El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, partió este miércoles rumbo a Libia desde la capital de España, tras sellar una alianza progresista con el jefe de gobierno de este país, José Luis Rodríguez Zapatero, y sentar las bases para grandes negocios entre empresas de las dos naciones.
Chávez cumplió con una apretada agenda desde su llegada el domingo por la noche a España, donde recibió un premio y habló en la Universidad Complutense de Madrid, se reunió con empresarios, visitó Toledo en compañía del ministro de Defensa anfitrión, José Bono, y se reunió con el rey Juan Carlos I y el propio Zapatero, además de compartir almuerzos y cenas con ellos.
En el marco de su estancia en el país se desató una fuerte polémica ante la afirmación del canciller español, Miguel Angel Moratinos, de que el anterior gobierno, presidido por el centroderechista José María Aznar, había apoyado el fracasado golpe de estado de abril de 2002 en Venezuela.
La declaración de Moratinos, respaldada por Chávez, despertó una dura reacción del hoy opositor Partido Popular (PP), de Aznar.
Al recibir una medalla en la Universidad Complutense, al mandatario visitante rechazó la guerra de Iraq, el bloqueo estadounidense a Cuba (desde hace más de 40 años) y las amenazas al pueblo iraní, expresadas en los últimos días por portavoces de Washington.
También manifestó su satisfacción por el cambio de gobierno en España, concretado en mayo con la asunción del socialista Zapatero. A ese respecto señaló: ¡Qué alegre la España de hoy y qué triste la España subordinada a los mandatos de Washington.
En la noche del martes, Chávez y Zapatero ofrecieron una rueda de prensa, en la que el primero defendió un nuevo pensamiento progresista, transformador y liberador, que tiene que dar prioridad a las cuestiones sociales para enfrentar los males del neoliberalismo, que, añadió, sólo sirve para un mundo de guerras.
Zapatero apoyó esa posición, afirmando que un modelo basado en la paz es el máximo generador de democracia, progreso y desarrollo, seguridad compartida, democracia social, reglas del Estado de derecho y compromiso social intenso, un compromiso que debe comenzar por los que no tienen nada.
A su tiempo, Chávez, apoyó la propuesta de impulsar una alianza de civilizaciones, en especial para evitar enfrentamientos entre la denominada occidental (Europa y América) y la musulmana, lanzada en septiembre por Zapatero en la actual sesión ordinaria de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Ese planteamiento fue reiterado por el jefe del gobierno español en la XIV Cumbre Iberoamericana, realizada el 19 y 20 de este mes en San José de Costa Rica. Además, ambos anunciaron el compromiso de crear un Fondo Común Bilateral para financiación la educación en América Latina.
En cuanto a los negocios, se plantearon desde dos ópticas. Por un lado Zapatero dijo en el brindis al finalizar la cena ofrecida al visitante, que España dará una especial atención al sector naval, aludiendo a la voluntad expresada por Chávez de que su país podría encargar uno o dos buques petroleros a los astilleros españoles, que pasan por una gran crisis con amenaza de cierre.
Los buque-tanques, cada uno de los cuales tendría capacidad para transportar 130.000 metros cúbicos de crudo, serían encargados por la empresa estatal Petróleos de Venezuela SA (Pdvsa), que ya negocia precios, plazos y contrapartidas. Entre ellas está la ampliación de las concesiones de explotación de gas natural y petróleo a la firma transnacional Repsol-YPF.
Esta empresa española es ya la principal compañía privada en la producción de hidrocarburos y gas en Venezuela.
En las reuniones que acompañantes de Chávez celebraron en Madrid con directivos de Respsol-YPF se analizó la posibilidad de crear una empresa controlada por ésta y Pdvsa para explorar y extraer petróleo y gas en Maracaibo, al noroeste de Venezuela.
Además se realizó un foro en el que estuvieron representada 80 empresas venezolanas y dos centenas de españolas, para estudiar las posibilidades de comercio bilateral e iniciativas de inversión en varios sectores venezolanos.
En cuanto a la polémica política, que proseguirá la semana próxima cuando el parlamento reciba las explicaciones solicitadas a Moratinos, se desató tras la afirmación de éste de que Aznar apoyó el intento de golpe cívico-militar que alejó a Chávez del gobierno por dos días en abril de 2002.
En el anterior gobierno, cosa inédita en la diplomacia española, el embajador español recibió instrucciones de apoyar el golpe, cosa que no se va a repetir en el futuro, porque nosotros respetamos la voluntad popular, dijo Moratinos ante las cámaras de Televisión Española.
Horas después Chavéz se sumó a lo dicho por el canciller, al afirmar: No tengo duda de que fue cierto. Fue un gravísimo error del anterior gobierno español.
El presidente del PP, Mariano Rajoy, exigió al gobierno del Partido Socialista Obrero Español que desmintiese a su canciller o que lo destituyera del cargo, acusándolo de mentir y asegurando que ni Aznar ni nadie de ese gobierno apoyaron el golpe. La respuesta de Zapatero fue que Moratinos explicará su posición a los legisladores.
El empresario Pedro Carmona, efímero gobernante de facto venezolano y hoy prófugo de la justicia de su país, visitó Madrid días antes de la intentona concretada el 12 de abril, oportunidad en que se entrevistó con altas personalidades del gobierno de Aznar y del mundo de los negocios de este país europeo.
Una vez concretado el golpe y habiendo asumido la presidencia, el hasta ese entonces líder de Fedecámaras, la principal asociación empresarial de Venezuela, telefoneó a Aznar y también recibió la visita del entonces embajador español en Caracas, Manuel Viturro de la Torre, quien se presentó acompañado de su colega estadounidense, Charles Schapiro.
Cuando todavía Chávez estaba detenido en un cuartel y Carmona usurpando la presidencia, el portavoz parlamentario del PP, Gustavo de Arístegui, publicó un artículo en el diario El Mundo, de su país, apoyándolo.
La revuelta popular del jueves (en Venezuela) abre una puerta a la esperanzaà el nuevo gobierno tiene una tarea difícil: devolver la confianza a un pueblo harto y desengañado y que tiene derecho a la paz, a la democracia y a la prosperidad, escribió en esa ocasión Arístegui.
Asimismo y sin condenar en ningún momento el golpe de Estado, señaló que los gobiernos de Estados Unidos y España reiteran su convicción de que sólo la consolidación de un marco democrático estable puede ofrecer un futuro de libertad y progreso al pueblo venezolano.
Fuentes diplomáticas que pidieron no ser identificadas confiaron a IPS que en la cancillería existen documentos que prueban que Viturro de la Torre recibió desde Madrid instrucciones escritas para reconocer a Carmona como el nuevo mandatario.
En este marco de revisión, la futura secretaria de Estado de Estados Unidos, Condoleezza Rice, cuestionó a Chávez, en respuesta a que éste también involucró a Washington en ese intento por desplazarlo por la fuerza del gobierno de Venezuela.
Rice pidió a América Latina que se mantenga alerta ante las posiciones de Chávez, refiriéndose a él como el coronel ex rebelde.
El presidente venezolano entre risas replicó: Hasta en eso se equivocan, yo sigo siendo un rebelde.
Luego preguntó ¿quién es el que está consiguiendo hacer cada vez más miserables a los pueblos de nuestra América?, para añadir ¿quién, si no el imperialismo estadounidense?.
Chávez reclamó un nuevo pensamiento transformador y liberador, que nos permita seguir haciendo frente a este neoliberalismo brutal y sin límites que amenaza al planeta.