EDUCACION: Conjugando pobreza con calidad

La baja calidad de los sistemas educativos en algunas regiones del mundo impedirá que muchos países alcancen la meta de una ”educación para todos” en 2015. La pobreza no siempre es excusa.

Ese fue el compromiso asumido por la comunidad internacional hace cuatro años, durante el Foro Mundial de la Educación, realizado en Dakar.

No se puede llamar ”educación de calidad” a la que excluye, a la que se imparte en medio de enormes disparidades y desigualdades, definió Massimo Amadio, investigador de la Oficina Internacional de la Educación (OIE).

Aunque parezca un mensaje pesimista, la realidad es que la diferencia entre países ricos y pobres no deja de crecer, expuso.

En las naciones industriales, que integran la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), la escolarización de jóvenes de entre 15 y 19 años abarca a alrededor de 70 por ciento. En cambio, en la mitad de los países africanos apenas alcanza a 20 por ciento.

La esperanza de vida escolar en los países de la OCDE es de unos 16 años, mientras que en algunos países africanos ese promedio no se aproxima siquiera a los cuatro años.

El requisito de calidad es una de las condiciones para alcanzar la educación para todos. Los otros objetivos de Dakar son la atención y educación de la primera infancia, la enseñanza primaria universal, el aprendizaje de jóvenes y adultos, la alfabetización y la igualdad de género.

Una investigación efectuada por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) verificó que varios países, inclusive algunos de los más pobres, han logrado mejoras en la consecución de esas metas.

El trabajo, presentado este lunes en la sesión de un grupo de alto nivel sobre educación para todos que se realiza en Brasilia, deduce que la pobreza no es un obstáculo insuperable para realizar progresos en esa campaña.

Aunque en países de Africa subsahariana, Asia meridional y occidental y en estados árabes, sigue existiendo un déficit educativo masivo, aceptó el texto de un resumen del estudio distribuido en Ginebra.

Los países que han alcanzado los objetivos de educación para todos o que están a punto de lograrlo pertenecen en su mayoría a América del Norte y Europa occidental, central y oriental.

Otro grupo de naciones, que en gran parte se ubican en América Latina, presenta altos valores de consecución de los objetivos pero se muestran rezagados en el aspecto de la calidad de la educación, explicó la experta Nicole Bella, una de las autoras del informe de la Unesco ”El imperativo de la calidad”.

Otras 35 naciones aparecen a gran distancia de las metas fijadas. En ese grupo figuran 22 países de Africa subsahariana y tres países de Asia meridional de densa población, Bangladesh, India y Pakistán.

La finalidad de establecer la enseñanza primaria universal ha logrado progresos como demuestra la disminución del número de niños sin escolarizar, que pasó de 106,9 millones en 1998 a 103,5 millones en 2001.

Sin embargo, Bella observó que el ritmo de crecimiento de la escolarización es muy lento para alcanzar el objetivo en 2015.

En cuanto a la alfabetización, en 2002 había en el mundo unos 800 millones de adultos analfabetos. Al suministrar esa cifra, la Unesco corrigió una estimación anterior de 862 millones para la misma época.

Entre otros motivos, el censo realizado en China en 2000 demostró una disminución de analfabetos adultos superior a 50 millones.

De todos modos, esto no es suficiente asegurar el acceso a la educación, observó Amadio. Sin duda es importante llegar a la escuela. Pero una vez adentro hay que garantizar un mínimo de calidad, reclamó el experto.

Amadio, que colabora con la OIE, una dependencia de la Unesco con sede en Ginebra, describió la calidad como la enseñanza de lo necesario. Se debe asegurar que el contenido y el método de la educación sean de calidad, sostuvo.

Para ello se requieren un método dinámico, un contenido relevante, ”la posibilidad de tener acceso a contenidos de la educación que sean importantes y valiosos para la vida”. ”Una educación que sea dirigida al aspecto cognoscitivo, pero que también cultive las emociones y atienda el lado práctico, el aprendizaje de cosas que servirán para la vida”, dijo.

El experto recordó que la educación, sobre todo la de calidad, ”tiene un precio”. Si se quiere ofrecer un servicio calificado hay que invertir, insistió. Sin embargo, no se requieren inversiones desmesuradas, aclaró.

Bella sostuvo que es posible mejorar la calidad educativa sin incurrir en gastos excesivos, lo cual quiere decir que incluso las naciones más pobres pueden efectuar esa mejora.

En el grupo de países que obtienen altos rendimientos en la educación figuran Canadá que destina 5,5 por ciento de su producto interno bruto a la educación, Cuba con 8,7 por ciento, Finlandia, 6,4 por ciento y Corea del Sur, 3,6 por ciento.

La investigación comprobó que en esos países el elevado rendimiento se relaciona también con una actitud de motivación y de alta valoración de los docentes.

En cambio, en otras naciones los sueldos de los maestros han disminuido en relación con otras profesiones a lo largo de los últimos decenios. Bella mencionó los casos de Argentina, Indonesia y Uruguay.

Al respecto Amadio refirió que en América Latina es frecuente subir a un taxi y encontrar que el conductor es un maestro. ”Mi salario de docente es insuficiente”, explica.

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