Gracias a Panamá, la imponente águila arpía (Harpia harpyja) quizá retome vuelo, ya sin la marca de ave amenazada. Pero para que eso suceda, y siempre que merme la acción depredadora del hombre, deberán pasar aún de 20 a 25 años.
Panamá es el único país de América Latina que puso en el centro de sus preocupaciones a estas águilas, que tras volar libres cientos de años en una zona que abarcó de México a Argentina, comenzaron a desaparecer por la destrucción de su hábitat y la acción de cazadores.
Tras cuatro años de trabajo, la Fundación Fondo Peregrino de Panamá consiguió liberar hace poco a cinco águilas arpías, todas nacidas en cautiverio. Dos de ellas ya están en zonas protegidas de Panamá y otras tres en parques de Belice.
Se trata de un gran éxito. En 2001 nacieron 17 pichones en cautiverio, y en 2002 y 2003 un promedio de siete por año, cifras que superan con creces lo logrado en el pasado por científicos en Estados Unidos, donde también se buscó rescatar a la especie.
En territorio estadounidense nacieron siete pichones de águila, pero en un período de 10 años.
Sin embargo, aún queda mucho por hacer para asegurar el futuro a esa especie, que está en peligro como otras docenas de América Latina y el Caribe.
Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, en la región hay más de 400 aves que tienen clasificaciones de vulnerable, en peligro y en grave peligro de desaparecer. Una de ellas es el águila arpía, especie rapaz que llega a medir más de un metro y a pesar ocho kilogramos.
En la región hay más de 300 mamíferos amenazados en diversos grados, sobre 150 tipos de peces, más de 100 de reptiles y unos 30 de anfibios. La mayor cantidad de especies en peligro se encuentra en los países de mayor biodiversidad, como Brasil, Colombia, Ecuador, México y Perú.
Lo logrado con el águila arpía es muy importante, pero habrá que esperar de 20 a 25 años más para saber si el proyecto de rescate cumplió su cometido, explicó a Tierramérica Magali Linares, directora de la Fundación Fondo Peregrino, que opera con apoyo de científicos y donantes estadounidenses.
En 2006 se conocerá si las primeras cinco aves liberadas lograron conseguir pareja y se reprodujeron. Luego habrá que confirmar cuánto dura su vida reproductiva, calcular su mortalidad, seguir con liberaciones y finalmente distribuir aves en Mesoamérica (México y los países de América Central), donde está el hábitat ideal para la especie.
Nuestro proyecto no tiene antecedentes en América Latina. Venezuela y Ecuador se han interesado en el tema de la reproducción del águila arpía, pero finalmente no la han llevado a la práctica, indicó Linares.
El objetivo de la Fundación Fondo Peregrino es que la especie se recupere en Panamá, luego en Belice y finalmente en gran parte de Mesoamérica.
Esta ave rapaz de gran tamaño, que generalmente trata de pasar inadvertida, tiene como medio ideal de vida el bosque húmedo tropical, hasta una altura máxima de 800 metros sobre el nivel del mar.
A pesar de estar amenazada, se sabe que aún quedan algunas de estas águilas en Brasil, Ecuador, Nicaragua Perú y Venezuela.
En Panamá, donde el gobierno declaró a la arpía ave nacional en 2002, hay apenas unos 50 nidos de la especie, que seguramente se irán multiplicando con la liberación de aves nacidas en cautiverio, lo que sucede cuando cumplen tres años.
Vamos a seguir trabajando por el águila arpía, pero el futuro de la especie dependerá también de los compromisos que asuman otros países y de que bajen las presiones ambientales, subrayó Linares.
*Publicado originalmente el 2 de octubre por la red latinoamericana de diarios de Tierramérica.