Japón se apresta a lanzar una agresiva campaña por la ampliación del Consejo de Seguridad de la ONU, en el cual reclama un puesto permanente.
La composición del Consejo de Seguridad debe reflejar la realidad geopolítica del siglo XXI, indicó la Misión Permanente de Japón en la ONU (Organización de las Naciones Unidas) en un informe de cinco páginas publicado este lunes.
Aunque la integración del foro mundial pasó de 45 países, en su fundación en 1945, a 191 en la actualidad, el Consejo de Seguridad, su órgano más poderoso, sólo se amplió una vez, de 11 a 15 miembros en los años 60.
La mayoría de los países de la ONU apoyan la ampliación del Consejo de Seguridad, tanto de sus miembros permanentes como no permanentes, indica el documento.
En las instancias inaugurales de la sesión de la Asamblea General de la ONU en septiembre de 2000, conocida como Cumbre del Milenio por la asistencia de numerosos jefes de Estado y de gobierno, 98 países efectuaron declaraciones explícitas en ese sentido, recordó la misión japonesa.
El Consejo actual integra a cinco miembros permanentes con capacidad de veto sobre las resoluciones del órgano —China, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y Rusia— y 10 miembros no permanentes, elegidos por periodos de dos años por un criterio de rotación geográfica.
Los cuatro aspirantes más fuertes a puestos permanentes en el Consejo —Alemania, Brasil, India y Japón— realizarán una declaración conjunta a fines de este mes para exigir la reforma y ampliación del cuerpo.
En el discurso que pronunciará ante la Asamblea General esta semana, el primer ministro japonés Junichiro Koizumi formulará un fuerte reclamo en ese sentido.
Cada vez más países del Sur pobre, la mayoría de ellos receptores de asistencia japonesa, apoyarán públicamente la demanda de Tokio cuando sus jefes de Estado y de gobierno asistan al plenario de la Asamblea General, que concluirá el 1 de octubre.
Un comité de la ONU pasó 10 años considerando cómo establecer una representación equitativa en un Consejo de Seguridad ampliado, pero ha hecho pocos avances.
Ninguno de los actuales cinco miembros permanentes se ha opuesto abiertamente a una ampliación, pero tampoco parecen demasiado dispuestos a compartir el poder.
Consciente del hecho de que cuenta con votos, el gobierno japonés unió fuerzas con Alemania, Brasil e India para impulsar sus reclamos.
Como países industriales y potencias económicas, Japón y Alemania tienen grandes argumentos para su Causa. Italia ha tratado de menoscabar la posición alemana, y Corea del Sur, la japonesa.
De las tres regiones geopolíticas del Sur en desarrollo, Asia y América Latina y el Caribe lograron consenso en su respaldo a un candidato. Solo Africa fracasó en el intento.
Argentina y México tenían aspiraciones de integrarse al Consejo, pero Brasil se valió para predominar de su mayor poder político y económico..
Tres países africanos pretenden formar parte del cuerpo: Egipto, Nigeria y Sudáfrica. Pero los gobiernos del continente no han logrado ponerse de acuerdo. Mientras, India no cuenta con oposición en la región asiática.
A la Asamblea General corresponderá la decisión definitiva.
La experta Phyllis Bennis, del Instituto para Estudios Políticos radicado en Washington, dijo que una reforma real del Consejo requeriría poner fin, no ampliar, las prerrogativas de los miembros permanentes, como el derecho al veto.
Hasta que eso no suceda, si la integración de nuevos miembros con derecho a veto en el Consejo es dirigida para ampliar su representación, la meta sólo se alcanzaría incorporando a potencias regionales importantes del Sur, países como Sudáfrica, Brasil o India, indicó Bennis.
La reforma real del Consejo no parece estar en la agenda de nadie, e el actual ambiente de relaciones de poder mundial tan desequilibradas, sostuvo la experta.
Mientras, la democratización de la ONU podría procesarse de manera más inmediata a través de la asignación de mayor poder a la Asamblea General, el más democrático —si bien caótico— de los órganos del sistema de las Naciones Unidas.
Un portavoz de la cancillería japonesa dijo a IPS que su país elevó el monto de los aportes a los presupuestos operativos y de mantenimiento de la paz de la ONU, y que, sin embargo, no tiene mayor poder en el proceso de toma de decisiones.
Tokio aporta 19,5 por ciento del presupuesto de la ONU. Es el segundo contribuyente detrás de Estados Unidos, que entrega 22 por ciento. Los restantes miembros permanentes del Consejo —China (1,5), Francia (6,5), Gran Bretaña (5,5) y Rusia (1,2)— aportan a 14,7 por ciento.
