Las estrechas calles del campamento de refugiados de Balata, en las afueras de la norteña ciudad cisjordana de Naplusa, y el casco histórico de esa ciudad son señalados como centros de un creciente involucramiento con la resistencia palestina del grupo libanés Hizbolá (Partido de Dios).
Balata ha sido un foco de actividad palestina contra la ocupación israelí durante la intifada (insurrección) que comenzó hace cuatro años, y en ese campamento nació la Brigada de Mártires de Al Aqsa, aliada al movimiento Fatah del presidente palestino Yasser Arafat y considerada responsable de incontables atentados suicidas en Israel.
Según las autoridades de Israel, Hizbolá, que actúa legalmente en Líbano, tuvo relación directa o indirecta con cerca de 75 por ciento de los atentados realizados o fallidos contra objetivos israelíes en los últimos dos meses.
Una fuente palestina en la central ciudad cisjordana de Ramalá, que habló con IPS a condición de no ser identificada, afirmó que la Autoridad Nacional Palestina (ANP) está al tanto del grado de "apoyo" que Hizbolá brinda en la actualidad a los grupos militantes contra Israel, y mantiene en esta cuestión el mismo criterio aplicado a todas las actividades de esos grupos: no intervenir "mientras se mantenga la agresión israelí".
Hizbolá, apoyado por Siria e Irán, está en la lista de organizaciones terroristas del Departamento de Estado (Ministerio de Relaciones Exteriores) estadounidense, aunque no en la de la Unión Europea, y el gobierno israelí mantiene su posición de que quien respalde los ataques contra él es un posible blanco.
Dirigentes de Fatah y de la oposición islámica a Arafat en Naplusa coinciden en que Hizbolá tiene realmente "algunas formas prácticas" de involucramiento con grupos armados palestinos, pero nadie admite ser receptor de ese indefinido apoyo, que según algunas fuentes es ante todo económico, mediante bancos con sede en Jordania que operan en Palestina-
Otros sostienen que Hizbolá ha intentado aportar armas a los grupos resistentes, que les aporta información mediante Internet para realizar atentados y fabricar explosivos y misiles, o que entrena a combatientes palestinos en Irán.
Por otra parte, la emisora de televisión libanesa de Hizbolá, llamada Al-Manar, tiene poderosa influencia entre la población palestina.
El propio Hizbolá admite que apoya a los palestinos con hechos, y no sólo con palabras, y Hassan Nasrallah, dirigente de ese partido, calificó a uno de sus integrantes asesinado en julio en Beirut como el coordinador para los territorios palestinos.
El partido libanés es popular en Palestina por su lucha de casi 20 años para resistir con medios políticos y militares la ocupación del sur de Líbano por fuerzas israelíes, cuyo fin en mayo de 2000 es considerado el primer auténtico triunfo árabe contra Israel.
Investigaciones de IPS revelaron discrepancias en el campo palestino en relación con el presunto apoyo creciente de Hizbolá a la resistencia contra Israel en Cisjordania y Gaza. Gran parte de los integrantes de la ANP y de Fatah consultados dijeron que no les agradaba esa "interferencia extranjera".
"El apoyo de Hizbolá no es inocente. Busca bloquear toda posibilidad de un proceso de paz", sostuvo Nasser Badawi, alto dirigente de Fatah en Balata y muy cercano a las Brigadas de Mártires de Al Aqsa, que pasó 17 meses en una cárcel israelí hasta ser liberado este año.
En Balata y otros centros de la resistencia palestina, como Gaza y la norteña ciudad cisjordana de Jenin, gran parte de las células que se identifican como parte de Fatah tienen una relación muy laxa con las Brigadas.
En todo caso, una importante cantidad de esos grupos de cuatro a 10 personas manifiestan que aceptarían sin reparos dinero de Hizbolá.
Badawi admitió que en Balata, "muchos de los pequeños grupos buscan apoyo de gente como la que integra Hizbolá".
"Eso no es bueno, no queremos que nuestro pueblo sea influenciado por extranjeros, y tratamos de evitarlo", comentó.
Luai Abdo, otro dirigente de Fatah en Naplusa, se opone con vehemencia aun mayor a los vínculos con Hizbolá, y deplora que "Israel y Siria no combatan en las alturas del Golán (territorio sirio ocupado por Israel desde 1967) sino aquí, en Cisjordania y Gaza."
"Estamos (la ANP y Fatah) divididos y débiles. Por eso todo el mundo mete la nariz en nuestros asuntos", arguyó.
Pero Amin Maqbul, uno de los más altos dirigentes de Fatah en Cisjordania, opina que "si grupos como Hizbolá quieren apoyar nuestra causa, deben hacerlo mediante respaldo a movimientos nacionales" como el suyo, y no para promover actividades al margen de las orientaciones de la ANP.
Maqbul, que está a cargo del Comité Ejecutivo de Fatah, conoce informes sobre presunto aporte de dinero a su organización por parte de Hizbolá, mediante bancos jordanos y por otras vías, y piensa que esos informes son veraces.
"El problema es que algunos grupos reciban por su cuenta apoyo del exterior, y actúen contra las políticas nacionales que hemos definido", apuntó el dirigente, quien aseguró no tener dudas de que eso ocurre y aumenta las tensiones entre Fatah y las organizaciones Jihad Islámica y Hamás (Movimiento de Resistencia Islámica).
Fatah acusa a esos grupos de torpedear el cese del fuego acordado por la ANP con Israel, en cumplimiento de "órdenes desde el exterior".
Youssef Aaref, alto dirigente del grupo Jihad Islámica en Cisjordania, rechaza esas críticas y alega: "Nuestra lucha es legítima, de modo que también es legítimo que sea apoyada desde el exterior".
Según su versión de los hechos, Hizbolá está involucrado en algunas formas con actividades de la resistencia palestina, pero Jihad Islámica no recibe dinero de ese partido libanés ni de Irán.
"En términos logísticos es muy difícil", adujo sin dar más explicaciones.
En general, sólo desde Fatah se objeta el presunto apoyo de Hizbolá a la resistencia palestina contra Israel.
El académico Abdel Sater Kassem, de la universidad de Al-Najjah, en Naplusa, vinculado con la oposición islámica a Arafat e interesado en disputarle la presidencia si hay elecciones el año próximo, opinó que ayudar a los palestinos es el deber de Hizbolá y "está en el programa" de ese partido libanés.
En su opinión, los palestinos necesitan esa ayuda porque no están bien organizados ni son "verdaderos revolucionarios", porque están demasiado deseosos de llegar a acuerdos, mientras que los integrantes de Hizbolá "seguirían combatiendo aunque todos los demás árabes llegaran a acuerdos de paz con Israel".
Kassem está convencido de que el involucramiento de Hizbolá con la resistencia palestina es real, pero dijo no saber de qué modo se concreta.