El ex presidente de Haití Jean Bertrand Aristide no ceja, pese a no estar en el gobierno ya hace seis meses, en su demanda a Francia de una reparación para su país, por los 90 millones de francos pagados a la antigua metrópoli colonial para obtener su reconocimiento en el siglo XIX.
Muchos creen que la reticencia de Francia a apoyar el despliegue de una fuerza internacional de paz en Haití se vincula con el reclamo de Aristide, formulado poco antes de la celebración de los 200 años de la independencia, el 1 de enero pasado, dos meses antes de perder el poder.
El Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) rechazó el 26 de febrero el pedido de la Comunidad del Caribe (Caricom) de enviar fuerzas de paz a Haití, pero lo aprobó por unanimidad tres días después, pocas horas después de la caída de Aristide.
El ex presidente ahora está exiliado en Sudáfrica, y asegura que jamás renunció, sino que fue obligado a abandonar el país por fuerzas de Estados Unidos que lo condujeron en un avión a República Centroafricana.
Ahora, Haití tiene un gobierno de transición apoyado por Washington pero sin la participación del centroizquierdista Partido de la Familia Lavalas, de Aristide.
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Creo que el pedido de reparaciones podría estar vinculado con la negativa francesa a aprobar una fuerza de paz, dijo a IPS la presidenta del no gubernamental Comité de Jamaica para el Intercambio, Myrtha Desulme.
Los franceses no estaban para nada a gusto y habían hecho comentarios muy hostiles, si bien Aristide sí tiene fundamentos para la demanda, porque eso es lo que provocó la catástrofe de Haití, sostuvo.
En noviembre de 2003, Aristide exigió públicamente a Francia que pagara a Puerto Príncipe más de 21.000 millones de dólares.
Esa suma es equivalente en valores vigentes a los 90 millones de francos de oro que Haití debió a entregar a París para que la antigua metrópoli reconociera su independencia, en concepto de compensación para los inversores y los colonos franceses despojados de sus tierras.
Los pagos efectuados entre 1838 y 1883 constituyeron uno de los factores que sellaron el destino de Haití como el país más pobre de América, coinciden historiadores y economistas.
De todos modos, el experto en historia haitiana Michael Dash, de la Universidad de Nueva York, consideró poco probable que Francia haya colaborado con la salida de Aristide para poner fin a su demanda.
Esa demanda ciertamente no le hizo ganar ninguna simpatía de los franceses, pero pienso que las últimas acciones de París en Haití tienen más que ver con un intento de formar algún tipo de alianza con Estados Unidos tras el desencuentro por Iraq, dijo Dash a IPS.
Francia se negó a avalar el año pasado en el Consejo de Seguridad la invasión a Iraq emprendida por Estados Unidos y Gran Bretaña.
Sin duda, la crisis haitiana acercó a los dos países.
Ahora está por verse si, tras la salida de Aristide del poder, la demanda de una reparación morirá.
Una haitiana hoy residente en Jamaica que dice llamarse Desulme no está segura. La geopolítica se trata de cuánto músculo puede flexionarse, y ahora ahí no tiene ningún músculo para flexionar. Se encuentra en tal devastación que no tendrá fuerzas para reclamos, dijo.
Pero los haitianos deben mantener la reivindicación, tanto ejerciendo presión dentro del país como a través de los amigos del país caribeño en el extranjero, añadió Desulme.
Haití sufrió injusticias masivas. Ahora, si la palabra 'reparaciones' causa resistencias a los franceses, pueden llamarlas como quieran, pero tienen la obligación de reconstruir Haití porque ellos construyeron su riqueza de nuestro país y lo arruinaron, enfatizó.
Debemos seguir pidiendo reparaciones aun si ellos no las pagan. Creo que lo hecho fue una injusticia masiva, y el mundo tiene que saberlo, concluyó.
Dash no cree que el reclamo se desvanezca, porque Aristide obtuvo mucho apoyo para su demanda tanto dentro como fuera de Haití.
La realidad es que resultaba poco probable que él, en particular, recibiera un centavo de los franceses. Pero un sucesor podría pedir con más diplomática algún gesto a Francia para compensar los sufrimientos de Haití, sostuvo el historiador.
A los franceses, es cierto, no les gusta afrontar su pasado esclavista y colonial. Pero en estos tiempos se piden reparaciones de todo tipo, y en este caso se trata de dinero documentadamente pagado a una potencia colonial para compensarla por sus pérdidas de propiedad, cuyo pago sumió a Haití en décadas de deuda, explicó.
En abril, el presidente interino de Haití, Gerard Latortue, calificó la demanda de Aristide de ilegal y ridícula. Se prevé que su gobierno convoque a elecciones para el año próximo.
Desulme cree que Francia podría comenzar ayudando a Haití a desarrollar su infraestructura destruida. Tienen la deuda moral de poner en Haití el equivalente de lo que fue pagado, en carreteras y en agua potable, por ejemplo, indicó.
La comunidad internacional deberá hacerlo, lo llamen 'reparaciones' o no, añadió.
Las fuerzas de paz de la ONU, lideradas por Brasil, reemplazaron al contingente multinacional que, dirigido por Estados Unidos, había ocupado el país luego de la salida de Aristide. Pero ninguna fuerza ha sido capaz todavía de desarmar a la población y a las distintas facciones que aún luchan para tomar el poder.
La periodista y coordinadora del Movimiento para las Reparaciones de Jamaica, Barbar Blake Hannah, afirmó que el tema de las reparaciones a Haití compete a todo el Caribe.
Haití es sólo una parte del mismo 'barco de esclavos' en el que todos sufrimos, dijo a IPS.
Blake Hannah lamentó que no hayan habido muchas iniciativas en la región para pedir reparaciones a las metrópolis, y señaló que su organización todavía espera que el gobierno de Jamaica cumpla su promesa de convocar una mesa redonda para discutir un pedido a Gran Bretaña.
Mientras, los pedidos de reparaciones crecen en otras partes del mundo.
El reino de Bunyoro-Kitara, en el oeste de Uganda, que cuenta con cierta autonomía respecto del gobierno central, decidió semanas atrás reclamarle 5.500 millones de dólares Gran Bretaña ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya o ante un tribunal londinenses por las matanzas y despojos causadas por la metrópoli entre 1894 y 1899.