La neurocirujana cubana Hilda Molina, quien espera desde hace diez años autorización para viajar a Argentina, aseguró este viernes que no pretendió crear una crisis diplomática con su ingreso a la embajada de ese país en La Habana.
Molina y su madre, Hilda Morejón, abandonaron anoche la legación argentina en la que permanecieron alrededor de 24 horas en calidad de huéspedes, y ambas se encuentran nuevamente en su hogar.
En declaraciones a IPS, Molina insistió en que ella y su madre llegaron a la embajada en la mañana del miércoles para conocer el texto de la carta de respuesta del presidente cubano Fidel Castro a su par argentino, Néstor Kirchner, sobre su caso.
En esa misiva, el gobierno cubano proponía que, para reunir a la familia, viajaran a Cuba el hijo de Molina, Roberto Quiñónez, y su esposa e hijos argentinos, con motivo de las fiestas navideñas y de fin de año.
Molina rechazó esa posibilidad y dijo que personal de la embajada le aseguró que el gobierno de Kirchner seguirá apoyando su caso, que afecta a dos niños argentinos que quieren ver a su abuela y se mantendrá el diálogo a nivel gubernamental.
El otro motivo esgrimido por Molina para ingresar a la embajada fue la posibilidad de comunicarse desde allí, mediante una teleconferencia, con su hijo y sus nietos Roberto, de nueve años, y Juan Pablo, de tres.
Nunca pensé que algo tan inocente fuera a provocar toda esta confusión. Yo no quisiera que haya problemas entre los dos gobiernos, afirmó Molina, quien aseguró haber abandonado la embajada al atardecer del jueves.
La permanencia en la sede diplomática en la noche del miércoles y casi todo el día siguiente se debió a que su madre, de 86 años, tuvo una crisis de hipertensión. Cuando se recuperó, decidí regresar a casa. No tenía sentido que permaneciéramos allí, señaló.
Ninguno de los reporteros apostados frente a la embajada advirtió el momento en que Molina y Morejón salieron del lugar. Nunca supe que allí había periodistas queriendo hablar conmigo, dijo la neurocirujana.
Molina fue fundadora y directora del Centro Internacional de Restauración Neurológica de Cuba (Ciren), una calificada institución de salud cubana, cuya atención a pacientes procedentes del exterior reporta ingresos de divisas al país.
La profesional alega que renunció a su cargo en 1994 por discrepar de la política del gobierno de Castro en materia de salud, pues empezó a privilegiar la atención a extranjeros como fuente de recursos financieros.
Desde entonces, Molina espera autorización de La Habana para viajar a Argentina por razones familiares, aunque no desea residir en ese país sudamericano, sino entrar y salir de Cuba.
No tengo experiencia política, no es mi mundo. Discrepo de cuestiones fundamentales relacionadas con mi profesión que se hacen acá. Eso es todo, añadió la médica, quien pidió deslindar a la Hilda Molina discrepante, de la Hilda Molina madre y abuela que desea ver a su familia.
El ingreso a la sede de la embajada de Argentina amenazó con una nueva crisis en las relaciones bilaterales, que se mantuvieron tensas durante varios años por discrepancias en torno al tema de los derechos humanos.
Las autoridades cubanas no se han referido al asunto públicamente y tampoco la prensa estatal del país caribeño.
Algunos medios de prensa especularon con una eventual petición de asilo, pese a desmentidos del médico Roberto Quiñones, el hijo de la científica radicado en Buenos Aires.
Según Molina, Buenos Aires esperaba de La Habana una respuesta similar a la brindada a la Unión Europea (UE) con la excarcelación, en los últimos meses, de 14 de los 75 opositores enjuiciados y condenados a largas penas de prisión en abril de 2003.
Después de la carta (de Castro), perdí la poca esperanza que tenía, afirmó Molina. En más de una ocasión pensó en seguir una huelga de hambre, pero no lo hizo porque su madre la necesita, agregó.
Sin embargo, medios diplomáticos latinoamericanos no descartan que las buenas relaciones entre Buenos Aires y La Habana (calificadas de excelentes por el propio Castro) faciliten una salida a la situación por razones humanitarias.
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