Las salvaguardias son indispensables para proteger algunos sectores amenazados por la importación y permitir a Argentina recuperar su industria en beneficio del propio Mercosur, afirman gobierno y empresarios de ese país.
La cuestión tiene que ser discutida en las reuniones del Consejo del Mercado Común y de la Cumbre del Mercosur, que se celebran entre este miércoles y el viernes en esta ciudad brasileña, sostuvo el embajador argentino Hugo Varsky, representante especial ante la sociedad civil para la Integración Económica Regional.
El gobierno brasileño anunció que esa cuestión, tal como las disputas comerciales con Argentina, no serían tratadas en estas reuniones ministeriales y presidenciales, sino en negociaciones bilaterales el próximo mes.
Pero los argentinos parecen dispuestos a insistir en un asunto que colocan como clave para el futuro de la integración subregional.
La introducción de salvaguardias en las reglas del Mercosur enfrenta firme oposición entre los industriales brasileños, que la ven como mecanismo extraño al libre comercio.
El presidente Luiz Inácio Lula da Silva decidió rechazarlas, generando una situación de estancamiento que podría empañar esta reunión semestral de las máximas instancias del bloque.
La reunión cumbre (a celebrarse el viernes) tiene un gran peso simbólico pues se conmemoran los diez años de aprobación de la unión aduanera. Por ello se llevará a cabo en la cercana Ouro Preto, ciudad histórica de Brasil donde se firmó en 1994 el Protocolo que fijó el actual marco institucional del Mercosur.
Argentina se está recuperando y tiene ahora un gobierno con vocación de reindustrialización, pero no puede impulsarla si se mantiene el alto desempleo y la migración de empresas a Brasil, dijo a IPS Roberto Maceri, presidente de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa, que participa en el Foro Empresarial del Mercosur.
Hay industrias gravemente afectadas por el gran aumento de las importaciones de Brasil en electrodomésticos, calzados y juguetes, y necesitan condiciones para recuperar su competitividad, destacó.
Sin alguna protección por unos años y el fortalecimiento del mercado interno, no se puede desarrollar el sector de las pequeñas y medianas empresas que representan 80 por ciento de los empleos en Argentina, acotó.
Brasil reconoce la existencia del problema de la desindustrialización argentina y considera loable el esfuerzo de recuperación del sector, pero quiere buscar soluciones mutuamente satisfactorias, apuntó el canciller brasileño Celso Amorim, en rueda de prensa este miércoles.
Un diplomático nunca rechaza nada de plano, comentó Amorim, sin admitir la posición inflexible de Brasil, pero a la vez descartando la aceptación plena de la propuesta de Buenos Aires. Existe necesidad de buscar soluciones alternativas, creativas, señaló..
Creemos que es mejor un proyecto de política industrial común, afirmó, reiterando la vieja expresión de que la solución es más Mercosur, en referencia a profundizar la integración.
Esto se puede conseguir con políticas comunes de compras gubernamentales, de financiamientos y asociaciones empresariales, opinó.
De hecho, empresarios de varios sectores han encontrado por sí mismos mecanismos para superar sus disputas, como ocurrió con los fabricantes de papel y de acero, y pueden inspirar caminos para solucionar la diferencia actual, sostuvo.
Los países del Mercosur tienen que enfrentar el mundo en conjunto, unirse para competir en la economía global, no entre sí, coincidieron Amorim y el empresario argentino Carlos Venier, otro dirigente de la Confederación de la Mediana Empresa.
El canciller brasileño destacó, en un artículo publicado este miércoles en el diario Folha de Sao Paulo, el crecimiento del comercio dentro del Mercosur como una base de su futuro.
Las exportaciones brasileñas a los demás miembros del bloque, que se limitaban a 1.320 millones de dólares en 2000, superarán los 8.000 millones de dólares este año. Pero, más importante aun es que los productos industrializados representan 93 por ciento de ese total.
Este último dato y el déficit argentino en el comercio bilateral, de 1.529 millones de dólares acumulado hasta octubre, confirman la asimetría de la que se quejan los argentinos. Sus exportaciones a Brasil son principalmente productos básicos, como petróleo, trigo y otros bienes agrícolas.
La amenaza de represalia lanzada el viernes por el secretario de la Cámara de Comercio Exterior del gobierno brasileño, Mario Mugnaini, indicaba la posibilidad de que Brasil colocara barreras al trigo, el arroz, el ajo, la cebolla y los vinos argentinos, en respuesta a las restricciones aplicadas por Buenos Aires a electrodomésticos y otras manufacturas brasileñas.