El gobierno de George W. Bush debe prestar mucha más atención a Asia y adoptar una posición menos unilateralista en el vínculo para mantener a sus aliados tradicionales en esa región, advirtieron expertos.
Dos grupos de trabajo organizados por la institución The Asia Foundation —uno compuesto por políticos y académicos estadounidenses, y el otro por expertos asiáticos— concluyeron que Washington debe ser más flexible en su relación con Corea del Norte y comprometerse más en asuntos transnacionales sin ser el terrorismo y la proliferación nuclear.
Ambos grupos advirtieron que la influencia de Estados Unidos en Asia puede disminuir peligrosamente si continúa restando importancia a sus aliados tradicionales.
”Estados Unidos debe cuidarse de que su inclinación al unilateralismo debilite o dañe su alianza con Japón y Corea del Sur”, previene el informe del grupo de trabajo asiático, encabezado por el diplomático Tommy Koh, de Singapur, y por Farooq Sobhan, ex secretario permanente de la cancillería de Bangladesh.
Aunque es improbable que Japón o Corea del Sur se distancien de Washington, ”no se debe suponer que nunca ocurrirá”, advirtió el grupo.
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Según el grupo de trabajo asiático, Washington debería persuadir a Asia de que ”Estados Unidos no está buscando la dominación en asuntos internacionales, sino el liderazgo mundial”, y recordó que ”el discurso a veces belicoso del gobierno” no ha ayudado a construir esa imagen.
Esta semana, Bush ratificó que la política exterior en su segundo mandato seguirá siendo de línea dura y unilateral al designar a Condoleeza Rice, su actual consejera de seguridad nacional, como la próxima secretaria de Estado (canciller). Rice asumirá en enero en sustitución de Colin Powell, considerado un ”moderado” dentro del gobernante Partido Republicano.
El grupo de trabajo estadounidense destacó que Estados Unidos ”debe ajustar con urgencia su política hacia Asia y adaptarla a las nuevas circunstancias”.
En particular, señaló el grupo, encabezado por los embajadores retirados Michael Armacost y Stapleton Roy, ”la inclinación de Washington por los tratados bilaterales, su preocupación por asuntos externos a Asia y su evidente deseo de mantener la máxima libertad de acción diplomática se han combinado para convertir a Estados Unidos en el 'hacetodo' en asuntos de cooperación regional”.
Ambos informes, que representan la culminación del proyecto ”El papel de Estados Unidos en Asia”, de Asia Foundation, se publicaron en momentos en que el gobierno prepara una nueva estrategia de seguridad nacional para el segundo mandato de Bush, que podría tener un gran impacto en las relaciones con Asia.
El anuncio el martes de que Rice sucederá a Powell en la secretaría de Estado confirma que hay una reforma en curso.
Algunos observadores anticipan una purga en el servicio exterior de funcionarios considerados insuficientemente leales al presidente Bush, a favor de los ”halcones” que han dominado la política exterior estadounidense desde los atentados del 11 de septiembre de 2001.
Tal cambio implicaría menos flexibilidad hacia Corea del Norte y sus ambiciones nucleares, así como una reversión de la mejora gradual de los vínculos con China desde la primavera boreal de 2001, cuando la crisis del avión espía de Hainan fue resuelta exitosamente por la diplomacia de Powell.
Esos cambios serían perjudiciales para la posición de Estados Unidos en Asia, advirtieron los dos grupos de trabajo de Asia Foundation, que manifestaron una fuerte preferencia por el compromiso de Estados Unidos con China en particular.
”Cualquier esfuerzo de Estados Unidos para contener a China sería, en el mejor de los casos, prematuro, y en el peor, muy contraproducente”, advirtió el grupo estadounidense, que exhortó a Washington a mantener sus bases militares de avanzada en Asia y a entablar ”discusiones estratégicas más profundas” con Beijing.
En cuanto a Corea del Norte, el grupo asiático aconsejó que, si Washington ”realmente desea poner fin al programa nuclear, debe hablar directamente con Pyongyang, aun en el contexto de las actuales conversaciones entre seis partes”. Los radicales del Pentágono y la oficina del vicepresidente Dick Cheney se oponen a ese diálogo.
Estados Unidos también debería apoyar una mayor integración de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), y reconocer que ”la lucha por la mente y el corazón de la comunidad musulmana de la región es en gran parte una lucha interna”, exhortó el grupo asiático.
Con respecto a las relaciones entre India y Pakistán, el grupo estadounidense señaló que Washington debería ”anticipar una nueva crisis y estar preparado para responder de inmediato”.