La expectativa no era curar al paciente sino que pudiera volver a ser tratado con medicación, pero el resultado abre camino a nuevas terapias para la diabetes, explicó con entusiasmo a IPS Jorge Saslavsky, miembro del equipo médico argentino que utilizó células madre para detener esta enfermedad.
Una sencilla técnica de inoculación de células madre en un paciente diabético, la primera vez que se aplica esta técnica en el mundo, logró que el páncreas del enfermo, que había dejado de producir insulina, volviera a funcionar.
La experiencia fue realizada este mes por cardiólogos, hematólogos, radiólogos y otros expertos que trabajan en la Clínica San Nicolás, de la oriental provincia de Buenos Aires, y en el Centro de Transplantes de Médula Ósea de Rosario, en la vecina provincia de Santa Fe.
El equipo aplica desde hace tiempo la técnica de utilización de células madre en el corazón de pacientes infartados para la recuperación de tejidos dañados. Pero esta es la primera vez que traslada el procedimiento al tratamiento de la diabetes.
La diabetes es una enfermedad crónica que se divide en Tipo 1 y Tipo 2. En la primera, el páncreas no produce insulina y el paciente debe incorporarla en forma artificial todos los días a fin de balancear el nivel de glucosa en su sangre.
En la segunda, el páncreas produce insulina pero el organismo la rechaza. Para neutralizar esa respuesta existen drogas que modifican la aversión de los receptores de insulina. No obstante, el proceso acarrea un deterioro que suele derivar en diabetes Tipo 1 y el enfermo se vuelve entonces insulinodependiente.
El paciente elegido para esta experiencia argentina padecía de diabetes Tipo 2 pero, pese a tener apenas 42 años, había dejado ya de producir insulina, explicó a IPS el hematólogo Saslavsky.
En esa instancia, se le extrajo tejido de su médula ósea, en un procedimiento que requiere anestesia general por 10 minutos, se separaron de ese tejido las células madre y se le inocularon mediante un catéter en los vasos sanguíneos del órgano afectado.
Todo el procedimiento se hizo en un mismo día. En la mañana el paciente fue sometido a la punción y a la tarde se le realizó la inoculación celular por dos horas. A la tarde se fue caminando del centro de atención, aseguró el médico.
En los primeros estudios de control se observó que el páncreas del paciente intervenido volvía a producir insulina, no en cantidades normales pero sí en los niveles de un diabético Tipo 2, como era antes, precisó Saslavsky.
En este caso, nuestra expectativa no es la de curar al paciente sino la de volverlo a su situación de diabético que pueda ser tratado con medicación, sostuvo el hematólogo. De todos modos, el resultado abrió un camino para el tratamiento del mal.
El experto explicó que el equipo que integra no sabe cuánto tiempo durará el efecto benéfico de la inoculación, ni tampoco si será efectiva la técnica en diabéticos insulinodependientes. Todavía no probamos, aclaró.
Pero subrayó el hecho de que sólo se requiere el consentimiento del paciente para realizar la experiencia, que no tiene ninguna contraindicación. En el peor de los casos, no da resultado, pero es totalmente inocuo, aseguró.
Hasta el momento, los médicos no publicaron el hallazgo en revistas científicas ni pensaron en patentarlo. Para su publicación necesitarían más casos y más tiempo de observación, y para la técnica no es novedosa como para registrarla.
Sumamos varias técnicas que ya se usaban para otros fines, explicó el médico. En la Clínica de San Nicolás ya se hizo casi un centenar de procedimientos de inoculación de células madre en el corazón de pacientes infartados.
Las células madre son las únicas capaces de transformarse en otras específicas como por ejemplo las neuronas.
Hay dos tipos de células madres: Una que se obtienen de embriones humanos antes de ser implantadas en el útero, y otras adultas que existen en todos los tejidos, pero que se extraen más fácilmente de la médula ósea.
Son células que no envejecen, que tienen aptitud para ser usadas en la regeneración de tejidos de otros órganos aún en pacientes de edad avanzada. Si el paciente es un anciano tiene menos células madre, pero su calidad no varía, afirmó el hematólogo.
Saslavsky explicó que en materia de células embrionarias, que es un área de la medicina en la que se generó una enorme expectativa a nivel mundial, hasta el momento no se logró cultivarlas ni aún en animales, por eso sobresale el avance logrado con células madre adultas.
Para este médico argentino, las razones por las cuáles se incentiva más la investigación con células embrionarias pueden ser económicas. Hay mayor interés de los laboratorios en avanzar en este tipo de desarrollo, que sería también más caro. En cambio el procedimiento con células madre del mismo paciente es más sencillo.
El costo se centra en los catéteres, en el procedimiento de extracción y separación de las células y en los reactivos que se utilizan para ello.
Además, sostuvo que aún en el caso de que se lograra producir células madre embrionarias, restaría otro problema, como es que su aplicación en el paciente puede generar rechazos ya que se trataría de células con otra carga genética.
Hasta ahora los avances médicos hacían posible que algunos diabéticos se sometieran a implantes de tejidos pancreáticos de personas recién fallecidas. Pero la intervención es de riesgo porque puede generar rechazo, explicó Saslavsky
La novedad de esta técnica (para detener la diabetes) es que las células son del mismo paciente, o sea que no puede haber rechazo, y no hay peligro de herir el páncreas, remarcó.
En la evolución del paciente inoculado, cuya identidad no fue revelada, puede estar la clave del futuro de esta enfermedad, a la que se le atribuye la cuarta causa principal de muertes en la mayoría de los países.