UNION EUROPEA-MERCOSUR: La montaña parió un ratón

Ocho horas de reunión en la capital portuguesa y un comunicado de 25 líneas bastaron para echar por tierra las ya pocas expectativas de que se llegara, tras cinco años de esfuerzos, a un acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea (UE) antes del cambio de mando en este último bloque.

El nuevo ejecutivo de la UE encabezado por el ex primer ministro portugués José Manuel Durão Barroso (2002-2004), que asumirá el 1 de noviembre, deberá proseguir las complicadas negociaciones en fecha a fijar en el primer trimestre de 2005, precedida de una reunión técnica antes del fin de este año.

En un lenguaje formal diplomático, la nota emitida al término de la reunión cerca de la medianoche de la víspera resalta que se logró ”un significativo progreso” y subraya la necesidad de ”hacer mucho más para alcanzar el ambicioso nivel que refleje la importancia estratégica del Acuerdo de Asociación” entre la UE y el Mercosur (Mercado Común del Sur).

A la cita de Lisboa acudieron los comisarios europeos Pascal Lamy, de Comercio, y Franz Fischler, de Agricultura, los cancilleres Celso Amorim, de Brasil, y Leila Rashid, de Paraguay, el vicecanciller de Uruguay, William Ehlers y el secretario de Estado de Relaciones Económicas Internacionales de Argentina, Alfredo Chiaradia.

En diálogo con la prensa tras el encuentro y ya en la madrugada de este jueves, Lamy y Amorim salieron al paso de las afirmaciones de analistas que indicaban el 20 de octubre como ”la última oportunidad” para suscribir el acuerdo, debido al cese en funciones 11 días después de los actuales integrantes de la Comisión Europea, el órgano ejecutivo de la UE.
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”Estas negociaciones fueron acerca de la sustancia y no de plazos, por lo que serán continuadas por nuestros sucesores, tal como nosotros las heredamos de nuestros antecesores, pues de esto se trata cuando hablamos de la continuidad sólida de la UE”, señaló Lamy.

Por su parte el canciller de Brasil y en nombre de sus pares de Argentina, Paraguay y Uruguay, los miembros plenos del Mercosur, hizo especial hincapié en ”la gran voluntad política y los progresos significativos” conseguidos en Lisboa.

Ambas partes ”demostraron gran flexibilidad en algunos puntos, lo que no fue suficiente para llegar a un acuerdo, pero sí fue suficiente para ser optimistas, al quedar clara la gran voluntad de ambos bloques para alcanzar un consenso”, añadió Amorim.

El funcionario brasileño destacó también el hecho de que ”el Mercosur habló con una sola voz”, independientemente de los intereses nacionales más específicos de cada uno de sus miembros.

El concepto básico de esta reunión ”fue el esfuerzo para explorar los límites de negociación, algo que no había sido auscultado antes”, añadió.

Según los representantes del Mercosur, la UE ha impuesto nuevas condiciones al aumento de cuotas de su importación de algunos productos agrícolas y ha desgravado otros, mientras el bloque europeo considera demasiado limitada la apertura del Mercosur en el sector de automotores, en servicios y en compras gubernamentales.

En el ámbito agrícola, el más sensible de las negociaciones, los poderosos ”lobbies” (grupos de presión) europeos, encabezados por la intransigencia francesa, han sido quienes han presentado el principal obstáculo al consenso entre los bloques.

Las negociaciones ya se arrastran desde hace cinco años sin resultados concretos, pese a que economistas de ambos lados del océano Atlántico entienden que el acuerdo entre los dos bloques sería un paso importante para incrementar el intercambio comercial, que se sitúa hoy en 40.000 millones de dólares anuales.

De concretarse un acuerdo el próximo año, se lograría un objetivo ampliamente defendido por el canciller Amorim como es dar vida a la mayor área de libre comercio del mundo, con casi 700 millones de habitantes tras la ampliación el 1 de mayo de la UE de 15 a 25 países miembros.

Sin embargo, en una reciente entrevista al Diario Económico de Lisboa, el representante de Brasil ante la Organización Mundial de Comercio, embajador José Alfredo Graça Lima, opinó que sería preferible para el Mercosur esperar por los avances de las negociaciones en esa sede para después concluir un acuerdo con la UE.

Según el analista económico portugués Alfredo Valladão, ”lo paradójico es que las diplomacias de los dos lados están convencidas de la necesidad de este acuerdo, pero no están en condiciones de enfrentar la gritería de aquellos que no desean ningún acuerdo”.

”Los negociadores de la Comisión (de la UE) desean concluir el negocio porque están convencidos de que un Mercosur, con un proyecto parecido al de la UE, puede ser el aliado ideal para promover un mundo más multilateral”, añadió en un análisis publicado el miércoles.

Pero la UE sabe también que son necesarias garantías para exportaciones e inversiones en el Mercosur ”frente al peligro de una futura Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA), porque sin esas seguridades sería entregar todo el control a Estados Unidos”, advierte Valladão.

No obstante estos condicionantes, Lamy y Amorim mostraron optimismo al finalizar la reunión del miércoles, asegurando que si no se llegó a un acuerdo es porque se habría firmado un documento sin el nivel deseado.

”El espíritu fue entonces determinar las flexibilidades y ya las encontramos en varios asuntos”, subrayó Amorim.

Según Lamy, el gran logro de este encuentro ”fue el gran nivel de confianza al que llegamos. Se trató de decidir si deteníamos el tren en Lisboa o lo dejábamos avanzar. Y decidimos hacer avanzar el tren”.

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