Impulsado por su sintonía política con los presidentes de Argentina, Brasil, Chile y el electo de Uruguay, el gobierno socialista de España quiere ser la bisagra entre América del Sur y la Unión Europea (UE) para constituir un gran bloque de defensa del multilateralismo y la legalidad internacional.
Así lo resumió para IPS el ex vicepresidente argentino Carlos Álvarez, quien este martes compartió, junto a personalidades políticas e intelectuales argentinos, un almuerzo en la representación diplomática de Madrid en Buenos Aires con el jefe de gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero.
España cree que un polo de unidad política entre la UE y el Mercosur (el Mercado Común del Sur que forman Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) puede equilibrar el poder unilateral de Estados Unidos, dijo Álvarez, ahora analista político tras haber integrado la fórmula presidencial con Fernando de la Rúa (1999-2001), cargo al que renunció meses después de asumir por entender que no se atacaba la corrupción con correspondía.
La UE con sus 25 países miembros, unida a América Latina, particularmente América del sur, generarían un bloque de consenso muy fuerte en el mundo, remarcó, en referencia a que en la actualidad se sumaron como asociados al Mercosur, además de Chile y Bolivia que lo están desde mediados de los años 90, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela.
Zapatero comenzó el 23 de este mes su primera gira oficial por América del Sur, con un primer encuentro en Brasil con su presidente, Luis Inácio Lula da Silva, del izquierdista Partido de los Trabajadores, para acordar la profundización de la alianza estratégica existente entre ambos países.
Luego viajó a Argentina para entrevistarse con el presidente Néstor Kirchner, del sector centroizquierdista del Partido Justicialista (peronista), y otras personalidades políticas y empresariales.
La vista del gobernante español a la región finalizará este jueves en Chile, donde se reúne con el presidente de Chile, Ricardo Lagos, y con el visitante mandatario de Uruguay a partir del 1 de marzo, Tabaré Vázquez, los tres líderes pertenecientes a partidos integrantes de la Internacional Socialista.
Tanto en sus disertaciones públicas como en privado, Zapatero y los ministros que lo acompañan remarcaron en Buenos Aires la necesidad de aprovechar la oportunidad de una clara afinidad ideológica entre los gobiernos de España y los de esta región para avanzar en acuerdos que privilegien la política antes que la economía y el comercio.
Zapatero cree que más que avanzar en acuerdos económicos hay que tener un acuerdo político, y puso mucho énfasis en un polo entre la UE y el Mercosur, que se constituya en actor protagónico del escenario mundial y no sólo en objeto de las decisiones de los que tienen más poder, explicó Álvarez.
Pero esta propuesta dista mucho de preanunciar un choque con el gobierno estadounidense de George W. Bush.
El jefe del gobierno español admitió que tiene diferencias con Estados Unidos respecto de la guerra en Iraq, sobre todo tras su decisión, a poco de asumir el cargo en mayo, de retirar las tropas enviadas por su antecesor, José María Aznar.
No obstante aclaró que se mantiene la cooperación bilateral en temas de seguridad y en la lucha contra el terrorismo internacional lanzada por Washington tras los ataques en su contra del 11 de septiembre de 2001.
También Zapatero diferenció la política de Estados Unidos hacia América del Sur, que nunca fue la de promover el desarrollo integral de la región, como sí lo ha hecho la UE respecto de sus vecinos, a los que ha integrado para pasar en mayo de 15 a 25 estados miembros, con una política de fomento a su desarrollo.
Para Zapatero, el gobierno de Bush tiene sólo intereses puntuales en algunos países latinoamericanos, como por ejemplo el tema de los inmigrantes con México, el combate al narcotráfico en Colombia o la preocupación por la presencia de gobierno opositores a su política como el venezolano de Hugo Chávez o el cubano de Fidel Castro.
En ese marco, Álvarez recordó al mandatario español que las gestiones para un acuerdo de integración entre la UE y el Mercosur están trabadas por diferencias comerciales, un asunto que domina la agenda de los dos bloques mucho más que la política.
El canciller español, Miguel Angel Moratinos, presente en la reunión, atribuyó esa dificultad al predominio hasta ahora en las negociaciones de los responsables de comercio.
De todos modos, la visión de Zapatero es que los conflictos comerciales no deben obstruir los acuerdos políticos, y remarcó que hay que impregnar las negociaciones de la misma sintonía política que se registra actualmente entre los gobiernos sudamericanos y los de buena parte de Europa.
Entre los valores comunes destacados por el visitante español están el del multilateralismo, el respeto a la legalidad internacional, la cooperación al desarrollo, el combate contra la pobreza y la consolidación de la democracia, según él mismo resumió este miércoles en Argentina poco antes de partir hacia Chile.
La idea de España no es minimizar los intereses económicos que tiene en la región. En la última década, ese país invirtió unos 100.000 millones de dólares en América Latina, 85.000 millones de los cuales se concentraron en Argentina, Brasil y Chile.
Pero Zapatero quiere que esos vínculos se afiancen y crezcan en el marco de la cooperación, según dijo. Y para dar muestras de voluntad política, por encima de los intereses económicos, se comprometió a mediar ante las empresas transnacionales originarias de su país que mantienen conflictos con el gobierno de Kirchner por cuestiones de tarifas.
Voy a acercar posiciones para que se llegue a un entendimiento, prometió. Se refería principalmente a las firmas Telefónica y Endesa, que reclaman ante un tribunal arbitral del Banco Mundial millonarias indemnizaciones del Estado argentino por supuestos atrasos en aumentos de valores en los servicios de telefonía y electricidad.
En ese mismo marco de la economía, el gobernante socialista celebró la recuperación de Argentina, destacó la inversión millonaria que hará la petrolera hispana Repsol-YPF y brindó a Kirchner un fuerte respaldo tanto frente al canje de deuda en cesación de pagos con privados como en sus negociaciones con los organismos multilaterales de crédito.
El jefe de gobierno español, que cuando aún era candidato había admitido que en su visión América comenzaba en Latinoamérica y no en Estados Unidos, subrayó finalmente en Buenos Aires que España está en el mejor momento de sus relaciones con Iberoamérica, y con Argentina en particular. (