimiento de las metas depende de una serie de transformaciones profundas.
El Proceso Helsinki propone reformar el comercio agrícola mundial, cancelar la deuda de los países más pobres y presionar a los países del Norte para que dupliquen su ayuda oficial al desarrollo, fijada hoy en 0,7 por ciento de su producto interno bruto.
El sindicalista explicó que el lanzamiento simultáneo de los tres informes en Porto Alegre y Davos tiene como propósito estimular el debate en todos los ámbitos necesarios.
Hay cosas que están dirigidas a la sociedad civil, hay cosas dirigidas a los gobiernos y hay cosas dirigidas a los empresarios. Una vez que se constata una situación problemática, hay que establecer un proceso para cambiarla y hay que establecer actores. Es lo que estamos haciendo, indicó.
En su informe sobre gobernanza mundial, el Proceso Helsinki propone expandir el Grupo de los Siete (G-8) países más poderosos y crear un ámbito que tenga una verdadera representatividad internacional.
La reunión periódica del G-8, con los países más ricos y más poderosos del mundo, aunque no más populosos, se realiza sin ningún status formal, tiene influencia directa en instituciones económicas como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y la Organización Mundial del Comercio, y puede ser calificado de oligárquico, no democrático, señala.
Recomendamos el reemplazo del G-8 por un grupo más amplio, una cumbre anual del Grupos de los G-20 (o similar) con líderes de gobiernos del Norte y del Sur. Este grupo debe asumir un sentido de responsabilidad por el funcionamiento de la economía mundial y de sus principales instituciones, añade.
El G-20 nació de la necesidad de los países en desarrollo de unirse para presionar en la Organización Mundial del Comercio por el abatimiento de los subsidios que otorga el Norte a su producción agropecuaria, entre otros postulados.
Finalmente, en cuanto a seguridad humana, el Proceso Helsinki insta a los gobiernos a tomar medidas para poner fin a la violencia de género, al empleo de niños y niñas en conflictos armados, al tráfico de personas y al mercado negro de armas ligeras.