El naciente movimiento ambientalista de China lanzó una campaña para impedir la construcción de una gran represa, envalentonado por el éxito de otra demanda anterior y confiado en que será atendido por la nueva generación de líderes comunistas.
Nueve organizaciones no gubernamentales enviaron una carta al gobierno a comienzos de este mes, pidiéndole que suspenda un proyecto para construir una central hidroeléctrica sobre el río Yangtze, en la meridional provincia de Yunnan.
Los ambientalistas arguyen que la represa destruirá el ecosistema del Cañón del Salto del Tigre, uno de los más profundos del mundo, y obligará el desplazamiento de unas 100.000 personas que viven en la zona.
Llamamos a las autoridades a que cumplan con su visión de 'desarrollo científico' para equilibrar los intereses humanos y los de la naturaleza, y de esa forma salvar a nuestro precioso patrimonio mundial como el de Hutiaoxia (Cañón del Salto del Tigre), señala la misiva, firmada entre otros por los grupos Voluntarios para una Tierra Verde y Amigos de la Naturaleza.
El desarrollo científico aludido en la carta es un concepto manejado por los nuevos dirigentes del Partido Comunista, que consideran la protección ambiental como parte de un plan integral para el desarrollo de la economía y de la sociedad.
El presidente Hu Jintao y el primer ministro Wen Jiabao, máximos representantes de la nueva generación de líderes comunistas, se comprometieron a llevar adelante una gran limpieza ambiental en todo el territorio de China, uno de los países más contaminados.
Los activistas decidieron que éste sea el objetivo de su próxima campaña. Yo creo que tendrán éxito, porque es un caso paradigmático del equilibrio entre la conservación y el desarrollo, dijo el ambientalista Ma Jun, autor de varias investigaciones sobre la contaminación de los ríos chinos.
El daño ambiental está llegando a un límite en este país de 1.300 millones de habitantes, según los activistas, y las políticas para revertirlo cuestan al Estado entre cinco y 12 por ciento de su producto interno bruto.
Las organizaciones no gubernamentales tomaron fuerza a inicios de este año cuando, luego de una larga campaña en todo el país, el primer ministro Wen decidió suspender la construcción de una represa en el río Salween, compartido con Birmania y Tailandia.
El gobierno esperaba generar con ese embalse 21 millones de kilovatios de electricidad al año, 30 por ciento más que la gigantesca represa de Tres Gargantas.
La demanda energética de la próspera economía china aumentó drásticamente en los últimos años, obligando a Beijing a buscar nuevas fuentes. El gobierno argumenta que las represas impulsarán aun más el desarrollo y así ayudarán a sacar a miles de personas de la pobreza.
Los medios de prensa chinos informaron días atrás el inicio de las obras en el Cañón del Salto del Tigre y las quejas de la población del lugar.
Los activistas esperan recibir tanto apoyo en esta campaña como cuando se opusieron a la represa en el río Salween.
En esa oportunidad, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura respaldó las demandas de los ambientalistas y reconoció al río como patrimonio de la humanidad por su singular biodiversidad.
La decisión del primer ministro de suspender ese proyecto dio nuevas esperanzas a los ambientalistas, que por años lucharon en vano contra la construcción de la represa de Tres Gargantas, la más grande del mundo y responsable del desplazamiento de cerca de dos millones de personas.
Mientras, los principales periódicos y semanarios del país, como Southern Weekend, Beijing Today y China Daily, pidieron en sus últimos editoriales que se preserve el patrimonio del cañón.
Sin embargo, algunos ecologistas no son tan optimistas, y dudan de que el proyecto pueda detenerse.
Hay muchas cosas en juego. Además de las compañías de energía, el gobierno de Yunnan está muy entusiasmado, y considera que el lugar es el mejor para el proyecto, dijo Ma Jun.
Las obras están a cargo del gobierno provincial de Yunnan y una subsidiaria de la gigante de la electricidad China Huaneng Group, la productora independiente de energía más grande del país.
Esta compañía es dirigida por Li Xiaopeng, hijo del ex primer ministro Li Peng, uno de los principales impulsores de la construcción de la represa de Tres Gargantas.
La firma pagará al año más de 48 millones de dólares en impuestos a Beijing, el doble de los ingresos anuales del gobierno local de Lijiang, que tiene a su cargo la vigilancia del Cañón del Salto del Tigre, según informó el Southern Weekend.