MERCOSUR: La nueva encrucijada

Celebraciones y pequeños avances tratarán de ocultar la tensión comercial que ensombrece la reunión semestral del Mercosur, que se desarrollará desde este miércoles y hasta el viernes en las meridionales ciudades brasileñas de Belo Horizonte y Ouro Preto.

Las medidas de salvaguardia que quiere establecer el gobierno argentino en el comercio dentro del bloque, para asegurar así la recuperación industrial de ese país ante la ”invasión de productos brasileños”, es la manzana de la discordia de turno.

Brasilia rechazó la propuesta de Buenos Aires y el secretario de la Cámara de Comercio Exterior de Brasil, Mario Mugnaini, amenazó con represalias si Argentina adopta nuevas barreras contra productos de este país.

Trigo, arroz, vino, ajo y cebolla procedentes de Argentina podrán sufrir restricciones, advirtió Mugnaini.

Argentina y Brasil, los dos principales socios del Mercosur (Mercado Común del Sur) que se completa con Paraguay y Uruguay, acordaron negociar esas cuestiones de modo bilateral el próximo mes para no empañar más aún la cumbre.

Por su parte, el presidente de Argentina, Néstor Kirchner, aseguró su presencia para no agravar la pelea con Brasil, cuyo gobierno se manifestó molesto por su ausencia de la reunión del 9 de este mes en la meridional ciudad peruana de Cuzco, donde se formalizó la creación de la Comunidad Sudamericana de Naciones.

La 27 Reunión del Consejo del Mercado Común, conformado por los cancilleres y ministros de Economía, tendrá lugar este miércoles y jueves en Belo Horizonte, la capital del estado de Minas Gerais.

Por su parte, los presidentes Kirchner, de Argentina, Nicanor Duarte Frutos, de Paraguay, Jorge Batlle, de Uruguay, y el anfitrión Luiz Inácio Lula da Silva, se reunirán en una primera instancia en la tarde del jueves también en Belo Horizonte, aunque la cumbre oficial se realizará el viernes en Ouro Preto, histórica ciudad del ciclo del oro en el siglo XVIII y ubicada en el mismo estado de Minas Gerais.

Los puntos de la agenda de trabajo prevista son la creación del Parlamento del Mercosur y de un fondo para financiar proyectos conjuntos de ”convergencia estructural”, la eliminación del doble cobro del arancel externo común, estrategias de creación de empleo y la reglamentación del Protocolo de Compras Gubernamentales.

Además se definirán numerosos acuerdos externos. Se formalizarán los ingresos de Ecuador y Venezuela como miembros asociados del Mercosur, sumándose así a Bolivia, Chile y Perú.

También será formalizado el acuerdo de preferencias comerciales del bloque con India y firmado otros con la Unión Aduanera de Africa Austral, compuesta por Botswana, Lesotho, Namibia, Sudáfrica y Swazilandia. En el primer caso los productos beneficiados se limitan a 900, la mitad de cada parte. Con los africanos, en tanto, serán cerca de 1.000 de cada lado.

La migración irregular, la cooperación en seguridad regional y en el área de salud son otros temas en discusión y que podrán producir otros acuerdos.

Tantos asuntos y acuerdos no ocultan la erosión que sufre el Mercosur en sus principales pilares, el comercio y el acercamiento entre Argentina y Brasil. Las discrepancias entre estos países amenazan la marcha del bloque desde que Brasil decidiera devaluar su moneda en enero de 1999, que desequilibró el intercambio.

Desde entonces se generaron nuevos desbalances en el comercio bilateral, que fue favorable a Argentina desde 1994. Este año, por primera vez Brasil debe obtener un superávit de cerca de 1.700 millones de dólares, en un intercambio que se acerca a 13.000 millones de dólares en los dos sentidos.

El gobierno argentino impuso este año restricciones al ingreso desde Brasil de refrigeradores, cocinas, máquinas de lavar, bienes electrónicos hechos en la Zona Franca de Manaos, en el norte del país, calzados y textiles. Las negociaciones sobre cuotas, definiendo límites para las exportaciones brasileñas fracasaron en algunos casos.

Como solución general y estable para los variados conflictos surgió la propuesta de aplicar medidas de salvaguardia para proteger sectores amenazados por los desequilibrios provocados por la evolución desigual de las economías del Mercosur.

El gobierno de Kirchner, bajo presión de los empresarios, argumenta que es necesario revertir la tendencia que haría de Argentina un simple exportador de materias primas, especialmente agrícolas, ante un Brasil industrializado, asimetría que no coincide con los objetivos del Mercosur.

Hasta ahora siempre se buscó superar las crisis con ”más Mercosur”, es decir profundizando la integración. En este caso los brasileños proponen integrar cadenas productivas e incluso una política industrial conjunta.

Pero se acumulan evaluaciones escépticas y propuestas de retroceso. En algunos sectores empresariales brasileños, como la poderosa Federación de las Industrias de Sao Paulo, ganó fuerza la idea de renunciar a la unión aduanera, devolviendo al Mercosur su carácter de simple zona de libre comercio.

La unión aduanera supone una política comercial conjunta, representada principalmente por un arancel externo común, que en el caso del Mercosur aún presenta centenares de excepciones ante las dificultades de cada país en adoptar los mismos tributos a sus compras de sus socios en todos los rubros.

Como área de libre comercio, cada país tendría más libertad de firmar acuerdos bilaterales y ampliar sus relaciones, como quería el actual presidente uruguayo de Batlle, que el 1 de marzo será reemplazado por el izquierdista Tabaré Vázquez.

Pero esta Cumbre de Ouro Preto tiene un gran valor simbólico, pues se celebran los 10 años de la conversión del Mercosur en unión aduanera, una instancia clave del bloque creado en 1991.

Además, ese retroceso pondría fin al deseo de alcanzar una zona de libre comercio con la Unión Europea, cuya intención manifiesta es sólo acordar con el Mercosur como unión aduanera, y se perdería la fuerza negociadora de un bloque unido.

De todas formas, las incertidumbres rodean esta Cumbre y curiosamente se revelan cuando parece mayor la proximidad ideológica entre los gobiernos del Mercosur.

Además de las administraciones progresistas de Argentina y Brasil, Uruguay será presidido a partir del 1 de marzo por Vázquez, quien fue elegido con más de 50 por ciento de los votos el 31 de octubre como líder del Encuentro Progresista/Frente Amplio/Nueva Mayoría.

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